#2 Kuroo

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Estaba jodido, iba a donde las aves tenían más fuerzas, pero siendo de noche ¿dónde no eran fuertes? A diferencia de los Nekoma, los Karasuno obtenían una gran fuerza de noche, pero aun en el día seguían siendo fuertes y astutos, la única diferencia era que en el día no podían usar sus alas.

Eran unos monstruos, los había llegado a ver cazando y era aterrador, más aquellos dos que no dejaban de verlo, cómo sí en cualquier momento le fueran a saltar encima.

Iba en la parte trasera, sujeto a Daichi, sólo llevaban tres caballos así que a él se le había obligado sentarse junto con Sawamura, no estaba cómodo con ello. Era mucha cercanía, demasiada. Respiro hondo, la noche entregándole un aroma único e inigualable, pero al llevarse la mano a la nariz, sonrió.

El olor de su Kenma seguía en la piel, adoraba a aquel felino de ojos calculadores, era alguien de suma importancia. Cómo alguna vez lo fue Daichi.

Gruño.

- Hey, cuida tu actitud frente a nuestro rey, gato. - El de mechón naranja se rió, freno a su caballo y bajo, Sawamura se detuvo.

- ¿Ocurre algo, Nishinoya?

- Me iré volando desde aquí, hace tiempo que no las muevo y hoy Asahi no podrá estar a mi lado, así que usare este tiempo. - sujeto las riendas del caballo, acercándolas a su Rey. - Puedes poner aquí a tu siervo, no hay problema.

- Gracias, lo haré. - sonrió, Kuroo fruncio el ceño, ¿acaso ese era el viejo Daichi? - Tanaka, - vio a su otro Cuervo. - por favor, ve con Nishinoya. Deja que el caballo vuelva sólo, no hay problema.

- ¡Gracias, Daichi!

Tanaka emprendió vuelo, levantando tierra y hojas secas tras de si, Nishinoya le siguió al vuelo. Kuroo fijo su vista en ellos, la forma en que sus alas oscuras se batían. Como la noche los cubría, haciéndolos difíciles de encontrar.

Sintio a Daichi bajar, lo vio y el Rey de los Karasuno acarició el hocico del caballo de Tanaka, le quito las riendas y lo dejó avanzar, ¿por qué estaba tan seguro que volverían?

El otro caballo se acerco, este pidiendo atención de Daichi y Kuroo río, si él se acercaba de esa forma a Sawamura ¿le acariciaría igual?

- Usaras mi caballo, Tetsurou, no lo golpees ni le encajes tus garras, él sabe que hacer. - Sawamura subió al potro de Nishinoya, ambos caballos comenzaron a avanzar.

- Confías mucho en unos animales.

- Los caballos tienen un alto nivel de lealtad, tal vez deberías aprender de ellos.

- ¡Soy leal!

- Tu pueblo nunca podría negar eso, otros lo pondrían en duda.

Kuroo se quedó callado, odiaba la forma en que Daichi hablaba, cómo sí aquel dolor ya no fuera importante, pero lo sacaba a luz para seguir hiriendo a quienes sí les dolía.

Lo bueno era que pronto él entraría en esa estación, donde podría dar rienda suelta a sus instintos. Dejar correr la sangre.

Volteo a ver a Daichi, este se veía demasiado tranquilo, pero ¿estaría bien? El hijo del rey de Karasuno, Hinata, estaba herido, entonces ¿no debería estar sufriendo? No podía culpar a Lev del todo, su cuidador, Yuka, había salido y eso siempre afectaba a su hijo.

Gruño de nuevo, odiándose por no haber aceptado la idea de Kenma. El sonido puso nervioso a su transporte, galopó nervioso y agito la cabeza, Kuroo solto un suspiro y palmeo la cabeza del animal, no quería que se pusiera loco y lo tirara.

- Tu hijo, Hinata... ¿en verdad esta mal? - necesitaba sonido si es que no se quería volver loco.

- Lo esta, puede que no pase la noche. - los hombros de Daichi se hundieron. - Con quien estuve para tenerlo era un poco débil de salud, pero al darme a mi hijo se mejoró bastante. Hinata puede que haya heredado algo.

De Rey a Esclavo no es tan maloWhere stories live. Discover now