Capitulo 1

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PDVD
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Abrí mis ojos, no por gusto, si no por un intruso que llega desde mi ventana. Quería volver a dormir. Por el resplandor deduje que no eran más de la 8:00 am, una hora de más no era nada malo. Me estaba dando media vuelta en mi cama cuando alguien entro en mi cuarto, me volteé para poder ver el intruso y vi que en todo el portón de mi habitación se encontraba mi criada, Helena.

—Buenos días señor Belikov. —ella muy educadamente y propia de la época hizo una reverencia.

—Buenos días Helena, ¿qué haces aquí? —intente que mi voz sonara en calma, pero salió más fuerte de lo que quise.

— Su abuela, Yeva, quiere verle en media hora en los establos — ella pronunció educada, pero sin mirarme a la cara. Su postura me recordaba a la de una sumisa, y déjame decirte que era ardiente tener el control sobre ella.

Helena, había sido mi criada desde hace 5 años, cuando empezó la guerra polaco—moscovita, todos sus familiares murieron y mi abuela, Yeva, la acogió. En ese entonces, yo solo tenía 19 años de edad cuando se me fue asignada como mi criada y algo más; a veces me gustaba follarme a Helena, ella era solo un año menor que yo, aunque eso no era impedimento para ser una mujer muy hermosa, sin embargo, no importaba cuantas veces me la follara, no podía dejar de sentirme vacío por dentro. Sabía que ella me quería, pero también sabía que yo solo la veía como mi criada y a veces como mi polvo rápido por así decirlo y ella estuvo bien con eso.

— ¿Sabes que quiere? — pregunte al levantarme y buscar mis pantalones de cuero, una camisa blanca holgada, unas bota de caza, y peinar mi melena en una cola de caballo.

—No mi señor —fue todo lo que dijo mientras comenzaba a organizaba mi gran cama.

No hable más, solo salí de mi habitación y me dirigí a los establos. Mi familia era poderosa, las más rica de Rusia, pero nunca supe de donde venía nuestro dinero, mí madre una mujer hermosa estaba en sus 47 años, pero parecía de 20 y nunca entendí por qué, ella dijo que cuando cumpliera 24 me lo diría y bueno hoy era el día, hoy por fin cumplí 24 años.

Llegue a los establo y mi vieja abuela estaba cepillando a mí yegua, se llamaba Carla, era de paso fino y era preciosa. Con su pelaje blanco sin una mancha, para mí era como un copo de nieve, Mi abuela estaba a su lado consintiéndola. Me tome el tiempo para detallarla, era alta y con cuerpo esbelto, su piel era almendrada pero con un tono pálido, sus penetrantes ojos grises eran temerarios, pero también cálidos y poseía una melena hasta las cadera de un color negro, pero con algunas mechas blancas, en si era hermosa y en pocas palabras no parecía mi abuela, ella estaba en sus 60, pero parecía de 30 nunca entendí por qué, tal vez hoy sería el día.

Babushka — salude dando una reverencia, ella sonrió y me indico acercarme.

—Prepárate, saldremos en 15 minutos — fue todo lo que dijo, pero antes de marcharse se volteo y dijo — Feliz cumpleaños, Dimka — y con eso se fue, sí, eso era otra cosa que resaltar de ella, no era muy demostrativa que digamos.

Resople y me acerque a Carla, ella inmediatamente me reconoció y me dejo acariciarla; este hermoso animal fue un regalo de cumpleaños de mi madre al cumplir 15 y desde entonces ella se había convertido en mi mejor amiga. La ensille y a su lado puse una bolsa con frutos y bebidas, pues sabía que sea lo que sea a donde iba con, Yeva, tomaría tiempo y si no llevaba comida moriría de hambre.

Cuando todo estaba perfecto monte a Carla, y decidí sacarla del establo para que contemplara el hermoso paisaje. Mi familia vivía en Moscú, pero no en la propia ciudad, vivíamos a 20 minutos en carruaje, la finca que poseía mi familia era hermosa, era toda pilares y mármol pulido, con altos techos y candelabros, unos bañados en oro y otros con joyas preciosas como los diamantes y rubíes. En si era una casa hermosa, pero era demasiado grande para los que éramos.

Ángeles & Demonios.Where stories live. Discover now