Capitulo 42

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Daniel

Tres días.
Apenas han pasado tres días desde que Isa esta en coma.
Llevo puesto un short liso de color verde aqua, con una camiseta negra completamente. Me tomo el tiempo para detenerme frente a un puesto de flores que esta a pocos minutos de el hospital. Mis converse blancos pisan la ardiente acera cuando me bajo del auto. Compro tres flores; por cada día que pasa desde que ella esta ahí dentro. No tengo ni idea de que tipo de flor son, solamente las escogí por el color. 
Me pulsa la cabeza cuando enciendo el motor de nuevo. Ayer, cuando salí con Jamie, los desgraciados me llevaron a un antro a una pull-party para despejar un poco la mente. Un montoncillo de las típicas chicas que solamente van a esas fiestas para andar de ofrecidas se acercaron a mi cuando estaba pidiendo una lata de cerveza, una chica rubia se acercó a mi y me tomó el rostro e intentó besarme. Instintivamente me alejé de ella y le dije:

- Jamás, en tu horrenda vida, vuelvas a intentar besarme, tengo novia y la respeto porque la amo, así que aléjate e igual que ustedes, aléjense de mi y dejen de estar de ofrecidas con cualquiera.

La rubia se sintió ofendida porque dramáticamente se llevó la mano a la boca y se largó. Hoy, cuando me levanté por la mañana, sentí un enorme dolor en la cabeza, me pulsaba a mas no poder. 
Cuando llego al hospital bajo rápidamente del auto y entro acarrerado a la sala de espera. La enfermera me informa que el momento de las visitas comenzó y que me da permiso de entrar a la habitación. Le he escrito unas palabras a Isabella que, si estuviera despierta, le encantarían. Abro la puerta de la habitación y me siento a su lado en la cama, le tomo la mano y le beso el dorso delicadamente. 

- Hola, amor -comienzo a hablar -. Hoy es el día número tres desde que comencé este conteo que te había prometido. Bien, y como siempre, te contaré algo bonito. Esta vez te escribí unas palabras en una hoja de uno de mis cuadernos de la universidad porque estaba completamente seguro de que no me lo aprendería todo. Bien, comienzo -saco la hoja doblada en cuatro de mi bolsillo trasero de los jeans, la desdoblo y comienzo a leer -: Sé que tu eres amante de los libros aunque casi no se te note pues porque no te la pasas hablando de ellos a todo momento, llegué a la conclusión de que, solo por ti, escribiría un libro. Yo, personalmente, te digo que algún día te escribiré un libro donde te especificaré cada detalle de como mis ojos te ven, el porque tu eres "Miss Honolulu". Porque únicamente rabié de celos una vez durante todo el tiempo que estuvimos tan juntos como el papel al bolígrafo con el que escribo estos textos. Te transportaré a los mundos de Mathias Malzieu donde los corazones hacen tic-tac y los gigantes te regalan un pedazo de su gran sombra de cinco metros. Un mundo donde te llamaré Miss Acacia y te pueda hacer mía en una bañera tan suaves que nuestros cuerpos se fundirán en el agua. 

Doy un gran suspiro y comienzo a recordar cuando ayer, a las tres de la madrugada, medio ebrio, estaba escribiendo estas palabras para mi bella amada. Me centro en la hoja y continuo: 

- Al llegar el final de mis hojas te darás cuenta que los números que marcan el folio de la página te estuvieron acariciando todo el tiempo esos largos cabellos que dejarás caer sobre el libro. Los puntos te seducirán, las comas te besarán y será el libro quién se encargue de hacerte el amor mientras con tus dedos buscas entre sus páginas una letra "O"; con euforia buscarás todas las letras que conforman mi nombre. Clavarás tus uñas sobre el papel justo como lo harías en mi espalda. Te seduciré con delicadeza y una sutileza tan terriblemente estratega que no podrás darte cuenta que todas las hojas del libro se convertirán en una noche a tu lado. Las tildes de mis palabras harán lo posible para alcanzar tus mejillas y acariciarlas. Mis letras se elevarán y entrarán por tus ojos, por esas pupilas ya dilatadas, viajarán a través de tu torrente sanguíneo y se alojarán en el interior de tu mustio corazón. Te diré porque hasta la fecha sigo confiando plenamente en como el Sol le confía a la Luna la luz de la Tierra cuando cae la noche. Te diré porque te he escogido a ti.

Las mejillas comienzan a tornarse rojas cuando mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas. La madre de Isa interrumpe en la habitación y yo continuo leyendo lo que escribí para demostrarle a mi suegra que su hija me encanta.

- Mi niña: cuando abras esos hermosos ojos que tienes y acabes de leer esto yo me encontraré en Monte Perdido tratando de encontrar inspiración imaginando las curvas de tu cuerpo, los grandes montes me recordarán tus inmensas curvas donde antes solía perderme unos momentos. Ahora me perderé en Monte Perdido y no en tus senos. Me convertiré en tu autor favorito, para que de esta manera me convierta a la vez, en tu amante favorito. Pero tal vez no escriba nada. Tal vez la chica que duerma a mi lado sea mi esposa y no tenga que saber que existes. Tal vez no tenga que saber que en efecto existe alguien que tiene el corazón que ella ha buscado por años. El mío.
- Que bonito, ahora creo que si amas a mi hija -me dice la madre de Isa
- Y no tiene ni la menor idea de cuanto, pero cuanto la amo, es mi vida, mi luz, mi todo -me enjugo los ojos con las manos -. Bueno,  dejaré que disfrute de un rato a solas con su hija -me dirijo a la puerta de entrada y justo cuando toco la perilla me giro y le entrego la hoja a su mamá -. Quiero que se lo entregue cuando despierte y que lo primero que haga sea leerlo.
- Esta bien, yo se lo entregaré Dani, no te preocupes

Tomo la perilla y la giro, la puerta se abre haciendo un crujido y cuando pienso que saldré, mi cuerpo se inmoviliza cuando escucho una suave voz detrás de mi. Cuando me giro me quedo totalmente paralizado. Todo mi cuerpo queda en un estado de shock cuando mis ojos ven lo que esta frente a mi, por un segundo pienso que estoy alucinando pero me froto los ojos y veo que es real. Este momento esta sucediendo ahora, aquí mismo, frente a mi y frente a la mamá de Isabella. 
Camino lentamente hacia el interior de la habitación de nuevo aun boquiabierto. Mis ojos están paralizados, mis párpados no funcionan y los ojos me comienzan a arder y de un momento a otros, comienzan a llorarme. Lo veo y no lo creo: Isabella ha despertado.

Cuando Te Conoci  (#1)Where stories live. Discover now