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Con un grito de frustración, pateé con fuerza el cuerpo inconsciente de Gally, como si de alguna manera eso calmara la furia que sentía. El chico ni se inmutó, pero estaba segura de que le había dolido. De repente, escuché una voz frente a mí.

—¿Juana? —Alcé la vista para encontrarme con Newt parado a unos pasos de distancia—. Juana, deja el arma.

Se aproximó con cautela, como si intentara no espantar a un animal. Al mismo tiempo, yo retrocedía, sin dejar de mirarlo.

—No. Tengo... tengo que... —Mi voz salió temblorosa, además de áspera. No podía formar las palabras. La ira, el dolor y las ganas de vengarme se juntaron en mi interior formando un huracán que me desorientaba cada vez más—. Él...

—Juana —volvió a llamarme. Se acercó más rápido, acortando la distancia entre nosotros—. No puedes matarlo, tú no eres así. Vamos, dame el arma.

—¡No! —grité, apuntando en su dirección, logrando que se congele en el lugar. Las lágrimas empapaban mi cara—. ¡Tengo que hacerlo! ¡Se lo merece! ¡Él mató a Chuck!

Newt alzó las manos, una leve expresión de miedo cruzando su cara.

—No hagas esto, Juana —pidió, la tristeza evidente en sus ojos. Mi aspecto de seguro era demencial—. No vas a dispararme, ¿verdad? Soy tu amigo. Además, ya no tiene balas. Por favor, deja el arma.

Durante unos segundos nos quedamos en la misma posición. Luego, muy lentamente, dejé que mis brazos cayeran a mi lado. Con la mano libre me cubrí la cara, ahogando los sollozos que escapaban incontrolables desde lo más profundo de mi ser. Newt se apresuró a acercarse. Cuando estuvo delante de mí, tomó con delicadeza el arma de mi mano y la arrojó lejos.

—Lo siento, no quise hacerlo —balbuceé, las palabras solo audibles para él—. Lo siento mucho. Lo siento, lo siento...

La Máscara me interrumpió, haciendo que me gire hacia ella.

—Las cosas no ocurren porque sí, todo tiene un motivo —dijo, sin rastros de maldad en la voz—. Tienen que entender esto.

Me tomé el tiempo para procesar sus palabras. Estuve a punto de saltar sobre ella y golpearla, hasta que quedara igual (o incluso peor) que Gally, pero me detuvo escuchar un escándalo repentino, que provenía de la puerta por la que había entrado hacía unos momentos. Ella miró en esa dirección, una expresión de terror plasmada en la cara.

De improvisto, hombres y mujeres irrumpieron en el recinto, portando armas de aspecto antiguo y gritando al tope de sus pulmones. Vestían ropa andrajosa, y estaban empapados. Era imposible entender lo que decían. Observé, perpleja, cómo dos personas lanzaban a la Máscara al piso, y luego una de ellas le disparaba sin preámbulos.

El lugar se había convertido en una carnicería.

Sentí la mano de Newt tomar la mía, apretándola con fuerza. Tiró de mí, ya que yo estaba demasiado impactada como para reaccionar, y me llevó hasta donde los demás chicos se encontraban.

Los desconocidos se desplegaban alrededor de nosotros, disparando en todas direcciones. Se oían alaridos y gemidos de dolor, vidrios rompiéndose. Fue entonces cuando me percaté de las ventanas de observación que había en el lugar. Vi sangre por todos lados.

Las caras de cada uno de los Habitantes era de puro espanto. Entre ellos, se encontraba mi hermana, presionada al costado de Teresa, quien sostenía al mismo tiempo su mano y la de Thomas. Quise ir hacia ella, pero me distrajo un hombre que se había acercado hasta nosotros.

The maze runner: Una nueva variableWhere stories live. Discover now