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POV Omnisciente

Después de una hora, Nicolás había vuelto a acostarse a su lado mientras que Jaime lo abrazaba y le hacía cariño en el torso. Se dio cuenta después de unos minutos que su novio se había dormido otra vez, causando que sonriera. En realidad no sabía como su pololo dormía tanto, pero sabía que antes tenía varios problemas para dormir o tenía pesadillas, así que prefería esto.

El enojón se movió un poco para observar a su novio. Este parecía estar muy cómodo y pacífico en realidad, así que ni siquiera lo despertaría en algún momento. El jefe de Nicolás estuvo varios minutos mirando a su pololo, como si este fuera a desaparecer en algún momento para luego levantarse cuidadosamente. Luego de hacerlo, salió de la habitación y cerró la puerta solo por si acaso.

Fue al primer piso y se dio cuenta que ya se habían ido todos, causando que se relajara y fuera a la cocina para ver si tenía algo bueno para comer.

-Pie!.-Dijo Jaime bastante emocionado, tomando el pie de limón y sacándolo del refrigerador. Lo colocó en la mesa para luego cortar un pedazo y morder este de inmediato, sintiendo el sabor altiro.-Me quiero casar con este pie de limón.

Cuando terminó de comerse ese pedazo de pie de limón, lo volvió a colocar en el refrigerador y cerró este. Era obvio que dejó para que Nicolás comiera después cuando despertara.

Fue al living y se acostó en el sillón más grande que había solo para acomodarse bien. Encendió la televisión solo para no escuchar tanto silencio y empezó a ver si había algo bueno en la televisión. Claro que no había nada bueno, es Chile, qué podría estar dando que sea bueno? Caso cerrado? Lo que callan las mujeres? Pura mierda.

Cuando iba a colocar Netflix, alguien lo llamó causando que gruñera molesto. Sin ver quien era, contestó.

-Si?.-Preguntó el enojón con el ceño fruncido, colocando Netflix.

-Jaime, te fui a ver a tu casa y no estabas, hijo.-Dijo su madre, causando que Jaime volviera a gruñir.

-Lo sé, ya me dijo Michael.-Dijo el recién nombrado casi colocando los ojos en blanco.-Qué quieres madre?

-Quiero saber porqué le habló tan mal a la Evelyncita, no le hizo nada malo esa niña.-Respondió su mamá, directo al punto.

-Estaba ocupado y ella solo estaba molestando.-Dijo el señor Navarro no diciendo nada más respecto a eso.

-Pero no le tiene que hablar así solo porque estabas ocupado, no le puedes hablar así a tu futura esposa.-Dijo su madre soñando con aquello.

-Sueña con que eso pasará.-Dijo el jefe de Nicolás cansado de oír aquél tema.

-Bueno, entonces nos vas a presentar a aquella novia de la que habla Evelyn?.-Preguntó su mamá, causando que el enojón quisiera tirar su celular contra el piso.

-Evelyn habla puras weas.-Dijo Jaime sinceramente, sabiendo que su mamá lo retaría.

-Jaime! No te he enseñado ese vocabulario como para que...

-Oh vamos, soy lo suficientemente grande como para saber eso, pero sabes qué, madre? No me importa.-Dijo el anteriormente nombrado interrumpiéndola.

-Jaime, soy tu madre y no me puedes hablar así.-Dijo la recién nombrada algo molesta con su hijo.

-Lo que digas.-Dijo el enojón tomándose un momento para luego seguir hablando.-Deja de escuchar tanto a la Evelyn, habla puras mierdas. Ah, cuando se vean otra vez para hablar de mí, dile que me deje de molestar un rato en la oficina o la voy a vetar de mi edificio.

-Jaime! No puedes hacer eso...

-Adiós madre.-Dijo el señor Navarro colgando la llamada mientras tenía una leve sonrisa en sus labios.

Su madre hace mucho tiempo debió haber entendido que nunca haría algo que ella o su padre quisieran, lo hizo siempre hasta que salió de la universidad y pudo independizarse finalmente.

Su mamá lo siguió llamando, así que decidió apagar su celular para que deje de molestarlo. Con razón su madre y Evelyn son amigas, igual de molestosas las dos.

-Bonita llamada.-Dijo Nicolás con una ligera sonrisa, observando a su novio.

-Hola dormilón.-Dijo Jaime con una sonrisa, haciéndole un espacio a su pololo. Este último se acostó al lado suyo para luego colocarle un brazo sobre los hombros.-Bueno, sobre la llamada, mi madre es parecida a Evelyn, así que ya entiendes.

Nicolás se rió y solo se acurrucó contra Jaime.

-Me dejaste solo en la cama.-Murmuró el moreno mientras lo miraba.

-Lo siento cariño, no volverá a pasar.-Dijo el enojón acariciando la espalda de su pololo.-Dormiste poco.

-Bueno, necesitaba a mi jefe escaldazono.-Dijo el pequeño moreno observándolo mientras tocaba el torso de Jaime por encima de la ropa.

-Tan friolento eres?.-Preguntó el señor Navarro todavía acariciando a su pareja.

-Más o menos.-Respondió el pequeño secretario tomándose un momento para luego seguir hablando.-Y eso que estaba con ropa puesta.

-No te volverá a faltar tu escaldazono humano.-Dijo el jefe de Nicolás con una ligera sonrisa.

-Eso espero, o si no te devuelvo a la tienda.-Dijo el secretario de Jaime bastante divertido entretanto que el enojón le daba un pequeño beso en la frente.

-Por defectuoso o qué?.-Interrogó Jaime mientras observaba a su moreno.

-Por no estar cumpliendo su función.-Respondió Nicolás con una pausa.-Que es mantenerme calentito.

-Espera... Me estás diciendo que no te caliento? Eso me estas tratando de decir?.-Preguntó el enojón con una ceja enarcada mientras miraba a su novio.

-Y-Yo digo que no me calientas pero de la temperatura corporal no que...

-Entonces sí que te caliento de la otra forma?.-Preguntó el señor Navarro interrumpiendo a su pareja.

-Eres imposible.-Dijo el moreno con el ceño fruncido pero sabiendo que todo eso era broma.-Te odio.

-Sí, lo que digas.-Dijo el jefe de Nicolás mientras que en un movimiento dejó a este abajo suyo.

-Te odio.-Repitió el pequeño moreno ahora con una sonrisa divertida.

-Después podemos seguir peleando.-Dijo Jaime tomando las mejillas de su novio para luego besarlo, sintiendo de inmediato como Nicolás le correspondía aquel gesto de amor.

En algún momento del beso, Nicolás mordió el labio de Jaime, causando que este se separara del beso algo sorprendido.

-Te odio.-Volvió a decir el pequeño secretario aún más divertido que antes.

-Ah si? Entonces si me odias, no te podrías excitar si te toco aquí, cierto?.-Preguntó el enojón tocando por encima del pantalón la entrepierna de Nicolás. Este de inmediato comenzó a gemir, haciendo que no pudiera decir nada.-A mí me parece que no me odias, amor.

Boss (Jainico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora