INOCENTE ANGELITO MÍO

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- Papaaaaaaáaaaa... deja que te expliqueeee... yo.. yo.... Auuuuuu....papiii, te dije que esperesss.- Liam Fernández trataba por todos los medios posibles de apartar su pobre y mal castigado trasero de las manos dolorosas de su papá Ignacio.

- Tú a mí no me ordenas, muchachito. PLAFF PLAFF PLAF.... 

- Auuuuu... Dueleee...

- Te vas a tu habitación y me esperas con los pantalones abajo... yo estaré ahí en unos minutos! Hijo,  obedece por tu bien. No me hagas enojar más de la cuenta que no te va a gustar lo que pase. - Habló severamente Ignacio, haciendo que su hijo se estremezca y empiece a llorar. Él no quería que lo castigaran... Todo era tan injusto! Si fue culpa de Florencia, pensaba frustrado.

- Pero papiiii....- Musitó el niño rubio, buscando la mirada de su padre con sus ojos azules llenos de lágrimas. 

- Haz caso, hijo. Haz caso, sí?! -  Dijo más suave, acariciando la mejilla de su retoño - Papá irá en unos momentos... necesito calmarme un poco- Ignacio sabía que no era bueno decirle eso al niño ya que lo podía asustar más, pero necesitaba sincerarse. Estaba molesto con su hijo. Esa broma jugada a Florencia había sido peligrosa. 

- Snif snif sniffff... no quiero que.. que me peeguesss... buaaaaa- Lloriqueó lastimosamente. 

- Pues si no quieres que te castigue no hagas cosas malas, Liam. Pudiste lastimar a tu prima. Entiendes lo peligroso que fue lo que hicieron tú y tu primo?! - El hombre trataba de aleccionar a su pequeño, haciéndole ver lo riesgoso de sus actos, pero Liam no daba su bracito a torcer. 

- Es que no es justo, papá. Sniff... Sniff...  Ella siempre nos hace cosas feas a Tobías y a mí y nadie le dice nada porque es la única nena. - El pequeño truhán estaba decidido a hacer valer sus derechos y defenderse hasta el final. 

Ignacio suspiró. En parte, su hijo tenía razón. Florencia era la que siempre estaba molestando a los muchachos y nunca se aguantaba cuando ellos devolvían la broma. Siendo la única niña de la familia, la luz de los ojos de don Víctor Fernández Vidaurre, patriarca de los Fernández, y también abuelo de Liamcito, se aprovechaba todo el tiempo de eso y por su culpa, los niños terminaban casi siempre llorando, tras haber recibido una paliza de parte de sus padres o un jalón de orejas de parte de su abuelo. Toda una INJUSTICIA!!! 

Y sin embargo, Ignacio no podía dejar lo que pasó ese día de lado. Tobías y Liam se habían pasado de todos los límites al prenderle fuego los largos rizos dorados a Florencia. Por poco el fuego llega a la cabeza de la pequeña, si no fuera porque su madre reparó en lo que estaba sucediendo y gracias a ello alcanzó a apagar la llama antes de que pudiera provocar más daño que el de cabello chamuscado. Tras un gran alboroto, muchos gritos y unas cuantas palmadas a los traseritos de ambos chicos, el tradicional almuerzo de los Fernández llegó a su fin entre disculpas y sollozos. 

- No seas duro con Liam, cuñado. Sabes que parte de la culpa la tuvo mi hija. Esa niña se ha vuelto insoportable. 

- No, Lizeth. Mi hijo tendrá un escarmiento. Lo que hizo no fue una travesura. Fue mucho más grave. 

- Hermanito, por favor. Mira que es mi nena la "víctima" pero hasta yo te digo que ella se lo buscó. Siempre los está molestando. Esto pasaría tarde o temprano... No te digo que me siento feliz al ver cómo quedó el cabello de mi hija, y sé que si no fuera por Lizzi tal vez el fuego podría haber quemado el cuero cabelludo, pero en parte es lo que cosechó después de tanto tiempo de cargar a sus primos. No castigues a Liamcito... O al menos no tan rudo. 

- Lucas, no me salgas también tú con eso. Ya lo decidí y no pienso cambiar de idea. Liam va a recibir una paliza y mañana irá a disculparse con Florencia. Ahora me voy a casa. Liam, ven a despedirte de tus tíos, ya nos vamos -  Llamó al niño, que estaba cabizbajo, abrazado a su abuela Lucía. 

INOCENTE ANGELITO MÍOWhere stories live. Discover now