(Punto de vista de _______)
Siento la necesidad de hablar, de responderle, pero no puedo, simplemente mi cuerpo no reacciona ante lo que veo y lo que acabo de escuchar. Los ojos de Justin se cierran como si así yo fuera a desaparecer de la habitación
—Justin… Justin… tú… —No soy capaz de modular una palabra coherente.
—Vete, _____, por favor.
Cierro los ojos sintiendo el ardor de las lágrimas en ellos y sin querer hacerle caso a mi novio, me acerco a la camilla enfundada de blanco.
—______, en serio.
—Te llamé un par de veces y me daba la contestadora, estaba preocupada por ti.
—¿Tanto así que no me atendiste cuando hablabas con Tim? —Su voz suena temblorosa y débil. Mis manos sudan levemente, el vello de mi nuca se eriza al verlo lastimado así de cerca—. No quiero estar contigo, por lo menos respeta eso.
—No vi la llamada —miento.
Sus ojos se abren lentamente, sus parpados lucen cansados y sus labios resecos. Tomo la silla a su lado y me siento, sus parpados está vez caen como si se hubiera quedado dormido, solo está cansado. Mis manos buscan la suya, la retira para que no pueda tomarla.
—No mientas, ______.
—No lo hago.
—Si lo haces.
Trago saliva, asustada. El miedo de perderlo aún no abandona mi cuerpo del todo.
—No lo hago.
—______, te vi —dice exasperado.
—¿Qué viste? —Una risa amarga se escapa de mis labios.
—¿Crees divertido todo esto?
Niego con la cabeza aunque no me esté viendo, aparto la mirada de su cuerpo débil y lastimado porque me duele verlo de ese modo.
—Estaba esperándote en la puerta del instituto cuando saliste con Tim. Estuve con Payton y Caitlin, si necesitas testigos. Vi cuando lo abrazaste, cuando ignoraste mi llamada y salí disparando de allí. Fue suficiente para darme cuenta de que querías estar a solas con Tim.
—Estaba ocupada.
—Genial, ahora yo estoy ocupado. Vete.
Una fría lágrima rueda por mi mejilla, la seco rápidamente con mi camisa y niego con la cabeza decidida a quedarme allí aunque tengan que llamar a la milicia.
—Vete, ______.
—No voy a irme.
Se rinde en el momento en que se da cuenta de que no voy a moverme de su lado hasta que salga caminando ileso del hospital. Mueve la sábana fuera de su cuerpo, su frente está perlada de pequeñas gotas de sudor y aún así no se queja. Toca los cortes de sus brazos con la mano que no tiene conectada al suero.
—¿Tienes calor? Puedo prender el aire si quieres.
No responde, simplemente sigue con la tarea de ver y tocar los cortes en su piel.
Luego de unos minutos Pattie y Jeremy irrumpen en la habitación, mi suegra me sonríe amargamente y se dirige rápidamente a su hijo, quien la llama moviendo el dedo en su dirección.
—¿Puedes prender el aire?
Aprieto mis labios juntos con nerviosismo, pero me quedo sentada en mi lugar.
—______, tu mamá dice que ya se va de vuelta a casa.
—Voy a quedarme —respondo rápidamente.
