#4 Kuroo

966 113 41
                                    

Al pasar la lengua sobre su labio superior, degustó el sabor de la sangre, seguía débil, pero solo en sanar. Sentia el cuerpo de maravilla, algo estaba mal o, tal vez, estaba mucho mejor que antes.

Los acompañantes de alcoba eran eso, sólo acompañantes. Personas que entregaban su cuerpo para darle fuerza a su Rey, cuando esté carecía de compañero o compañera. Daichi no tenía compañero, él tampoco. Porque no se habían aceptado, no del todo.

Mientras que un Karasuno guardaba el acto sexual sólo para su pareja, un Nekoma lo hacía por instinto. Algo que era requerido forzosamente. Tetsurou bajo la mirada, sólo tuvo que haber esperado dos noches, sólo dos malditas noches y hubiera degustado por completo a Sawamura, pero no fue así.

El pensar que si se unía con Sawamura tendría que unir su reino con el de él, lo había hecho replantearse todo e irse por lo seguro. Días después de haber pasado una noche con Kenma, Daichi anuncio su despedida. Aún no sabía el porqué, pero así el Rey de los Karasuno lo había decidido.

— ¡Daichi! — Un hombre de cabello plateado corrió hacia el Rey. Kuroo fruncio el ceño, ¿por qué Sawamura sonreía de esa forma?

— ¿Qué pasa Sugawara? — le acarició la mejilla, también un mechón de cabello.

Kuroo apretó los puños con fuerza. Ése era el acompañante de Sawamura, era quien el la noche lo habia hecho gritar y...

Desvío la vista de la escena, si, sentía celos. Sawamura nunca se había entregado por completo a él, jamás había dejado atrás su cultura y entregado su cuerpo, sólo habían sido noches largas de besos y caricias demasiado apasionadas.

Aún así, el pensar que Daichi entregaba su cuerpo a alguien de complexión tan delgada y delicada cómo ese Sugawara era ridículo.

— Bien, primero que nada; recibo un mensaje de Iwaizumi, sonaba molesto. — sonrió, acomodando el cuello de la camiseta de Daichi, Tetsurou sintió tremendas ganas de golpear esas manos lejos. — Quería saber sobre la condición de Hinata Shouyou, también si Kageyama Tobio se estaba alimentando bien.

— Es lo normal, es un padre muy protector.

— Lo sé, le he pedido tiempo para que le envíes la respuesta.

— Muchas gracias. — solto un suspiro, Kuroo fruncio el ceño, se le veía demasiado cansado. — ¿Podrías pedirle a Ennoshita que prepare un baño caliente?

— ¿Has sacado tus alas?

— Por un poco tiempo, tonto de mi parte.

— Demasiado, — Bien, su, muy tonto. ¡Sueltalo ya! — ¿Kuroo?

— ¿Qué? — alzó la barbilla.

— ¿Tu hijo se encuentra bien?

Daichi lo volteo a ver sobre el hombro, una expresión neutra. Kuroo solto un bufido, ¿cómo podría odiar a Sugawara sí se preocupaba genuinamente por su hijo? Bien, que el que parecía un ogro era él.

Asintió en respuesta, el acompañante de Daichi sonrió.

— Eso es bueno. — volvió su atención a Sawamura. — ¿Cuándo harás lo que hablamos en la mañana?

— Tengo que buscar a alguien que esté libre y hacer un horario, nada más.

— Bien.

Kuroo se obligo a ver  esa despedida, ¿un beso? ¿un tierno abrazo? ¿una caricia íntima? Ladeó la cabeza cuando observó la mano de Sugawara pasar sobre la columna vertebral de Daichi, haciendo presión en los trapecio. ¿Por qué ahí?

De Rey a Esclavo no es tan maloWhere stories live. Discover now