Capítulo 2

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Finn volvía a su casa desde la inmobiliaria, el día anterior la había visto e inmediatamente había decidido alquilarla, era demasiado grande para él solo pero se sentía cómodo allí, además se había enamorado del pequeño parque que la rodeaba.

Acababa de firmar el contrato y lamentaba no haber visto a la empleada del día anterior, según la dueña de la inmobiliaria, la joven había pedido el día libre. Él se preguntó si seguiría sintiéndose mal.

La mujer le había llamado la atención, más que eso, se había sentido instantáneamente atraído por ella, aunque no había parecido ser algo mutuo. Debía tener su edad , más o menos, largo cabello castaño y muy linda, pero lo que lo había capturado habían sido sus ojos, de un cálido color marrón claro. Había algo familiar en ella, por un momento había llegado a creer que era alguien que conocía, pero el nombre era otro.

Ana Hunt le había gustado mucho, y habría querido volver a verla, pero lamentablemente no estaba en la inmobiliaria. Aunque no perdía la esperanza de volver a encontrarla, después de todo la ciudad no era muy grande.

Iba pensando en ella, cuando un movimiento en la vereda lo distrajo. Desvió la mirada un segundo y alcanzó a ver que había una pelea entre adolescentes. Estaba seguro que no era muy buena idea meterse en problemas siendo un recién llegado, pero sintió el impulso de intervenir. Detuvo el auto y se bajó, la pelea no era tal, más bien era un ataque de tres contra uno. El chico le dio pena, a pesar de que estaba dando unos buenos golpes llevaba todas las de perder. Finn se les acercó justo cuando lo sostenían agarrado entre dos para seguir golpeándolo.

-¡¿Qué sucede aquí!?- gritó Finn poniendo su peor cara de malo, la altura y el físico lo ayudaban, al menos para impresionar a un grupito de adolescentes.

-¡Esto no quedará así...! – gritaron al escapar los tres atacantes, mientras su oponente se levantaba del piso.

-¡Cuando quieran! – les gritó enjugándose la sangre del labio y Finn sonrió ante el coraje del muchachito.

-¿Estás bien? – preguntó acercándosele.

-Sí, gracias. -respondió mirándolo de reojo mientras se sacudía la ropa y notaba con disgusto que su camiseta tenía un desgarrón.

-No soy quien para andar dando consejos, pero no es buena idea enfrentarte solo con tres....-sugirió Finn.

-Lo sé, pero estaban molestando a una chica, así que tuve que hacerlo...

-¿Tu novia?

-No, nada de eso - contestó el muchachito.

-¿Entonces?

-Era una mujer, obviamente tenía que defenderla...- dijo como si fuera una verdad incuestionable y lo miró firmemente como retándolo a que se lo discutiera.

Era alto y delgado, con cabello castaño claro. Le hizo recordar a él mismo a esa edad, aunque él había tenido un aire de buscapleitos y no de caballero andante como este jovencito.

-Sí, supongo que es una buena razón, aunque no todos lo harían. Soy Finn – se presentó.

-Soy Sean – contestó el muchacho sonriendo y le alargó la mano para saludarlo.

Luego de saludarse, Sean se agachó para recuperar su mochila y Finn se dio cuenta de que cojeaba un poco, por lo visto se había lastimado la pierna en la pelea.

-Vamos, te llevo a tu casa – le dijo al chico.

-No es necesario...

- Te ves bastante mal como para andar caminando, sin mencionar tu ropa...y los golpes. ¿Desconfías de mí?

Amor OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora