CAPÍTULO DOS

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Diviso a Jared en una de las mesas viendo su celular y frunzo mis labios sintiéndome muy nerviosa.

Su cabello lacio y castaño está corto, aunque admito que antes cuando era largo y rebelde me gustaba mucho más. Su bonita tez blanca se ve algo bronceada y me detengo en esos bonitos, firmes y definidos brazos que los lleva al descubierto con una playera sin mangas que es de mi tío.

Adoro cuando sus bonitos ojos azules como el mar me notan y me hacen suspirar. Sumado a que aún mantiene ese gancho que siempre me ha encantado…

Esa bonita barba incipiente.

No me gustan los hombres con barba, de hecho, jamás me han parecido atractivos…

¡Pero por Dios, hablamos de Jared!

Me acerco a la mesa y él me sonríe. ¡Demonios, como me encanta su sonrisa! Al por fin estar frente a frente se levanta de la mesa, deposita un suave beso sobre mi frente y me ayuda con la silla. El mesero trae la cartilla y ambos pedimos; al estar en un restaurante de comida árabe yo pido ese famoso plato conocido como el Malfuf Mashi mientras que Jared pide un Shawarma.

―Deja de mirarme así ―le susurro y muerdo mi labio inferior dándole a notar que me hace sentir nerviosa―. Me avergüenzas mucho.
―Tan bonita como siempre, Ana ―suelta una risita―. Sucede que me encanta verte.
―Lo sé ―suelto de la nada y muerdo mi labio inferior, pero, Jared ensancha su sonrisa traviesa.
―Últimamente soy muy obvio en lo que respecta a ti, Ana ―se encoje de hombros―. Me disculpo si te incomoda.
―Oh, no… Tú tranquilo ―digo con calma fingiendo que lo que dijo no me ha dejado atontada―… Pero… ¿Por qué me invitaste a salir?
Él me observa en silencio un momento y suspira diciendo: ―Sabes que no me gustan los rodeos.

»Me gustas, Ana. Me encantas y en muchas ocasiones ―relame sus labios y me sonríe coqueto―… Me excitas mucho ―agrega con la voz baja, algo ronca y muy seductora.

Oh, esto…
¡Esto es fuego!

―¿En verdad te gusto o todo ese palabrerío es porque quieres follarme, Jared? ―inquiero y le miro con el ceño fruncido. De los cuatro novios que he tenido, los cuatro han querido lo mismo y éste hombre no creo que sea una excepción.

Jared me mira sorprendido y luego suelta una risa.

―Tampoco te gustan los rodeos… Lo había olvidado ―él toma mi mano y deposita un suave beso sobre su dorso―. Admito que sí quiero estar contigo, no voy a negarlo. Pero, la ventaja en ésta situación es que yo no soy como esos críos con complejo de perra en celo ―río―. Quiero que todo vaya despacio… Si me lo permites.
―Tienes treinta y un años y yo tengo diecinueve ―comienzo a jugar con sus dedos―. ¿No te parece algo raro?
―¿A qué le temes, Ana? ―él toma mi mano y me mira serio.
―No quiero que me vuelvan a hacer daño.

Abre la boca para decir algo, pero llega el mesero con los pedidos y nos dedicamos a comer.

No hablamos mucho luego de eso. Todas mis relaciones anteriores tuvieron algo traumático y doloroso. No soy de muchas experiencias y ni mucho menos me considero atractiva. Mi cabello es negro y luego de mi gradación de la escuela comencé a mantenerlo pintado en las puntas con unas bonitas californianas amarillas. Soy delgada, me faltan senos y bueno… Creo que lo único que salva de no quedar como una tabla son mis glúteos; los cuales sí son algo grandes, pero, también tengo estrías en mi cadera y abdomen.

Cuando era pequeña era bastante llenita y mi cuerpo quedó marcado.
Nunca tuve muchos pretendientes o novios. Admito que me cuesta muchísimo confiar en que Jared quiera ir “lento”

Desde mi último novio no confío en los hombres.

Hasta está muy tentativa la idea de volverme homosexual.

El Mejor Amigo de mi Tío: Me gusta.Where stories live. Discover now