Capitulo 43:

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n no sabíamos nada de Luke y la incertidumbre sobrepasaba mis límites. Los médicos seguían tan ocupados que no se acercaban sino sólo para darnos una sonrisa de apoyo.
Esperamos horas por un diagnóstico incierto, rezando al cielo que no fuera lo peor.  No tenía hambre, no tenía frío, no tenía sed, sólo me encontraba ahí sentada, tratando de no imaginar una vida sin Luke.

Después de esperar por mucho tiempo, un médico alto, con cabello y ojos oscuros se acercó a nosotros con un estetoscopio en la mano:

-¿Ustedes son los familiares de Luke  Jhonson?-preguntó mirándonos a los ojos.

- Pues no somos familia..pero estamos acá por él-contestó Alex

El doctor dudó.
-No tiene a nadie más en el mundo, sólo nosotros-agregó Pistache

El doctor suspiró y prosiguió:
-Bueno, su amigo está fuera de peligro-suspiré aliviada- Por suerte la bala  no atravesó ningún órgano pero si interfirió con una vértebra, le va a costar por ahora pero con el tiempo y con varias y constantes terapias podrá caminar normalmente-sonrió amablemente.

"Oh Dios mio" pensé y me tapé la boca con la mano. No sé como Luke se tome la noticia de que no caminará por un tiempo. El siempre se había mostrado como un chico independiente y el pensar en que su libertad no sería la misma, cielos, espero que se lo tome bien.

-Él en este momento se encuentra dormido por unos medicamentos que le dimos para después de la cirugía..

-Podemos verlo-lo interrumpi desesperada.

-No creo que sea buena idea todavía pero...los dejaré pasar uno por uno, con la condición de que no se demoren mucho. Y si llega a despertar intenten no alterarlo en lo absoluto. De acuerdo?

Todos asentimos.

-Está bien, quien va primero?-preguntó el doctor.

Miré a los chicos y aunque me moría de ganas por verlo no quería sonar  arrogante diciendo que yo primero.

-Vanessa irá-dijo Pistache, Alex asintió.  Los miré y les di las gracias mentalmente.

-Muy bien, acompañeme señorita por favor-dijo el doctor para que lo siguiera.

El olor del hospital era muy peculiar, las paredes, las personas, un lugar lleno de emociones.
Mi corazón se aceleró en cuestión de segundos y podía sentir como mi felicidad aumentaba. Gracias Dios.
Después de caminar unos minutos y cruzar habitaciones de espera llegamos a un cuarto el número 357.
El doctor se detuvo y abrió la puerta para que entrara, le sonreí y entré a la habitación con el corazón en la mano, alcé mi mirada y ahí estaba, con oxígeno, tubos y el característico sonido de sus latidos.
Estaba agradecida con Dios porque estaba vivo pero en el fondo me dolía verlo ahí, tan indefenso. Mis ojos se aguaron y sentí quitarme un peso de encima, con tan sólo verlo respirar mi alma volvía.

Me acerqué a él mirando su rostro, aún pálido pero no como antes, peiné sus cejas y acaricié su cabello escuchando sus latidos. La habitación se veía cómoda, con una mesita al lado de la camilla, un pequeño televisor de pared y una ventana que dejaba ver el pasto ya untado de nieve.

- Hola guapo-susurré-Que susto nos diste, no te imaginas cuanto sufrí hace unas horas, no sabíamos nada de ti, sentía como si a mi me hubieran pegado un disparo, me sentia vacía-una lágrima brotó de mi ojo. Su cabello tenía un poco de tierra y con mis dedos intentaba limpiarlo-Por un momento creí que te perdería, y sabes que no soportaría vivir así-supiré- pero estás bien, y sé que si estamos juntos sobrellevaremos lo que venga- le tomé la mano y la acaricié, estaba un poco fría y frágil- siempre voy a estar contigo hasta donde Dios lo permita, no quiero ni por unos segundos alejarme de ti porque-con mi otra mano acaricié su brazo delineando un poco sus tatuajes-porque eres mi hogar, mi luz, mi vida, contigo no me falta nada y sin ti no podria -sonreí débilmente-estoy tan absoluta y jodidamente enamorada de ti que simplemente no puedo estar en un mundo en donde tu no estés en el- cerré los ojos y apollé su muñeca en mi boca mirando como su pecho subía y bajaba.

Mi LadrónWhere stories live. Discover now