Capítulo III.

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Ropa, toalla, agua... Tengo todo, pensó mientras cerraba el bolso antes de salir en dirección al lugar donde se llevaría a cabo la pelea.

En menos de una hora comenzaría el enfrentamiento entre él y su rival, un joven casi de su misma edad, lo tenía visto de algunas fiestas y otras peleas como espectador. Sabía que el chico era bueno pero no presumido; había empezado a pelear unos meses antes, luego de un año de entrenamiento, y tuvo varias victorias, pero eso no era suficiente para ganarle a alguien que llevaba años en ese ambiente. James aún recordaba perfectamente su primera pelea, a los dieciséis años y en un local abandonado casi afuera de la ciudad. Esa noche no ganó, por varias peleas siguientes no ganó, pero sí aprendió. Aprendió a defenderse, a leer al contrincante, a saber cuándo y cómo atacar. Cuando logró juntar un poco de dinero gracias a las apuestas y el mísero pago que recibía por participar, decidió tomar clases de boxeo para mejorarse. Podría haberles pedido dinero a sus padres, ya que no les faltaba, pero estaba en esa etapa de la adolescencia en la que uno quiere tener su propio dinero e independizarse. Su celular comenzó a sonar, haciéndolo volver al presente; aceptó la llamada de su amigo y se lo llevó a la oreja derecha.

─¿Qué pasa, Luke? ─Preguntó sin emoción alguna en su tono de voz.

─Ya estamos acá con los chicos y Melanie. Creo que aún falta gente por llegar, ven tranquilo. ¿Sophie no viene? ─Habló el rubio del otro lado, donde se podían escuchar gritos de algunas personas y las voces de sus amigos hablando y riendo.

─Te dije que no, joder. Ella no va a saber nada de esto. Luego irá a la fiesta y nadie hablará del tema. ─Respondió, comenzando a molestarse por la insistencia de su amigo. Cerró la puerta de la casa y caminó hacia su auto.

─Ajá. Sí. Dime cómo le explicarás los golpes y las felicitaciones de los demás, campeón.

─Una pelea de borrachos, qué se yo, Luke. Deja de joder ─dijo mientras tiraba el bolso en el asiento del copiloto para luego sentarse detrás del volante.

─Inteligente. Y así ella se enojará porque te emborrachaste y no porque sigues en las peleas ilegales. Muy bien pensado, hermano ─respondió con sarcasmo su amigo. James suspiró ya enojado.

─Mira, es mi vida, es mi novia, son mis problemas. Yo lo arreglaré luego con ella.

─Justamente porque es tu novia intento ayudarte. Eres un pésimo novio, lo sabes.

─Basta ─dijo con impaciencia.

─No cometas el mismo error ─le pidió Luke, hablando más bajo que antes.

─Nos vemos en la pelea, Luke. Adiós ─finalizó de manera cortante la llamada, tiró el celular en el asiento del copiloto y encendió el motor del auto. ¿Por qué la gente tiene que ser tan metida?, pensó.

Unos diez minutos después el Corolla negro estacionó en la parte trasera de un bar abandonado lejos de la urbanización, casi llegando a la ciudad vecina. Colocó la correa del bolso en su hombro y cerró la puerta del auto antes de encender la alarma. Al levantar la vista hacia el lugar, encontró a su mejor amigo esperándolo para conducirlo sin que la gente lo viera, ya que podría armarse una pelea allí afuera como tantas veces sucedió por la mala organización de algunos encuentros.

─¿Ya llegó? ─Preguntó sin detenerse para saludar a Luke.

─Sí, está en la zona de la cocina. A nosotros nos dieron los baños.─Le respondió mientras entraban por la puerta trasera al lugar y lo guiaba por el pasillo hacia dicha zona.

Una vez dentro, y casi media hora después en la que se cambió y preparó para la pelea con ayuda de su mejor amigo, los gritos de la gente aumentaron cuando el organizador de peleas empezó a hablar, dando la típica introducción y presentando a los protagonistas de esa noche, halagando a veces por demás sus cualidades o exagerando los detalles.

James. | PAUSADA.Where stories live. Discover now