septem

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HoSeok atendió algunos asuntos que no podían espera, como el deshacerse de los cuerpos de una manera segura era crucial. Luego estaba el asunto de los heridos y lo de coordinar las tareas de reparación. Sintiéndose agotado logro arrastrar su cuerpo hasta el tercer nivel bajo el suelo, una vez allí se dirigió hasta la puerta de su apartamento. Tecleando la clave de acceso y espero.

Dentro encontró con una escena que por un momento hizo que le aire le quemara los pulmones, y como consecuencia que su pene se pusiera tan duro que podía taladrar piedras. Con cuidado de no despertar al chico que dormía en el sofá, con el dorso desnudo, dejando ver su espalda delicada y blanquecina, y el cinturón de su pantalón suelto y un poco bajo, permitiéndole ver el nacimiento de las curvas de su redondeado trasero.

HoSeok respiro profundo, apretando en un puño las manos tratando de evitar que estas se dejaran llevar por el deseo y fueran tras toda esa piel tersa que se le ofrecía. El pantalón jean era casi un pecado el que cubriera esas piernas largas y torneadas, y el pene que dormía bajo el cierre, los pies desnudos le recordaba al moreno que el rubio era aún un cachorro inocente. Aunque ese cuerpo fuera la encarnación del pecado mismo.

Tragando duro el alfa logro controlar los impulsos que comenzaron a desbocarse, le achaco a la luna y al aroma dulce del chico que pronto entraría en celo. Si se enlazaba al tomar su virginidad, el gatito sería su pareja por siempre, y jamás tendría a otro amante más que él.

HoSeok, después de hacer acopio de toda su fuerza de voluntad, logro desviar la vista de la habitación sin puerta, la que había sido tirada después de su pelea en la mañana. Caminando a hurtadillas llego hasta donde estaban acomodadas las cunas de sus hijos, la cama había sido retirada para darles espacio. Había un mueble para cambiarlos, una mecedora y una pequeña refrigeradora donde estaban guardados los biberones. Ahora entendió por qué su joven pareja estaba durmiendo en el sofá, el chico le había dado su habitación a los bebés.

HoSeok era un guerrero, su padre le había enseñado que su vida estaba al servicio de la manada. A pesar de ser un alfa joven, había demostrado que merecía el puesto con creces. Tenía sus cachorros, tenía asegurada la descendencia como pedían los ancianos. Para lo que no estaba preparado era para esa sensación de tibieza en el pecho cada vez que visitaba a sus hijos. El saber que su futura pareja sería capaz de tomar riesgos por los bebés, y lo es más, les diera su comodidad, lo hizo sentir humilde.

Un gemido que provino desde la sala de estar, le recordó a HoSeok que un rubio sexy dormía incomodo sobre el sofá, con una sonrisa en el rostro, supo exactamente donde pasaría la noche el gatito malcriado.

❆❆❆❆

TaeHyung había seguido los consejos de YoonGi, cada palabra. "Si quería ser la presa del gran y malvado alfa debería esperar dócilmente, pero si quería carne de tigre para la cena, él debía controlar la situación", así que el gatito se había quitado la camisa, acostándose boca abajo ocultó sus tetillas erectas por el aire acondicionado de la habitación, eso sería suficiente para hacer que el tigre se emocionara un poco.

Al notar que el alfa tardaba decidió desabrocharse el botón del pantalón jean que el zorro le había prestado, cuando escuchara el sonido de la puerta se acostaría y fingiría dormir. Lo que no calculo fue que en verdad se quedó dormido, el acomodar a los cachorros había sido un trabajo titánico, tomando en cuenta que todo lo realizaron Luna y él por temor a que alguien lastimara a los bebés.

Cuando unos brazos fuertes lo levantaron en vilo, quiso asustarse, pero el olor conocido del tigre lo hizo dormir de nuevo. Estaba tan cansado, la baja espalda había comenzado a doler un poco por todo el trabajo y la tensión.

Cuando el tigre probó a su gato #2 →vhopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora