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Al día siguiente, el que logró despertarse primero esta vez fue Viktor, quien desprendió su abrazo suavemente para que el moreno no se de cuenta. Se levantó de la cama con delicadeza, se vistió y no pudo evitar mirar por unos segundos al japonés, la expresión tan calmada que tenía cuando dormía, "es como si estuviera viendo un ángel" pensó para sí mismo.

Con pasos sigilosos se dirigió a la cocina, era fin de semana y le convenía cambiar la rutina, no quería que Yuri se terminara cansando o aburriendo. Mientras preparaba los desayunos pensó que quizás sería buena idea tomarse un día libre, sin entrenar. También intentó pensar en cómo agradecerle prácticamente todo a Yuri, que preparara el desayuno todas las mañanas no era suficiente, tenía que hacer algo más.

Se le ocurrió una gran idea,  llevarlo a un parque de diversiones cerca de allí el cual todavía no habían visitado, más que nada, para sacarlo de la rutina y que no se hiciera tan monótono, además, para que pase un buen rato sin recordar que su familia estaba fuera de casa. Mientras él pensaba, distraído, no se dio cuenta de que Yuri se había despertado y caminó hasta la cocina para buscar al albino.

Buenos días.- dijo algo adormecido frotándose los ojos.

¿Lograste dormir bien, Yuri?.- preguntó el ruso algo preocupado por la expresión del de ojos cafés.

Ah, , supongo.- contestó bostezando y desperezándose mientras tomaba su taza de té.

Si tienes sueño puedes ir a dormir, si quieres.- comenzó el albino. - aunque sería una lástima, quería llevarte a una cita.- dijo captando por completo la atención de su pareja.

N-no, tranquilo! No tengo nada de sueño.- contestó rápidamente con emoción en sus ojos y las mejillas coloradas.

Viktor no pudo evitar soltar una carcajada, se notaba demasiado que el japonés estaba mintiendo únicamente para pasar tiempo con él. Se sentaron juntos a compartir el desayuno y se dirigieron hacia su destino. Cuando llegaron, Viktor y Yuri vaciaron sus billeteras gastando todo su dinero en entradas para todas las atracciones posibles, por suerte, como sabían que eso iba a pasar, dejaron más de la mitad de todo el dinero que tenían en casa para no gastarlo por completo. Guardaron algo de dinero para comprar algunos dulces y se subieron al primer juego.

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El primer juego era la montaña rusa, la atracción favorita de Yuri. Desde pequeño le encantaban, y como todo en aquella ciudad, le traía recuerdos muy buenos de su infancia, cuando subía junto a su hermana y gritaba por el miedo a caer, pero si ella lo abrazaba se sentía protegido, como si sus brazos fueran una especie de campo de fuerza.

Mientras recordaba, fue sonriendo y riendo al notar la expresión de su pareja, estaba totalmente aterrorizado, como si fuera él de pequeño. Instintivamente, lo abrazó en un intento de calmar su miedo, lo cual funcionó y se aferró mucho más al morocho, nunca había visto esa expresión en el albino, de hecho, pensaba que la situación iba a ser totalmente al revés.

Mucho más que simple admiración {Viktuuri}Where stories live. Discover now