Descendencia celestial

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Las nubes descendieron, manchadas de negro, moldeadas por unas suaves manos, con uñas que salpicaban barniz. las mismas manos con uñas negras que sostenían la libreta color ceniza, donde mi amada escribía quien sabe que, aquel día bajo la sombra del arbol de nuestro primer y unico ¨adiós¨.

el timbre de la última hora sonó al fin y al llegar al pasillo lleno de gente vacía, encontre la libreta tirada en el suelo y su dueña que se alejaba, dejándola abandonada con descuido. pensé <<debo ser el responsable de que este delicado cuaderno vuelva a las manos de de la chica que aún no tiene nombre>> afortunadamente la muchacha vivía cerca del colegio. sin ser notado la seguí para 1) devolverle la libreta, 2) saber exactamente donde vivía y 3) conquistar su corazon de una vez por todas.


***


Huellas que no se borran dejó en la calle. pasos despectivos que eligen su propio camino y unas converse altas con estanpado a cuadro que ella usaba ese día, el día de la persecucion, el día de la verdad, el día en que la oscuridad aumentaba conforme avanzaban los segundos, segundos dificiles para mi corazon que cada vez latía mas fuerte.

al recorrer cada calle, a una distancia considerable, comenzaba a llegar la noche y su fria presencia. me sentí un espía ocultandome detras de los arboles cuando creía que iba a voltear. Trataba de ser lo mas silencioso posible, pero, los latidos de mi corazon insinuaban delatarme.

el camino no fué largo, pero ya era de noche cuando al fin se detuvo enfrente de una casa y buscó a tientas el manojo de llaves en su bolso para abrir el porton, que era alto y de rejas negras.

las luciérnagas comenzaban a tranformarse en estrellas y la chica descubrió que en su bolso no estaba la libreta. comenzó a desesperarse -nunca la ví así, esto era muy importante -. todavía en el frente de su casa se agachó para vaciar su bolso en la acera y yo detrás de un arbol, observaba al amor de mi vida buscando la libreta que mis manos sotenían. todavía mis piernas no querían caminar hacia ella, pero hice un esfuerzo. me acerqué con paso indeciso.

- creo que buscas esto - le dije, entregándole la libreta.

apartó un  mechon de su cara y me miró fijamente, no despectiva, mas bien agradecida, pero aún manteniendo su frialdad,

ya de pie me contesto:

- gracias, chico raro

- de nada, chica de ojos color ceniza

- ¿leíste lo que en mi cuaderno está escrito? - me preguntó

- no - le contesté- me pareció incorrecto.

- lo sería, ahora como rencompensa te dejaré saber mi nombre, me han dicho que te mueres por eso.

todo me estaba saliendo estupendo, tenía que suceder algo así para que la dueña de mi alma me dijera algo mas que un ¨adiós¨.

- si, quiero saberlo, pero tambien hay otras cosas de tí, que desearía saber, tengo muchas preguntas.

- ven, entremos - me propuso - dirigiendome a la entrada de su casa, a traves de un camino de arbustos - talvez te conteste algunas.

Nunca la había visto de noche, sus ojos reflejaban la luz de la luna en todo su esplendor.

La Roba CorazónesOù les histoires vivent. Découvrez maintenant