Rezo

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Deo respiro hondo antes de dejar la habitación, donde una humana ya hacía dormida y satisfecha, ¿qué demonios había hecho? Ya iban varias noches donde iba y buscaba consuelo en los brazos de cualquiera, sólo para olvidarse de cierta Felina que lo enloquecía. Por ella dejó de ser aquel chico inocente y noble que su mamá y papá educaron, se había vuelto un total desconocido.

Bajo las escaleras del lugar, el edificio era un poco viejo, pero aún habitable, los humanos habían vuelto aquel lugar un burdel y no era muy bueno, pero era donde menos hacían preguntas. Salió, vio ambos lados y se fue rumbo a donde había aparcado su coche, uno que había tomado "prestado" de la Reserva, err, Fénix. Subió al auto, se peino el cabello hacia atrás con las manos y dio marcha a donde se sentía bien, pero no era su hogar.

Sus padres ya no estaban, Dora, su melliza, ahora tenía alguien que la respetaba y daría su vida por ella, su amigo Attis. Estaba lejos de Daniel, eso era perfecto, no quería a ese humano cerca de su hermana, del corazón de ella. Respiro hondo, dando vuelta en el primer cruce y recordando, sin querer, a Damara. Cuando eran pequeños la quiso, pero no fue tan fuerte la Unión de su lazo.

Su madre le había contado que sólo viendo a los ojos al amor, el lazo se firmaría en el tiempo y espacio, uniéndolos. Eso solo le pasó con Lua, los ojos cielo y su piel lechosa, pequeña y...

Disminuyó la velocidad al ver a Shark, el canino, este en vez de tener su piel color morena la tenía color como la noche. Tras de él estaba Rubí, la Felina mantenía a alguien a sus espaldas y él apretó los puños al ver quien era. ¿De qué la estaban protegiendo? Entonces los vio, eran humanos, ¿Era acaso que no se cansaban de joderlos?

Hizo sonar el claxon, acelero y los humanos al verlo acercarse con velocidad, huyeron. Freno, derrapando las llantas traseras y bajo las ventanillas, sólo al verlo Shark se relajó y Rubí sonrió, pero le impedían la vista a Lua.

— ¡¿Qué hacen aquí afuera?! — les grito, demandando una respuesta.

— No nos grites, Deo, tu también estás fuera. Cosa que fue prohibida. — Shark subió, después Rubí y al último Lua, quien al entrar se cubrió la nariz. Él fruncio el ceño. — Salimos porque estábamos aburridos, ¿si?

— Apesta a perfume de mujer barata. — se quejó Rubí, jugando con su cabello. — Alguien salió también a quitarse lo aburrido, ¿he?

— ¿De dónde salieron esos humanos? — cuestionó, evitando la mirada de Lua y evadiendo el comentario de Rubí.

— De un callejón, querían a Lua.

— ¿Por qué dices eso? — echo a andar el auto, reanudando su camino a Fénix.

— Nos lo dijeron, — la voz de Lua sonó débil, él quiso tomarla en brazos, era obvio que estaba asustada. — son tipos de los amigos de Amo o Señor, él... — Lua solto un suspiro.— Ellos saben lo de mi sangre, al igual que Cedrix.

— Debemos ir con Cedrix. — demandó Rubí.

— Él está en una se las islas, está a salvo. — Deo acelero, necesitaban ir rápido a Fénix.

— Él no está en ninguna de las islas. — susurro Lua, él la vio por el retrovisor. Los ojos de ella estaban fijos en una parte del cuello de él, al verse en el espejo se odio. Se sintió sucio. Llevaba una marca de parte de la humana en el cuello. — Cedrix nunca subió a un avión, sigue aquí.

§×§

Cedrix apoyo la espalda en la pared, viendo la calle y pensado en las un mil de posibilidades de irse en ese momento. Era hoy o nunca, cada minuto que pasaba más tiempo con Magali y ese malcriado mocoso que lo seguía molestando, quería quedarse con ella. Formar esa familia que se negó por tanto tiempo.

Cedrix (Nuevas Especies 11)Where stories live. Discover now