Parte 14 1/2

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Cerró los ojos y suspiró ¿por qué a él otra vez?

Comenzó por contar hasta diez lentamente, saboreando cada número en sus cuerdas bucales a la par que sacaba conclusiones precipitadas como de costumbre, planteándose en dónde podría indagar para lograr su cometido lo antes posible.

-¡Diez! -sonrió- ¡listos o no ahí voy!

A luhan nunca le había gustado ser el que cuenta al jugar a las escondidas, siquiera le gustaba jugar esa clase de juegos que según él eran demasiado aniñados para sus trece años de edad. Sin embargo a minseok le encantaban y eso le era más que suficiente como para ser el que cuenta tres veces seguidas sólo por que su hyung era un tanto infantil o al menos lo necesario como para que su sonrisa se borrara cada que tenía que contar y esa era la razón por la que luhan llevaba contando tanto rato. Le encantaba ver el rostro alegre de su amigo y minseok simplemente era pésimo para esconderse.

-¡uno, dos, tres por chanyeol que esta tras del árbol! -gritó animado pues al fin cedería su puesto a alguien más.

-¡no se vale! sólo somos tres jugando a las escondidas, así no es divertido -sin duda luhan no sabía que haría, sus únicos dos amigos eran unos infantiles de primera que odiaban perder- cuenta por mi, sempai.

-no me digas así, niño loco -se alejó antes que el más alto lo abrazara- cuenta tú.

-es injusto, a minseok hyung siempre le dices que si.

-eso es por que... -ni siquiera él lo sabía -¡uno, dos, tres por minseok que está tras el poste!

El chico se encogió cabizbajo de su escondite, él estaba seguro que esta vez no lo encontrarían. Luhan rió por lo tierno que su hyung se veía

-hyung no es bueno escondiéndose, no se por que le gusta tanto jugar a este juego -susurró chanyeol siendo cuidadoso que el chico un tanto robusto que salía tras el delgado tubo del poste no los escuchara.

-yo tampoco lo sé, pero me gusta verlo sonreír cuando cree que no sabemos donde se esconde.

Luhan no va a negar que a su edad nunca había tenido amigos, él había sido un chico solitario hasta que los conoció. Al joven de orejas de elfo -cómo él le decía- y al pequeño cachetón con mejillas de panqueque. Al entrar a secundaria, el haberlos conocido fue lo mejor que le pudo pasar pues ese duo se había metido en la secundaria a la que luhan asistía, chanyeol en su mismo grado y minseok un grado más alto.

-¡uno!

-¡corre lu! ¡Vamos a escondernos tras esa planta, ahí jamás nos verá

-¡dos!

-min, ahí no -luhan negó divertido ante el plan de su amigo, sin duda debía enseñarle a esconderse- ahí nos encontrará muy rápido.

-¡tres!

-¿entonces dónde?

-¡cuatro!

-¡ven aquí! Tengo una idea.

Luhan no se pudo explicar por qué desde hace tiempo cada que tomaba la mano de min su pulso incrementaba y respirar se le hacía difícil. Incluso pensó pedirle a su madre ir al doctor pero él no se sentía mal, al contrario la sensación era indescriptible. Sin duda quería mucho a ese chico quien tiempo atrás lo había defendido de los bravucones que lo llamaban niña, palabra que incluso llegó a odiar con todas sus fuerzas, sin embargo, a oscuras tan cerca del rostro de su amigo pareció carecer de sentido el odio a esa palabra.

¿Soy gay?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora