Capítulo 3.- Camino del río

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Elliot, por nada del mundo sueltes la maldita cuerda. Es tu única forma de saber por donde volver. Recuerda, perderla es igual a morir, y no perderla igual a no morir. Así que ya sabes que te conviene hacer. Tú solo preocúpate de dos cosas: de la maldita cuerda que sujetas, y de no alertar a nad... Mejor me callo y no continúo. 

-Oye Jay, ¿Tú no podrías hacer que llegara volando al río verdad? Como haces aparecer cuerdas en mi mochila, existe la posibilidad de que me lleves levitando, ¿No? ¿Qué te pasa, ahora tienes vergüenza? Pobrecito. Ahora Jay no quiere hablar. Oye, contesta. Que te estoy insultando. Meh.-

Creo que es mejor que siga andando hasta dar con el río y pasar de él. No sé, es gracioso. Encuentro a alguien que forma parte de mí y ya me ignora. Algo curioso. Pero bueno, que hacer si ya no te controlas a ti mismo. He pasado mucho tiempo aquí solo, encerrado como una cobaya en su jaula, solo que a mí me falta mi rueda. Fue un día, que desperté aquí. Y ya está. No sé quien es mi padre, quien mi madre y si tengo acaso hermanos o hermanas. Es muy duro convivir con tu soledad. Porque sufres, te hieres, y solo lo puedes compartir contigo mismo. Y para una vez, que encuentro a alguien que me hace compañía, así porque sí, me deja. ¿Qué hago tan mal?

"Espera. Él está llorando. Debería hablar con él, pero eso, entorpecería su desarrollo. Debo intervenir lo menos posible. Debería haber permanecido dormido más tiempo en su interior, pero yo también me aburría. Aún tenemos que esperar a... Ya ha parado de llorar."

No llores Elliot, sigue hacia adelante como has hecho siempre y lucha. Ya sé que te puede animar. ¿Qué le grita el profesor de ciencias a Francisco cuándo está delante de la pizarra? ÓPACO, quita que no veo. Je, je, je. Siempre me animáis chistecitos, por malos que seáis. Venga, ahora dedícate a caminar y a contar las piedras con forma de animales que veas. A ver, no diviso ninguna. ¡Sí, aquí! Esta tiene forma de lobo. Es más, está muy bien definida. Tiene la forma perfecta. Ya sé, me la quedo y luego juego con ella. Sería gracioso, ya que si hubiera alguien más me avergonzaría que me viera jugar con muñequillos, pero como no es el caso, no importa.

Huelo algo, sí, y ese algo es humedad, y ya no hay tantos árboles a mi alrededor. ¡OH DIOS MÍO, he llegado al río por fin! Antes de correr hacia al río y mojarte los pies y jugar con tu lobito, ata bien fuerte la cuerda. A ver, ese árbol con las ramas caídas es un buen sitio. Doy un par de vueltas y hago un fuerte nudo. ¡Ala! Ahora Elliot, ¡Sal corriendo y a disfrutar del agua! Quitate las zapatillas y ¡AAAAAAAAAAAAAAAH! Que fría está, leche. Bueno, algo es mejor que nada. Ahora saca a lobo. Sí, es un lobo que camina sobre el agua y tiene unas enormes zarpas. El lobo está apunto de atacar al señor dedo. Se lanza y... ¡AU! Me he hecho sangre. ¿Qué? ¿Qué le pasa al lobo?

"La primera prueba empieza ya. Elliot. Escúchame. Ese lobo de piedra estaba ahí para llamar tu atención y que lo mojaras. Esa piedra te ha incitado a cogerla y mojarla, porque está hechizada. Ahora debes combatir contra el lobo, si no quieres morir..."

-Jay, ¿Qué dices? Venga Elliot, despierta. Esto solo es un sueño. Un sueño en el que la piedra que parecía un lobo, se ha rodeado de destellos grises, y ahora es un lobo real de un metro y medio de altura.-

"Elliot, sabes que no es un sueño. Lucha, y sé fuerte. A no ser que quieras ser el plato principal de su menú."

Ahora me encuentro ante esta bestia. Una bestia que no puedo describir del todo, ya que solo encuentro en ella, la necesidad de una única cosa. Quitarme la vida.

Elliot y el poder oculto.Where stories live. Discover now