Capitulo 3.

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Con mucho esfuerzo Gerard había cargado a Frank hasta el ascensor para después meterlo al departamento, había sido casi una misión imposible, pero había logrado entrar a su habitación con el chico sin ser descubierto. De igual manera su familia estaba muy dormida como para notar que recién regresaba.

Realmente Frank no pesaba mucho, casi nada, era como cargar simplemente un saco de huesos y Gerard se preguntó hace cuanto el chico no probaba bocado alguno. Había sido fácil llevarlo puesto que estaba dormido, o quizás desmayado.

Gerard lo recostó en su cama, el chico olía terrible y su físico no estaba mejor. Aprovechó el tiempo para inspeccionarlo con la mirada, tenía muchas heridas y golpes esparcidos, por suerte en unos días habrían sanado sin problemas. Su labio estaba un poco hinchado, de su nariz salía un hilo de sangre que ya estaba seca, y al rededor de su ojo derecho la piel comenzaba a tornarse de un color verde.

Gerard estaba consciente de el lío en el que se había metido al llevar al chico a su departamento sin haberle comentado nada a Donna, pero eso era lo que menos le importaba en el momento. Se sentía tranquilo porque había sacado al chico de ese lugar y poco importaba el gran castigo que se ganaría cuando lo descubrieran.

El pelinegro lo observo solo un poco más y se percató del mal olor que desprendía, una mueca de desagrado adorno su rostro, al parecer debería darle una ducha, o algo. También se preguntó si estaba solo dormido o tal vez muerto ya que el olor lo había asustado.

Coloco dos de sus dedos en su cuello y sintió su pulso, era algo débil pero estaba ahí.

— Frank— murmuró, meneando un poco su hombro. Lucía tan frágil que tenía miedo de que fuese a romperse en cualquier momento o que por accidente le hiciera daño— Frank, despierta.

Siguió insistiendo hasta que con pesadez el chico abrió sus ojos y lo primero que hizo fue asustarse. Sus ojos aterrados se abrieron de par en par y entonces se alejó lo más posible de Gerard, intentado huir.

— Hey, no, no te preocupes. No te haré daño, te saque de ese lugar— le dijo Gerard, habló lo más lento y suave que pudo para no asustar más al chico— ¿me recuerdas? estuve la noche pasada y, necesitaba salvarte, ya estás bien, nada malo te pasara— dijo el pelinegro y se acercó lentamente hasta el— mi nombre es Gerard, y tú eres Frank, ¿no es así?— le cuestionó, el chico no había dejado de estar a la defensiva, cubriendo su cuerpo con aquella sabana sucia, sin embargo asintió con pesadez— ven, necesitas una ducha.

Gerard intentó tocarlo pero solo logró que Frank se asustara más e intentará alejarse, eso puso mal a Gee, ¿tanto había sufrido el chico que temía el simple contacto físico? estaba seguro de que si.

— Esta bien, entiendo que estás asustado y no entiendes, pero ahora estás a salvo, nadie te hará daño, nadie te golpeara y tampoco te tocara, yo seré tu amigo— Gerard le dijo, en un intento de que el chico se relajara— ¿quieres ducharte? puedo prestarte ropa mía y dormirás en mi cama, ¿te parece?

Exitosamente Frank asintió y Gerard sonrió, estaba progresando.

                               (...)

Ahora Frank estaba duchado y con ropa limpia. Fue difícil intentar bañarlo ya que Frank temía que lo tocaran, así que Gerard lo había dejado solo. Sin embargo había sido horrible ver cómo el chico lloraba cuando el jabón hacia contacto con su muchas heridas, o cuando por accidente tocaba alguna parte de su cuerpo y se lastimaba.

Ahora Gerard le preparaba un sándwich a Frank, que esperaba por el en su habitación, pasaban de las 4 de la mañana y sin dudas ese día no acudiría a la escuela. Cielos, ¿como le haría para ocultar que tenía a un chico en su habitación que había sacado de un lugar de mala muerte?

Hard; frerardWhere stories live. Discover now