Él nunca estuvo especialmente interesado en ese arte desde un principio

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Ciertamente, en este mundo existen infinitas formas o medios a través de los cuales podemos ver nuestro entorno. Desde un par de anteojos, un televisor, los prismáticos que compraste para aquella excursión al zoológico que organizó tu escuela; incluso con un lápiz y un pedazo de papel podemos plasmar escenarios, comenzando con un bosquejo simple y, si eres profesional, el resultado final será casi idéntico a la atmósfera original. Aunque para ser honesto, con las circunstancias adecuadas como una buena fuente de luz, un ambiente libre de obstáculos, un objetivo claro y sobre todo una buena cámara, existe un método aún más perfecto que el propio sentido de la vista. Sí, me refiero a la fotografía.

          Debes estar pensando que olvidé mencionar el talento y el estudio de esta disciplina para poder capturar la esencia completa y verídica de nuestra meta. Ya sea un paisaje, un objeto inanimado y (personalmente, creo que esta es la esencia más difícil de conseguir) la de un ser vivo. De acuerdo, puede que en cierta parte tus argumentos tengan razón, pero yo conozco una historia que me ayudó a poder discernir y conocer un poco más acerca de eso que llamas talento, aunque sin lugar a dudas, yo lo llamaría casualidad. No me malinterpretes, por supuesto que existen los talentos innatos, no puedo negar semejante realidad. A lo que realmente me refiero es que en esta historia existió eso y más. Una grandiosa casualidad y un talento sin límite.

          El día que Minseok comenzó a trabajar en una importante agencia de modelaje con ayuda de su padre, no podría denominarse frío, aunque habláramos del comienzo de la temporada hibernal en Corea. A decir verdad, era la época de transición entre el otoño y el invierno, esa etapa en la que si bien no se te congela la espina dorsal, tampoco puedes disfrutar el tacto del retrete con tu piel al despertar a mitad de la noche para ir a orinar. Simplemente es un período que te amenaza sin la menor pizca de incomodidad como diciendo "¡Hey, estoy aquí! Y en cualquier momento te mataré". Durante esta etapa que denominaré "venganza del planeta tierra por el maltrato que le hemos dado", el padre de Minseok y sus influencias lograron posicionarlo en la empresa con un puesto austero como recepcionista. Las principales funciones de Minseok no podían catalogarse como pesadas o agotadoras, ya que principalmente se encargaba de la atención a los clientes de la agencia, recibimiento de llamadas, programar los horarios de los diferentes fotógrafos y modelos que trabajaban en la misma compañía, de vez en cuando llevar café a los usuarios y altos mandos, pero llamar difíciles a estas tareas sería una gran mentira. Minseok estaba realmente entusiasmado de poder trabajar en un lugar con deberes tan sencillos y básicos, además de recibir una remuneración nada desagradable. Desde que ingresó a la agencia con su nuevo cargo, había sido siempre el centro de atención de sus compañeros y jefes debido al desempeño que mostraba en cada una de sus labores llenas de ánimo y orden al mismo tiempo. No había tenido ninguna queja que se pudiera denominar con el propio sentido de la palabra desde que había iniciado su estancia en aquel lugar, excepto la vez que por accidente derramo dos porciones de café en el sofá blanco dónde se llevaría a cabo la próxima sesión fotográfica. A decir verdad, al principio muchos parecían estar molestos con el joven por aquel incidente, pero después de unos minutos, el asesor de imagen pensó que el sillón no lucía tan mal con esas manchas después de todo. Incluso ordeno a los asistentes que trajeran más café y vertieran otros chorros en las partes limpias para crear un efecto diferente y concebir así un nuevo estampado.

          Al transcurrir el tiempo, Minseok fue conociendo a más gente del medio, desde famosos diseñadores de moda, algunos cuantos modelos internacionales, hasta ciertos fotógrafos reconocidos mundialmente por su trabajo siempre a la vanguardia. En fin, que había logrado establecer contacto con figurillas públicas en distintas ocasiones, además de abrirse a sí mismo muchas puertas en el mundo del modelaje. Debería mencionar también que el atractivo principal de Minseok era su mirada sobria e inocente, pero igualmente rebelde. Por supuesto, Minseok no estaba interesado en participar en estos proyectos tan presuntuosos y ostentosos. Lo de él era ejercer la atención al cliente al cien por ciento, o eso creía.

Blank canvas - Yue KotobukiWhere stories live. Discover now