Capítulo 14 "Arreglos, sorpresas, nombres y más." (Parte 3)

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Dieciséis de julio del dos mil quince, cuatro meses de embarazo. Tres meses para la boda.

Narra James:

Odio entrar en los hospitales, lo odio con toda mi vida. Sólo huele a medicina y más medicina, lo único que puede pasar es que me desmaye por el horrible olor a medicina. Ya tengo suficiente cada mañana con mis cuatro frascos de pastillas y ahora resulta que tengo que soportar el olor a...

Doctor: Señor Maslow —Chasqueó sus dedos—, ¿sería tan amable de prestar atención a lo que estamos realizando? Por favor.

James: Claro, seguro. —Contesté.

Hoy visitamos por cuarta vez al doctor para la revisión de nuestro bebé. Sí, el mismo doctor que me vio dormido aquella tarde cuando me enteré que mi novia estaba embarazada.

Andrea: Doctor, ¿ya tiene los resultados? Quiero saber el sexo de nuestro bebé.

Doctor: Relájese, señora Schmidt. Estos resultados tardan unos minutos, le prometo que tendré los resultados en el menor tiempo posible.

James: Si es niño no hay problema... pero por favor, dígame que es niña. —Junté mis manos rogando.

El doctor volteó a verme con el ceño fruncido, sonreí con torpeza ante su escalofriante mirada. Era un momento bastante incómodo, opté por levantarme de la silla y salir del consultorio a esperar. Mafer, Logan, Carlos, Alexa y Kendall charlaban cómodamente en la sala de espera, permanecí intacto en la puerta al verlos juntos.

Mafer: Pedazo de hombre. —Me sonrió— Veo que te corrieron nuevamente del consultorio.

James: Veo que aún recuerdas ese delicado apodo que tanto me molesta. —Sonreí falsamente. — ¿Qué hacen ustedes aquí? Salgo del consultorio y me encuentro con media parvada descontrolada.

Logan: La madre de Andrea nos avisó que vendrían a la revisión del sexo del bebé, no nos perderíamos este momento por nada.

Ahora sé por qué los hombres amamos mucho a las suegras.

Me senté a un lado de Alexa, los cinco leían una revista de cómics bastante vieja. Reían sin parar, cada uno me trasmitía alegría y mucha paz; es el ejemplo más claro de que los problemas no siempre nos derrotarán. Miré a Carlos, sonreí y él devolvió la sonrisa pero en seguida se borró. Su rostro se veía cansado, sus ojos se encontraban rojos e hinchados, dando el aspecto de haber llorado amargamente.

James: ¿La revista te hizo llorar o volvieron a aumentar el precio de las banderillas en el puesto de la esquina? —Tomé asiento con Carlos. Él sólo sonrió de lado.

Carlos: ¿Estás demente, Maslow? Hace seis meses que no aumentan el precio de las banderillas, no sé qué haría sin esas salchichas cubiertas de grasa echada a perder.

James: Bajar de peso, eso harías sin esas salchichas. —Contesté cruzado de brazos.

Carlos: ¿Me estás diciendo gordo? —Colocó su mano en su pecho fingiendo estar ofendido.

James: No, claro que no. Lo que se ve no se pregunta. —Reí y Carlos golpeó mi brazo con su puño — Hablando seriamente, ¿qué ocurre, primo? Te conozco y sé que estás mal.

Carlos bajó la mirada, pude ver cómo las lágrimas mojaban su bello rostro. Creí que teníamos resueltos todos nuestros problemas, pero el resolver nuestros problemas no implica que los demás ya sean felices. Carlos es el chico más alegre que conozco; desde niños siempre me demostró que nada ni nadie lograría derrotarlo. Es triste saber que la persona más feliz que ha estado en mi vida ahora se encuentre en un mar de depresión. ¿A quién engaño? Las personas más felices siempre sufren más que los demás.

¿Amistad o Amor? James Maslow (FanFiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora