Amar es lo importante - XiuHan (Lime)

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Amar es lo importante — XiuHan Lime
HoneyXiumin99


La espalda de LuHan toca poco a poco el colchón debajo de sí, siendo empujado con delicadeza por una mano posada en su pecho. Su corazón empieza a latir con rapidez, el ligero sudor en su frente delata sus nervios y el constante temblar de su cuerpo se hace más evidente. No puede ver casi nada debido a la poca luz de la habitación, pero sí es capaz de sentir cuando el hombre que segundos atrás lo empujaba, se acomoda gentilmente entre sus piernas.


Pasa saliva ruidosamente y quiere creer que MinSeok no es capaz de ver el intenso sonrojo que se encuentra en sus mejillas.

— ¿Por qué estás nervioso? —Y escucha una suave risa, la cual le arrebata una temblorosa de sus propios labios—. Dime, LuHannie.

—Es sólo que... —Suspira, buscando a tientas las manos contrarias para tomarlas entre las suyas y entrelazarlas—. Ya sabes que es la primera vez que alguien... bueno, eso.

MinSeok se inclina lo suficiente para besar su frente, luego su pequeña nariz, superficialmente los párpados y finalmente los labios, quedándose ahí un rato más largo.

—Y no sabes lo feliz que me hace ser el primero para ti.

Aprieta las manos de MinSeok y levanta la cabeza lo máximo que puede, buscando sus labios con clara necesidad.

LuHan siempre fue una persona feliz: Nació con una familia privilegiada, padres amorosos que siempre lo consentían en todo y nanas que alegraban su día a día con suaves sonrisas y pequeños regaños por diversos temas para nada importantes. Tenía amigos por doquier, siempre conocido por su brillante sonrisa y actitud gentil. Buen estudiante, excelentes notas, fantástica vida social y un enorme talento al poseer la voz más dulce y angelical del instituto que asistía en aquel entonces, sin mencionar su buen desempeño en los deportes —sobretodo el fútbol.

Se podria decir que tenía todo lo que una persona deseaba en una pareja. Era: guapo, cariñoso, respetuoso, amable, solidario, inteligente, talentoso, con un enorme corazón y muchísimo amor para dar. Todos, absolutamente todos aseguraban que Xi LuHan era lo más cercano a un ángel.

Él nunca supo lo que era tristeza hasta que un día amaneció en un hospital, su madre llorando fuertemente en el hombro de su padre y sintiendo un intenso dolor en su pecho al no poder sentir parte de sus piernas.

A partir de ahí todo fue en decadencia: ya no tenía amigos, su familia parecía querer rechazarlo, su hermosa sonrisa quedó en el olvido, su voz se fue quedando sin volumen cada vez más, no asistía a la escuela y por lo tanto su casi asegurado futuro en la universidad fue cedido a otra persona; y todo por ser condenado a una silla de ruedas.

Ya no salía de su casa, no lo sentía necesario. El único consuelo y apoyo que poseía era el de sus nanas, quienes en más de una ocasión tuvieron la intención de enseñarle que nada estaba terminado. Tendría mayor dificultad, es verdad, pero nada sería imposible.

No obstante, una mañana fue obligado a salir de casa con el único propósito de asistir a un psicólogo. Yeri, la nana más vieja de LuHan, se sentía culpable al aprovecharse de su condición para hacerlo salir de la habitación, pero sentía que con la ayuda de un profesional todo volvería a ser como antes.

MinSeok recuerda la primera vez que un flacucho rubio visitó su lugar de trabajo, claramente obligado a juzgar por su ceño fruncido y la insistencia de no querer hablar con él porque estoy perfectamente bien.
Pero no se rindió fácilmente, mucho menos al escuchar las palabras de la dulce anciana que imploraban a gritos por una mejora.

La primera sesión fue un asco, siempre recibiendo respuestas con simples monosílabos y los más que efectivos "Mm" y "Ajá". En la segunda hubo un mayor avance, pero todo se fue al demonio cuando MinSeok mencionó sin querer la palabra "paralítico", la cual no tenía la intención de ofender pero LuHan pensaba completamente lo opuesto. La tercera y la cuarta era lo mismo, siempre iniciando por un no quiero hablar contigo de LuHan y finalizando con un ya cállate, se terminó la hora del mismo.

Pero LuHan no estaba molesto por los fastidiosos sermones o la insistencia de MinSeok con hacerlo hablar sobre sus problemas, si no más bien por aquellos hermosos ojos que no expresaban nada más allá de lástima hacia su persona. Porque sí, desde el primer momento en que cruzaron miradas LuHan supo que MinSeok era todo lo que él siempre buscó en una pareja, pero que sabía que no tendría por no tener a sus malditas piernas.

MinSeok era lindo, carismático, muy amable y con el insistente deseo de ser gracioso pese a que sabía que sus chistes eran realmente malos, pero que a LuHan siempre le sacaban una que otra risa disimulada. Y fue una noche lluviosa cuando decidió que le gustaba muchísimo, a tal punto de caer en depresión nuevamente al creerlo un amor imposible.

¿Pero y MinSeok? ¿Qué eran de sus sentimientos?

Al ya tener más de dos meses atendiéndolo, MinSeok se siente en la necesidad de presumir lo bien que le ha ido con su cierva gruñona. Ya hablaban normalmente, se reían de cualquier cosa e incluso intercambiaron números, burlándose bajito por el rojo en las mejillas de LuHan al oír aquella petición.

Tercer mes: LuHan anuncia que volvió a la escuela.

Cuarto mes: LuHan recupera el brillo en sus ojos.

Quinto mes: LuHan recupera su enorme sonrisa.

Sexto mes: LuHan le canta a MinSeok, enamorandolo con su dulce voz.

Séptimo mes: MinSeok se siente extraño cuando LuHan roza sin querer su mano al entregarle el vaso con café que insistió en servirle.

Octavo mes: LuHan confiesa su amor, huyendo rápidamente del lugar al no oír una respuesta.

Noveno mes: MinSeok va hasta su casa y, en medio de un mar de sentimientos que llenan su pecho, corresponde el amor que LuHan estaba a punto de perder.

Décimo mes: Van a la primera cita, misma en la que MinSeok estaba nervioso por si algo salía mal y LuHan preocupado por si la ropa que tanto se tardó en elegir no le gustaba.

Y fue ahí, sentados en el césped de un parque y expresando miles de palabras a través de unas simples miradas, que MinSeok se armó de valor para tomar entre sus manos las delicadas mejillas de LuHan y besarlo tan intensamente hasta dejarlo sin aliento.

A partir de ese momento todo estuvo lleno de risas, besos acaramelados, abrazos sinceros, confesiones que a más de uno les sacó lágrimas..., momentos que LuHan atesora con el alma.

Siempre pensó que su vida estaría perdida por el simple hecho de no tener parte de sus piernas, pero luego viene MinSeok a demostrarle lo opuesto con sus caricias, sus besos e inclusive su voz.

Se siente bien cuando MinSeok reparte besos en su rostro, bajando lentamente a su cuello y perdiéndose un buen tiempo en la piel de su pecho, besándola con delicadeza y tomando un poco de ella hasta dejarla de un bonito color rojo.

Se siente feliz cuando MinSeok le susurra palabras de amor al oído, diciéndole lo guapo que está o cuánto esperaba ese momento al llevar sus manos más allá de su torso, acariciando zonas que lo hacen enloquecer a medida que los segundos transcurren, pidiéndole con un tono de voz entrecortado por más.

Se siente profundamente amado cuando MinSeok por fin entra en él con tanta delicadeza y lentitud que siente que va a morir de la felicidad, llevando las manos a sus pronunciadas mejillas y besándole todo el rostro al no saber que más hacer con el sentimiento de calidez que llena su pecho.

MinSeok saborea cada beso, cada jadeo y cada dulce gemido que sale de los finos labios de su amado cuando las embestidas comienzan, llevandose consigo cualquier duda o inseguridad que LuHan sentía de su amor días atrás. Los besos suben de tono, las voces de ambos se distorsionan por el enorme placer que sienten en sus respectivos cuerpos y las uñas de LuHan se incrustan con fuerza en la espalda de MinSeok cuando se siente cerca de terminar.

—Mi-MinSeok... —Jadea—. N-No puedo m-más.

El mencionado simplemente sonríe y besa sus abusados labios con lentitud —muy contrario a la velocidad que se mueven sus caderas— siendo eso suficiente para que LuHan culmine con un sonoro gemido, sintiendo después como pequeñas corrientes recorren cada rincón de su cuerpo mientras MinSeok aferra sus manos al colchón para buscar su propia liberación, la cual no tarda en llegar y por la que cae suavemente en el pecho ajeno, comenzando a buscar el aire que se perdió.

Se sienten felices, plenos, tan satisfechos..., que no encuentran motivos para separarse del otro por un largo tiempo.

MinSeok mira una vez más a LuHan —quien tiene la mirada perdida— y ríe tiernamente, volviendo a tomar su rostro con suavidad.

— ¿Estás bien?

El aludido suaviza la expresión y sonríe.

—Muy bien, mi amor.

Tener una discapacidad no cambia nada, simplemente hace los obstáculos un poco más grandes pero no imposibles; LuHan lo sabe y es por ello que se encarga de acariciar el rostro de su novio toda la noche, besándolo de vez en cuando y agradeciéndole repetidas veces por llegar a su vida, por ser su bonito novio y por hacerlo salir del túnel en el que estaba metido. Pero sobretodo le agradece el amor que le tiene y le pide que nunca lo deje, recibiendo siempre como respuesta:

—Es más probable que el mundo se termine antes de que yo te deje de amar, mi ángel.



Fin.


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⏰ Última actualización: Dec 28, 2016 ⏰

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