Dicen que desde el momento en que nacemos, en el mismo instante en que nuestros ojos se abren, ya estamos destinados a alguien. Puede que esta persona aún no haya nacido; puede que lo hiciese hace años ¿Quién conoce el criterio de los dioses?
Un hilo. Un fino hilo de color rojizo es anudado en nuestro dedo meñique y en el de aquella persona que será nuestra compañera hasta el final de los días. Un hilo invisible, capaz de contraerse, enredarse y estirarse. Un hilo irrompible. Un hilo que al parecer lo determina todo.