Noche.

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—Entonces las dos están en una especie de etapa de negación— dijo Carolina mientras tiraba un par de palomitas al aire sin lograr atraparlas con la boca.

—Deja de ensuciar lo que no limpiaras—le quite el bote de las manos— y aquí nadie está en ninguna clase de etapa.

—Claro que sí, tu viste al amor de tu vida en los brazos de otra y tu— apunto a una Valentina algo borracha— a ti ni siquiera sé que te paso.

—Yo caí muy bajo por alguien, tan bajo que hasta Karol tuvo que agacharse.

—Dios mío, bromas sobre mi altura, vamos, lancen todo lo que puedan.

—No te sientas tan importante—me vuelve a quitar el bote de palomitas— ¿extrañas que tu novio te diga minion sevilla?

—Púdrete.

—Lo siento, ¿qué dijiste? creo que eh escuchado mal.

—Dije que si, extraño que mi novio me lo diga, ¿tu extrañas tener novio?

—¿Sabes? no recuerdo la última vez que las tres estuvimos en una relación al mismo tiempo.— comentó Valentina.

—Te daré una pista, eso nunca paso.

—¡Eso no es una pista! —me golpeo con su pie en la cara— no me has dejado pensarlo sola.

—No tenemos toda la noche, comprende.

Caro soltó una carcajada y estiro su mano para chocarla con la mía.

—Dejen de hacer complot, malditas, están en mi casa.

—Tu casa está vacía, somos dos contra una, piensa bien antes de actuar.

—Estoy aburrida, Valentina ya casi se ha terminado la mitad de la botella de Vodka y tú sigues buscando películas sobre mejores amigos que se enamoran—se estira sobre el colchón— tan, tan triste.

—¿Y qué propones?

—¿Qué tal si subimos el volumen de la música, dejas tu miedo al alcohol y bailamos?

—¿Tomar, cantar y bailar? Pero si yo nací para esas disciplinas.

—Sobre todo la de tomar.

—Ay, es que tu no naciste con ese talento—se levanta lentamente tropezando con algunas cosas y llega a la radio, subiendo el volumen increíblemente alto— ¡Que empiece la fiesta!

Un par de copas de más, unas treinta canciones y apenas eran las once de la noche.

Movía mis caderas al ritmo de la música cuando Valentina salta por detrás de nosotras con una botella de Tequila en las manos.

—¡Miren lo que encontró mamá osa! — grito y caí al suelo.

—¡Me empujaste! —sobreactuando— ¡¡Carolina!!

Me mira riendo sin poder parar.

—Vale mala.

—Ve al rincón, Valentina.

Ruedo en el suelo y finjo llorar.

—¡Estoy herida ahora, me heriste! ¡Te odio! ¡Me empujaste!

Valentina cae al suelo y comienza a gatear hacia mí, pero antes de llegar escuchamos un grito de Carolina.

—¡Los chicos están haciendo un directo!

—¡¿Qué chicos?! — preguntamos Valentina y yo, rendidas al no poder pararnos.

¿Mejores amigos? [Ruggarol]Where stories live. Discover now