Problematico Potter

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James Sirius Potter había sido un niño mimado desde el día en que nació. Era el primer hijo de uno de los magos mas famosos, hijo del "elegido". Aunque era el primer hijo para la familia Potter no era el primer nieto para la familia Weasley, sin embargo la abuela Molly lo recibió en sus brazos con una ternura inconmensurable y unas lagrimas de felicidad al ver la sonrisa de Harry Potter, a quien había recibido hacía algunos años como a un hijo mas.

James Sirius sabía por qué su padre le había nombrado así, su abuelo era el mismísimo James Charlus Potter, Merodeador por excelencia al igual que Sirius Black. Nunca conoció a sus abuelos paternos pero había escuchado historias de aquellos que alguna vez los habían conocido. Sabía que su abuela Lily había muerto protegiendo a su hijo de una maldición asesina.

Su padre lo miraba con orgullo en muchas ocasiones y en otras solo lo miraba con aprehensión, los regaños se los dejaba a su madre, Ginny.  Desde pequeño hacía infinidades de travesuras que seguramente habían sacado mas de un grito de cualquiera y risas de aquellos ajenos a sus bromas cotidianas. Su padre le había enseñado a volar desde pequeño, y al igual que Sirius Black lo había hecho una vez, como le contó su padre, él le regaló una escoba en su primer año.

Entre las personas era conocido como "el hijo del niño que vivió" y se había prometido a si mismo abandonar esa fama que le perseguía gracias a la mayoría de su familia. Se sentía orgulloso de su padre, quien entre todas las historias contadas, había salvado al mundo mágico del mas tenebroso mago de todos los tiempos. Pero él, James Sirius era algo muy diferente a su padre.

Vivían en el número 12 de Grimmauld Place y quizás a manera de homenaje, se le había dado la habitación que era de Sirius Black. En ella había una foto de cuatro personas, cuatro jóvenes que sonreían a la cámara. Su padre le había explicado quienes eran aquellos que allí se encontraban, James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y un regordete llamado Peter Pettigrew. James Sirius mas tarde se enteraría que éste ultimo era quien había traicionado a sus abuelos.

En ese momento James Sirius estaba sentado observando a una furibunda pelirroja que lo veía con mirada amenazadora y brazos cruzados. Le encantaba y le entretenía a sobremanera molestarla y ver cuán roja se veía, tanto como su cabello. Desde que eran pequeños él solía hacerle travesuras, y molestarla un poco, mas por un poco de atención que por cualquier cosa. En el fondo envidiaba la amistad que tenía con su hermano Albus; no era que estuviese solo, tenía a sus amigos, el nuevo grupo de Merodeadores, su primo Fred, Frank Longbottom, Marcus Thomas y Cassey Finnigan. Pero en la amistad de Albus y Rose había algo que lo intrigaba, además del hecho de que fuesen amigos de un Malfoy, Albus le contaba todo a Rose y viceversa, lo sabía, los había espiado en secreto.

-          ¡Vamos pecas! No te enojes conmigo, solo me gusta molestarte - le dijo mientras con palmadas en el sofá la invitaba a sentarse.

-          Ni creas que me sentaré contigo Potter, además no me gusta que me digas pecas, se escucha detestable.

-          Triste para ti, y para mi buena fortuna pelirroja malhumorada, siempre tendrás pecas, y tendré mas razones para llamarte así - le sonrió con esa sonrisa de medio lado que la exasperaba totalmente.

-          ¡Te detesto James Sirius! Eres un tonto, arrogante, fanfarron…

-          …papanatas, entrometido, ridículo, ya me sé todos tus insultos Rosie. Deberías aprender unos nuevos. Sabes - comenzó mientras se levantaba y la veía fijamente a medida de que se acercaba - a veces pienso que te gusto pecas Weasley.

James vió con el color rojo se apoderaba de la cara de la pelirroja, sabía que la había enojado y mucho esta vez, pero era algo que le había causado gracia en sus pensamientos.

-          Claro que no, primo. - Rose resaltó la última palabra, a lo que James se encogió de hombros.

-          Las familias de magos se casaban entre primos para conservar el apellido, no sería una sorpresa - la chica esta vez era la que tenía una sonrisa de medio lado.

-          Ni que fueses el ultimo chico en todo el mundo mágico terminaría contigo, además somos familia, lamentablemente.

-          Lamentablemente para ti soy mas Potter que Weasley, aunque espero que mamá no escuche eso último.

Rose solo bufó, no era la primera vez que su primo trataba de sacarles de sus casillas, pero esta vez había cruzado la raya. Decir que le gustaba, era la cereza que había hecho todo un adorno en el pastel.

-          Yo espero que tu querida amiga Cassey no escuche que dices que me gustas, podrían darle celos, primito - James solo comenzó a reir. La pelirroja lo miraba algo asustada de su reacción.

-          No tengo nada con Cass, además, es mi mejor amiga. ¿Celosa Weasley?

-          Te repito James Sirius, somos primos.

-          Como digas pecas - sin mediarlo y sin la pelirroja poder evitarlo el chico de cabello castaño le dio un sonoro beso en la mejilla y desapareció tras el "puff" del hechizo de aparición.

La peliroja tenía cara de sorpresa y enojo a la vez y comenzó a dar zancadas hasta las escaleras.

-          ¡JAMES SIRIUS POTTER LA PAGARÁS, ERES UN…! - gritaba, a lo que tuvo que detenerse ante la mirada amenazante de su madre, Hermione estaba de brazos cruzados, similar a como ella se enocntraba hacía unos minutos.

-          ¡James Sirius Potter! - gritó Ginny. El aludido apareció a su lado con aspecto divertido - ¿Qué demonios le has hecho a Rose?

-          ¡Nada mamá! Solo que ella es una quejica - Rose se abalanzó para propinarle un puñetazo - ¿Lo ves tía Hermy? Rosie es quien quiere atacarme.

-          Te voy a dar un… Papá suéltame - Ron vió en la mirada de su hija la misma que Hermione le daba cuando estaba molesta y decidió que era mejor hacerlo, hasta por su propia integridad física.

-          James - esta vez fue la calmada voz de Harry quien hablaba - Pensé que habíamos superado la etapa de molestar a Rose, ya eres mayor de edad. Deberías cuidar de tu prima, no molestarla.

-          Rose sabe que la cuido, y lo mucho que la quiero - dijo James. En el fondo del estomago de la pelirroja aparecía un cosquilleo, pero su rostro estaba furibundo - pero no puedo evitar molestarla. Es divertido.

Los mayores se miraron la cara entre sí, ya habían tenido la misma discusión muchas veces, desde hacía ya muchos años. Para sorpresa de todos, James se adelantó hasta donde se encontraba Rose y la miró, estaban frente a frente. Los ojos castaños del chico se encontraron con los azules de la pelirroja.

-          Perdoname Rose, si te incomodé. No volveré a molestarte - la pelirroja bufó.

-          Siempre prometes lo mismo.

-          ¡Me conoces! - bromeó el chico - perdón. No te molestaré mientras estés aquí, me iré a mi cuarto y pretenderé que no existo.

James desapareció dejando a todos con una mirada de sorpresa. El chico castaño se lanzó sobre su cama y comenzó a reir en su soledad. Sabía que no duraría mucho su palabra en cuanto a eso, además había sido divertido ver la sorpresa en los ojos de Rose cuando besó su mejilla, en realidad no se había sentido tan mal.

Despues de todo Rose no era fea, en lo absoluto. Había cambiado ese verano, pero ella misma lo había dicho. Era su prima. Sin embargo, no era como si no hubiese besado a varias de sus primas. A Molly y Roxane ya les había dado un beso, cosa que había quedado en secreto. No sería nada robarle un beso a su prima favorita, a quien mas le gustaba molestar.

No te enamores de mi JamesWhere stories live. Discover now