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La estridente música retumbaba en los parlantes de la discoteca a la que habían decidido ir, muchísimas personas bailaban celebrando la llegada del tan esperado viernes.
Zach y Miles miraban hacia todos lados, el primero en busca de alguna chica con la que pasar la noche, y el segundo simplemente imitando a su amigo. Finalmente decidieron sentarse en la barra, y tomar hasta que se olvidaran de los problemas que ambos tenían.
— ¿Ustedes tienen dieciocho años? — preguntó el cantinero algo confundido. Y no, obviamente no tenían dieciocho años, pero lo que sí tenían era contactos que les consigueran identificaciones falsas.
A Miles nunca le gustó mucho la idea de mentir sobre eso, pero con lo testarudo que podía ser Zach a veces, no le había quedado otra opción.
— Sí, claro — respondió Zach, algo prepotente
— Si ustedes dicen... — el cantinero se rindió y comenzó a prepararles los tragos
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La noche aún era joven, pero ambos chicos ya estaban bastante pasados de copas. Zach había salido con una rubia a besarse y tal vez fumar algunos cigarrillos, y Miles, lejos de haber dejado de pensar en Alex, no hacía más que recordarlo.
No dejaba de pensar en los momentos que recientemente habían vivido, y en las sensaciones que estos le habían generado.
Tener esos pensamientos le daba miedo, y repetir en su mente mil veces lo que Zach le había dicho no hacía más que hacerlo sentir mal.

“¿así que ahora eres un marica de mierda y no me habías contado, eh?”

Marica de mierda. ¿En eso se convertía por querer a Alex de esa manera? Miles nunca tuvo nada en contra de los homosexuales, él solo pensaba que eran personas como cualquier otra, que tienen el derecho de amar a quien quieran. Pero al parecer, la sociedad no decía lo mismo.

Se encontraba perdido en sus pensamientos sobre cómo este mundo iba de mal en peor, cuando tuvo una idea. Sacó su teléfono del bolsillo, decidido a llamar a Alex. Por alguna razón necesitaba hablar con él.
Salió del bar, abriéndose paso entre la gente. Afuera se encontraban Zach y la rubia, charlando (para su sorpresa) y compartiendo un cigarrillo. Decidió ignorar a su amigo y continuar con su propósito, buscando entre sus contactos el nombre Alex y presionando la tecla de «llamar». Luego de unos tonos, sintió la ronca voz del chico que se encontraba al otro lado de la línea.
— ¿Miles? — Alex sonaba confundido, algo preocupado tal vez — ¿está todo bien?
— Ehm, sí, Alex, todo bien... — el menor no sabía cómo hacer para explicar el propósito de su llamada.
En ese momento, unos pasos a la derecha de Miles, Zach lo escuchaba hablar y no podía creer lo que estaba pasando. Entonces, el morocho se acercó a su amigo y le quitó el teléfono de las manos bruscamente, cortando la llamada.
— Miles, ¿¡qué carajo crees que estás haciendo!?
— Es-estaba... hablando por teléfono
— Sí, eso puedo verlo — Zach rodó los ojos con fastidio — pero ¿con quién hablabas?
— No es tu asunto con quién hablo y con quién no, déjame en paz Zachary — Miles no podía creer la clase de cuestionamiento que su amigo le hacía
— ¿Hablabas con el puto de Alex, no es así? — Zach desbloqueó el teléfono del castaño, que aún tenía entre sus manos, y vio el registro de llamadas. Efectivamente había hablado con Alex. — ¿¡por qué mierda lo llamaste!?
— ¡Porque sí, porque tenía ganas de escuchar su voz!oops, pensó Miles, no debería haber dicho eso
Ah, cierto que tú también eres un marica, me había olvidado — contestó Zach cínicamente — mira, voy a hacer algo, y te estaré haciendo un favor — con estas palabras, Zachary volvió a desbloquear el teléfono y esta vez, sin más advertencias, llamó al número de Alex.

El chico había quedado preocupado luego de que la llamada anterior terminara tan abruptamente, pero decidió no volver a llamar. Aún así, cuando su teléfono sonó otra vez con el mismo nombre en la pantalla, atendió lo más rápido que pudo.
— ¿Mi? ¿Pasa algo?
— Escúchame una cosa, puto de mierda — y no, esa no era la voz de Miles — mi amigo llamó para decirte que está harto de que siempre te prendas a él como si te gustara, y que sólo fue así de bueno contigo porque le das lástima, pena — Alex sintió unas pequeñas lágrimas comenzar a formarse en las esquinas de sus ojos — así que ya no lo llames, ni le dirijas la palabra de ninguna forma, ¿te quedó claro? — y no pudo responder, porque esas pequeñas lágrimas crecieron hasta caer rápidamente por sus mejillas. Y tampoco pudo escuchar como Miles sollozaba en silencio luego de que Zach le pegara una cachetada por haberle gritado.
— Te hice un favor, Miles — dijo Zach — ahora espero que lo marica se te pase — y Miles no pudo contestar, porque tenía miedo. No quería que le dijeran marica. No quería perder a sus amigos. No quería ser juzgado por querer a alguien. Entonces dejó que Zach hiciera lo que quisiera, porque tenía miedo. Y él realmente odiaba ser así.

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n/a #8: no puedo creer que ya pasó casi un mes desde la última vez que actualicé, les pido mil millones de disculpas, enserio
bueno, espero que les haya gustado el capítulo, y quiero invitarlos a que lean mi nueva historia milex, “yellow”. tiene capítulos cortos, pero voy a actualizar rápido.
sin más, los quiero mucho <3

v. m.

skater [milex]Where stories live. Discover now