Capitulo Único

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Las misiones espaciales siempre eran agotadoras. Por lo general, la liga no se encargaba de solucionar los conflictos estelares de otros sistemas solares, para eso existía Oa y sus linternas verdes. Sin embargo, de vez en cuando, Superman tenía que hacerse cargo de alguno de aquellos eventos fuera de la tierra, como detener la guerra civil en un planeta donde su avanzada tecnología podía representar un peligro para el resto del universo.

Clark estaba cansado, ingresó a la atmosfera del planeta tierra y se despidió de Hal Jordan mientras aceleraba su vuelo. A esa altura, no podía percibir el perfume del viento, pero estar de vuelta en casa siempre le provocaba una sonrisa.

Constantemente, los villanos le recordaban que no era un humano, que este no era su hogar, pero cuando despertaba cada día y miraba el sol en el cielo, sabía que quería quedarse para siempre. Ellos se equivocaban, no había otro lugar al que pudiera pertenecer. Su vida estaba en Metrópolis, sus raíces provenían de Kansas y últimamente había un nuevo lugar en el que le gustaba estar.

Era de noche sobre ciudad Gótica. Las luces de la mansión Wayne estaban apagadas, excepto por un par de habitaciones. Superman disminuyó la velocidad de su vuelo y revisó los movimientos en la casa, Alfred estaba en el primer piso, parecía muy cómodo leyendo en la sala.

Quizá Bruce no estaba en la vivienda, era usual que ocupara sus noches para limpiar las calles de todo crimen.

El superhombre repasó los dormitorios a los que podía accesar con su visión de rayos x y finalmente lo encontró.

La habitación principal, tenía una enorme ventana con paso a un balcón. Las ramas de algunos árboles acariciaban constantemente el barandal forjado con flores de hierro, Clark aterrizó con suavidad en aquella zona, una ráfaga de aire jugaba con las cortinas haciéndolas ondear con insistencia.

— Sé que estás aquí.

La voz serena de Bruce Wayne se extendió a través de los claros y oscuros de la habitación al descubrir la presencia del intruso.

Clark sonrió con anticipación.

— Creí que yo era el que tenía súper oído.

— Poseo mis recursos.

El amo y señor de la mansión, estaba de pie frente a un espejo de cuerpo completo. A través del reflejo de aquel marco de caoba antigua, pudo ver a Superman caminando en su dirección.

La capa roja parecía guardar residuos de polvo y el kryptoniano tenía una apariencia agotada, era extraño verlo así, llevando en el andar, la bitácora de todos los problemas a los que tenía que haber hecho frente durante aquellos veinte días en el espacio.

— Quizá te interese saber que detuvimos una guerra civil Agoraniana y de regreso a casa ayudamos a corregir la órbita de un pequeño planeta —No le sorprendió que Bruce ni siquiera se girara para mirarlo, parecía muy ocupado abrochando los botones de su espléndido traje de tres piezas.

— ¿Linterna verde ayudó a corregir la órbita de un planeta?

— Básicamente era mi señalador de tránsito

El indicio de una sonrisa se adivinó en los labios de Bruce y Clark uso aquella señal para librar la distancia que los separaba y abrazar al murciélago por la espalda.

Suspiró con necesidad, cerró los ojos y apretó su agarre alrededor de la cintura de aquel hombre que olía a perfume de Armani.

No tenían una relación abierta, en realidad no tenían una relación, pero las cosas habían cambiado desde que Superman había sido intoxicado con kryptonita roja y su pasión por Batman quedó brutalmente expuesta. Era un evento del que no habían hablado de nuevo y sin embargo, lo habían repetido algunas noches sin la intervención de minerales alienígenas.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora