37

82 10 0
                                    

Narra Ana:

Apenas llegamos a casa fuimos directo a cenar algo en la cocina, hicimos una sopa con huevo cocido y sándwiches de jamón con queso americano amarillo, unté sangre en las orillas de los panes y también me serví en un vaso, me gustaba este cambio, ya no me hacía tan dependiente de la sangre como antes, eso me agradaba de sobre manera, pero lo que más me agradaba en este momento era ver a quien tenía frente a mi, Oliver comía despreocupado un sándwich mientras se apoyaba en la barra, estaba descalzo y sin camiseta, solo traía un ajustado pantalón negro no muy oscuro con un tipo de tobilleras y rodilleras de tela negras muy oscura, dicho sea de paso que el pantalón era de tiro un poco algo llegando a cubrir un poco su ombligo, tenía el torso bastante marcado por el ejercicio y eso solo lo hacía ver más atractivo, no habían nada de vello en su torso pálido como el papel, los únicos adornos que tenía eran en las manos, sin contar sus tatuajes, con un par de anillos negros en dos dedos de cada mano junto a unas muñequeras negras sin ningún adorno, en el cuello llevaba una gargantilla con una media luna color plata, a los lados de la gargantilla bajaba una cadena de plata y al final de esta había una cruz del mismo material que llegaba a su esternón, en las orejas tenía varias perforaciones, eran cuatro en cada oreja según podía contar, todos esos adornos cubrían perfectamente sus tatuajes pero no sabía por que los tenía puestos, la noche era lo suficientemente cálida en la casa por la calefacción puesta, todo se sentía cómodo y eso explicaba que pudiera estar por la casa así cuando normalmente estaba casi envuelto en varias sábanas, su cabello se encontraba atado de forma simple con una liga color rosa pastel, desentonando con todo, sus ojeras ya no se veían tan pronunciadas como antes y eso me gustaba, ya dormía mejor que antes, de pronto me atrapó mirándolo fijo y cuando miré a otro lado sonrió, pude ver de reojo como se le puso de un ligero rosa la cara.

-¿disfrutas la vista?.-preguntó de pronto, lo miré directo esta vez.

-ahora ya no se que prefiero comer ahora, si esto que tengo servido en el plato o a tí.-dije directa, mirándolo a los ojos, él sonrió, tomó su plató y rodeó la mesa hasta llegar a donde yo estaba, dejó el plato en la mesa y entonces tiró de una silla, al acomodarla justo a mi lado se sentó y me miró.

-por ahora hay que comer, mañosa, de otro modo me vas a dejar en los huesos.-bromeó antes de que yo estirara las manos hasta un tupper rosa coral que tenía en la mesa, al tomarlo lo deslicé por la mesa hasta dejarlo frente a Oliver.

-come eso también, te va a hacer bien.-dije tranquila antes de ver como dejó el sándwich en el plato y tomó la orilla dentada de la tapa, entonces al abrir el traste ese apenas miró el contenido dentro se puso colorado en exceso y me miró sin creérselo.-no, no es broma, cometela toda, es buena para la digestión y últimamente dices que te sientes mal del estómago.-dije con tranquilidad, al ver nuevamente el tupper su color rojizo en la cara pasó a ser poco creíble, parecía una manzana.

Corté piñas y las dejé en el refrigerador dentro de varios trastes, entiendo el doble uso para esa fruta pero no iban por eso...

-¿intentas seducirme con piñas? No nací ayer, si querías algo como esto solo me hubieras dicho, yo con gusto te cumplo lo que tú queras, mañosita linda.-dijo divertido, fué ahí cuando la que se comenzó a poner nerviosa fuí yo, no, la intención no era esa, ¿ya nadie podía regalar frutas como muestra de amor?

-sabía que tenía que haber hecho mejor un batido verde, siempre mal piensas tú.-dije un poco picada por la situación, Oliver era un alburero llevadito de lo peor, eso pensaba hasta que de pronto se puso de pie, pasó una pierna sobre la silla donde yo estaba y entonces se sentó sobre mi regazo, quedando frente a frente conmigo y pegando su pecho al mío.

-¿entonces no me quieres probar hoy?.-preguntó con la voz ligeramente ronca, sentí mi cuerpo ir a mil por hora cuando hizo esa voz.

Esto va a terminar en sexo salvaje... Siempre acaba así cuando hace esa maldita voz ronca y sexy...

Alma Sin Memorias; Mi Vida PasadaWhere stories live. Discover now