Bienvenido a Lucky House, estás invitado a entrar por un poco de chocolate caliente y galletas, puedes quedarte el tiempo que quieras, mientras no dejes de reir.
||Colección de relatos alegres y esponjosos.
Una historia diferent...
Es una noche de jueves, después de un pésimo día en la universidad, aderezado de un pésimo turno en la tienda de cómics en la que trabaja a medio tiempo en la que MinSeok se encuentra a sí mismo de pie frente al congelador; aguantándose el frío en el rostro y enfrentándose a un verdadero –aunque un poco tonto - dilema.
El sólo quiere que su día termine de buena manera, yéndose a la cama con una sonrisa en el rostro después de disfrutar de un antojo nocturno: helado.
Son mediados de diciembre, y es verdad que el frío comienza a sentirse en la ciudad pero, no puede hacer nada contra el repentino antojo.
— ¿Qué haces? — escucha una voz a sus espaldas. Le sorprende tanto que le provoca un susto y en consecuencia que cierre la puerta del congelador de manera abrupta.
— ¡Nada! — grita asustado. Sintiéndose de repente como si le hubieran atrapado a mitad de una travesura. ¡Él no estaba haciendo nada malo!
JongDae no puede evitar reír, lo hace sin malicia y en realidad, se burla de cuán adorable luce el mayor, no de su grito asustado.
— Tranquilo, no soy la policía y esto no es un operativo— bromea. — Siento haberte asustado.
— No sabía que estabas en el departamento— MinSeok admite, aunque, lo que realmente ronda en su cabeza es '¿Cuánto tiempo llevabas observándome?'. En su lugar, pregunta: — ¿Cuándo fue qué...?
— Llegué con JunMyeon hace un rato, justo después de terminar las clases.
El mayor asiente, permaneciendo con la espalda pegada a la puerta del refrigerador. Las puntas de sus dedos cosquillean y desea con todo su corazón que JongDae se largue ya de la cocina. No está seguro de si es porque la mirada inquisitoria del menor le impide seguir buscando su helado en el congelador o porque simplemente su presencia le pone jodidamente nervioso.
JongDae, JongDae, JongDae, MinSeok se repite una y otra vez. Ya debería estar acostumbrado a esta clase de situaciones; desde que se había mudado con Kim JunMyeon había aprendido a compartir el espacio también con su primo menor; JongDae. Y aunque él castaño no vivía ahí, en ocasiones, parecía como si lo hiciera. Pasaba un montón de tiempo en el departamento; paseándose de la habitación de JunMyeon hasta el comedor y del comedor a la sala, todo mientras él se encontraba en la cocina preparando su cena o su almuerzo, dependiendo de la hora. MinSeok debía admitir que a veces, cuando decía "Preparé un sándwich extra porque tenía mucha hambre pero, puedes quedártelo" era una completa mentira. En realidad, lo había preparado exclusivamente para JongDae.
El menor disfrutaba de propiciarle sustos ocasionales y de invadir su espacio personal, también solía hacer bromas aún en situaciones incómodas... o muy delicadas, como cuando su gatito Tocino escapó por la ventana y nunca regresó.
Sospechaba que era la manera en la que JongDae intentaba –porque para nada que lo lograba- reconfortarlo. La verdad es, que no le molestaba.
En realidad, la primera vez que se cruzó con Kim JongDae en el pasillo de la entrada, le pareció un chico muy agradable, se portó muy educado e incluso le había llamado 'hyung'. Era su segunda semana en el departamento cuando cometió el gravísimo error de admitir en voz alta: "No me molesta que estés por aquí, JongDae-ah". Poco después de ello, el chico pareció tomar una repentina confianza que le provocó sustituir el muy educado 'hyung' por el que solía dirigirse a él, por un sinfín de dulces apodos. Sin mencionar las pequeñas risas que solía soltar por casi cada acción que él realizaba. Era jodidamente raro (un poco dulce, sí, pero lo raro le ganaba), o es que, ¿de verdad la manera en la que fregaba los platos era motivo de risas? ¿O el cómo se peleaba con su calculadora?
— Ah— es lo único que a MinSeok se le ocurre decir después de permanecer durante tanto tiempo callado.
JongDae ladea una sonrisa, recargándose en la encima y adquiriendo una pose presumida— ¿Por qué luces como si estuvieras haciendo algo malo, mi adorable Hyung?
MinSeok bufa bajito — No soy tuyo. Y no estaba haciendo nada malo.
— ¿Y entonces por qué aún permaneces pegado a la puerta del refrigerador? ¿Estás escondiendo un cuerpo? ¿Fue el perro de la vecina?
— ¿Qué? No— MinSeok se estremece— Dios, no.
Después de una risa, JongDae le anima a continuar hablando, enarcando una ceja y agitando un poco su mano en el aire.
— Yo sólo estaba tratando de elegir un sabor de helado— admite en voz bajita, consciente de lo que ha provocado.
— Awwww, tan adorable— el menor dice mientras da saltitos en su lugar. MinSeok le mira ceñudo.
— No des saltitos, luces tonto.
El menor le ignora y en su lugar, se desliza hasta estar cerca de él — ¿Qué es lo que te impedía decidir el sabor, ángel?
El apodo no le hace enojar, todo lo contrario, sólo le provoca ganas de sonreír y una estúpida sensación de calidez en el pecho.
— Es una tontería. Te burlarás— JongDae niega con la cabeza ante su acusación.
— Pruébame.
Después de un largo suspiro, MinSeok decide arriesgarse — Quiero... quiero algo dulce, pero no taaan dulce.
— ¿Y cuáles eran las opciones? — JongDae le pregunta, sonriendo con ternura.
MinSeok se hace a un lado, abriendo la puerta del congelador y sacando los dos botecitos que le provocaban tanta confusión.
— Dulce de leche y chocolate con galleta.
El menor parece pensarlo— Vaya que es una difícil decisión.
— Lo sé— dice suspirando, cabizbajo y un poco aturdido — Es sólo que, en toda la cocina, no estoy seguro de quién es más dulce.
— ¿Quién? — pregunta. El mayor sólo asiente en respuesta, perdido en sus pensamientos y cuestionamientos vagos.
— En realidad, creo que tengo la respuesta.
— ¿De verdad?
JongDae asiente orgulloso.
— Entonces, ¿quién es más dulce? — MinSeok le presiona.
— Fácil— dice encogiéndose de hombros. — Tú. Tú eres el más dulce.
