Especial [Chloenette]

Prologo

—¿Estás bien? —Preguntó algo preocupada la rubia mientras ayudaba a Manon a levantarse del piso.

Alya y Marinette no podían creer que aquello fuera real, que la única hija del alcade, su compañera de clase y la rival de Marinette estuviera ayudando a una niña sin hacer alguna clase de escándalo por haber chocado con ella sin querer.

Chloé le extendió la mano a Manon, la niña se la acepto y se levantó sin dificultad. Marinette sospechaba que algo andaba mal, después de todo, ver a la persona más egocéntrica, egoísta y presumida de todo París hacer algo bueno no era del todo normal. Incluso pensó en la posibilidad de que hubiera un akuma cerca, pero eso quedo descartado ya que ella no tenía rastro de haber sido akumatizada de nuevo.

—¡Gracias! —Dijo Manon sin darle importancia ya que ella no conocía como era Chloé realmente. O eso era lo que pensaba Marinette.

—Para la próxima vez ten más cuidado.

Marinette estuvo apunto de decir algo, pero el miedo la consumió ¿Eso no era un sueño? ¿Era la misma Chloé y no tenía una hermana gemela? Se escondió detrás de Alya en un gesto de temor absoluto, algo no andaba bien.

—¡Manon! —Grito Alya para llamar la atención de la niña y hacer que ella de despidiera de Chloé con un movimiento de manos y corriera en su dirección. Al llegar frente a ella, Alya se cruzó de brazos y a Marinette por un instante le recordó a su madre—¿Que te he dicho de correr sin sujetarte los cordones? ¿Y de hablar con extraños?

—Lo siento, Alya.

Marinette cogió a la niña en brazos, mientras Alya se ajustaba los lentes y quitaba el semblante molesto de su rostro para uno más confundido.

—¿Esa era Chloé? —Preguntó cambiando de tema.

—No estoy segura, pero si lo era creo que esta tramando algo.

—Pues algo de amabilidad nunca le hace daño a nadie, Marinette.

La de coletas azabaches se sentía confundida, pero estaba segura de que algo tramaba Chloé. La misma chica los últimos cuatro años no podía cambiar de la noche a la mañana.

—Algo trama, Alya, estamos hablando de Chloé.

Y la castaña ya no quiso insistir, ya que aunque quisiera ignorarlo, tenía razón.

Pero todo el mundo puede cambiar.