Capítulo 2: PERDÓNAME

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Observaba como se marchaba su compañera y ese gran portazo hizo que pegara un pequeño respingón, ahora solo se centró en el hombre que había frente de ella de pies.

-Paso a las nueve a por ti, ¿te parece bien Cait?- Ella solo asintió con la cabeza, se despidió con la mano y tras eso se marchó.

Miraba el reloj de su casa, marcaba las ocho y media, ¿tan solo pasó media hora desde que llegó a casa? Para ella se le hacía eterna la espera, ya estaba lista, un vestido largo y rojo. Con los labios a juego con el vestido, un rojo bastante intenso, no pasaba desapercibido a la vista de nadie. Su largo cabello le caía por su pecho con unas ondulaciones perfectas, que le marcaba aún más la belleza de ella.

Las nueve en punto, y el timbre de su apartamento sonó, abrió la puerta y ahí estaba su acompañante con su traje de seda blanco.

-Hola- Dijo la muchacha con un tono un tanto frío.

-...- El estaba sin palabras, no podía de dejar de mirarla de arriba a abajo, un poco más y se le saldrían los ojos de sus cuencas.

-Jayce- el muchacho le miró a los ojos sin aún decir nada- ¿Podrías dejar de mirarme así? Me pone nerviosa.

-Per...perdón, pero es que estás hermosa. Bueno cambiando de tema, ¿bajamos ya? Se no está haciendo tarde.

Cogió su bolso, móvil y llaves, cerró la puerta del apartamento y bajó por el ascensor con Jayce con un silencio que era bastante incómodo, Llegaron abajo, él le abrió la puerta del coche como todo caballero haría, subieron ambos al coche y pusieron rumbo al restaurante.

Vi sentada en uno de los taburetes de la barra de ese pequeño garito de mala muerte en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad, cerveza en mano y cigarro en la otra , pensando en como la había cagado esta vez, por su culpa estaba cenando con ese estúpido señorito pijo, bebía trago tras trago sin parar, una,dos,tres, cuatro, hasta cinco cervezas se bebió del tirón, lo único que quería esa noche era olvidarse de esa maldita sheriff...

Miraba al plato sin hambre, dando vueltas al trozo de verdura con el tenedor.

-Jayce, llévame a casa por favor- decía mientras se levantaba de su silla agobiada.- Necesito descansar, estoy agotada.

-Pero si solo son las diez y media.- intentaba que la muchacha se quedara pero sin éxito.

-Mira no hace falta que vengas conmigo, ya pediré un taxi- Cogió sus pertenencias, caminando hacia la puerta, dando la espalda al muchacho allí aun sentado.

Salía de ese restaurante tan lujoso, uno de los más lujosos de la ciudad. Se lo pensó mejor y no llamó a ningún taxi, sino que empezó a caminar calle abajo. Solo quería estar ella sola y Vi...Con Vi...Se le vino la imagen de esta misma tarde, ella saliendo de esa manera, pegando un portazo que hace que casi la planta se viniera abajo. -Bruta..- Pensó en voz alta con un suspiro al final. Seguía caminando hasta su departamento, pero por el camino empezó a llover a mares, parecía un diluvio aquello. 

-Vi, no deberías conducir en tu estado, has bebido mucho.- Le decía el dueño del garito a su más fiel clienta.

-¡ Calla viejo!- le costó decir, intentado montarse en su moto. Arrancó su moto y se puso en marcha para ir al apartamento de la morena... Por el camino pensaba que por que le había hecho, sabe cuanto odia a ese idiota. Le metió más caña al motor, y aunque lloviese de esa manera no pararía hasta llegar al dicho lugar..

Abrió la puerta, dejó las llaves a la entrada, se quitó ese maldito vestido rojo que ahora se le pegaba tanto por la lluvia. Se quedó solo con una toalla, le cubría el pecho hasta por encima de las rodillas. Con el pelo aún mojado que le caía por sus hombros. Alguien tocó la puerta, Caitlyn abrió y frente a ella se encontraba su compañera, toda empapada.

Vi abrió los ojos como platos, ¿era una alucinación o era la cerveza? Pensaba al ver a Cait tan bella.

-¿V..Vi?- la miró de arriba a abajo, se preocupó al verla tan mojada, ¿y borracha?-Entra o te resfriaras.- Vi hizo caso omiso y entró, dejando sus grandes guanteletes en la entrada, quitándose las botas y parando se justo frente de ella. Caitlyn hizo lo mismo sin decir una sola palabra....

Tenías que ser tuWhere stories live. Discover now