Do We Have A Deal?

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{ Amanda }

Había comprado un par de conjuntos de ropa, ahora así ya no tendré que usar la misma ya que la había estado usando durante dos días. Lunes. Hoy era Lunes. El desastre del fin de semana se esfumó pero seguía recordándolo muy bien. No podía dejar de sentirme rencorosa con Harry y tampoco podía olvidar la imagen de mis cosas quemadas. 

Me metí a ducharme antes de prepararme para ir a clases. Lavaba mi cabello con el champú que Luke me había prestado. El aroma era de hombre, pero sinceramente no me importaba, necesitaba lavarlo. En una de esas, un poco del producto cayó por mi ojo, y por lo tanto empezó a irritarme, así que cerré la llave de la regadera una vez de haberme enjuagado un maldito ojo. Solté un grito demasiado fuerte, pues seguía doliendo. Por si fuera poco, la puerta del baño se abrió con urgencia. ¿La había dejado abierta? No interesa, lo que importa es que escuché cómo Luke entró con apuro.

— Oh mierda, ¿estás bien? — se dio la vuelta rápidamente al percatarse que estaba desnuda. Con el ojo sano, lo vi de espaldas.

— Uh s-sí, creo. ¡Auch no, duele!  — gruñí, tocando mi ojo. Cogí rápidamente la toalla y me cubrí mi cuerpo. 

— ¿Q-qué te pasó? Te oí gritar y me asustaste — preguntó con preocupación.

— Ya puedes voltear. Y... me cayó champú en el ojo, nada más. Sí, suena estúpido — murmuré con mucha pena, él se volteó y me miró fijamente, el calor en mis mejillas aumentaron.  

— ¿Puedo verte? ¡H-hablo del ojo! — se apresuró en decir, yo asentí un poco tímida. 

Luke se acercó un poco a mí y yo quité mi mano que estaba encima de mi ojo dañado. Por inercia, yo miré hacia arriba para que pudiera observarme mejor. Con su grande mano, cogió mi mejilla para mirarme bien. Sentí que miraba con intensidad mi rostro, por lo que me sonrojé todavía más.

— Está rojizo, pero no se ve tan grave. Mejorarás, ya verás — se separó de mí, le vi, y le sonreí levemente.

— Gracias por preocuparte por mí. Mi otro compañero me hubiera dejado morir en el baño — confesé, medio riendo pero sintiendo una decepción porque sería verdad. 

— ¿Tan malo era? — alzó una ceja, yo asentí.

— Quemó todas mis cosas, así que sí, así de malo es.

— Oh eh... te dejaré cambiarte. Me alegro que estés bien, en serio me provocaste un susto — me sonrió sin mostrar los dientes y salió del baño cerrando la puerta.

Sentí la adrenalina. 

{ Harry }

— ¡Mierda! ¡Me quedé dormido! — me levanté con apuro de la cama.

Amanda me hubiera despertado, de la mala gana, pero lo hubiera hecho. Ahora estaba poniéndome lo primero que me encontraba de mi cajón de ropa. Me lo puse a como pude y salí del departamento. Yo sé que tengo prohibido entrar a clases, pero lo haré de todas maneras.

No me importa las malditas reglas de nadie. 

Suena patético pero había estado durmiendo en la parte en la que se dormía Amanda. Me sentía solo en la habitación pero durmiendo en su parte de la litera, me hacía recordarla. Ahora casualmente la necesito para todo. 

Logré entrar a la facultad. Me fijé en la hora, llegué exactamente para la cuarta hora. Faltaba cinco minutos para que tocara el timbre que daba el cambio de la siguiente clase, por lo tanto me apuré en llegar al aula. Al entrar, sonreí al ver a Amanda en su banco. No se percataba de mi presencia, por lo que me acerqué a ella. Antes de sentarme detrás de ella, un chico pareció ganarme, sentándose en el asiento en el que yo me fijé. Solté un bajo gruñido. Amanda se volteó a verlo para contarle algo con una bonita sonrisa alegre.

¿Desde cuándo ella tiene amigos?  Siempre estaba callada en clases. 

— Uhmm, hola Amanda — hablé, ella se tensó pero aún así se giró a verme con una cara llena de asombro. 

— ¿Qué haces aquí? — dijo molesta. 

— Vengo a clases.

— Estás suspendido.

— Me vale una mierda.

En eso, toca el timbre. El profesor llega y me mira.

— Joven Styles, tengo orden de que usted está suspendido, así que retírese — me advierte con una cara seria, cuando dice eso, yo me siento en una banca libre — Largo, Styles. Nunca viene a clases y hoy casualmente tiene muchas ganas de asistir. Ya tiene lo que quería, está suspendido, no tendrá que venir más.

— Pero quiero quedarme, viejo — rogué.

Entonces el profesor salió y yo aproveché para levantarme del asiento y acercarme a Amanda. Ella al verme rueda los ojos. Escuché cómo los demás empezaron hablar entre ellos, olvidándose del tema anterior. 

— ¿Quién es éste? — digo entre dientes, señalando con mi cabeza al rubio, pero sin dejar de mirar a la chica. 

— No te interesa, ¿sí?

— Sí me interesa, bueno, no me interesa él pero sí me interesa con quién estás tú — vuelvo a remarcar mi notable molestia.

Era muy celoso desde niño. ¿Ya les había dicho que amaba toda la atención? Pues es verdad, quiero los ojos de Amanda en mí, no en ese idiota.

— No le hagas caso, Amanda — dice él, acercándose a ella. 

— Ni li hagis casi, Amandi— lo remedo, haciendo una mueca de disgusto, ese tal rubio me mira con odio pero yo lo miro peor.

— ¡Por favor Harry, vete ya! — gruñe ella.

— ¡No me iré! ¡No me ordenas!

— Allí está — escucho al profesor, volteo y veo a unos guardias acercarse a mí.

— Bueno sí mi iré — murmuro, sintiendo cómo me agarraban de los brazos y me llevaban a la fuerza hacia la puerta. Todos ríen, pero yo me mantengo serio.

Me soltaron bruscamente una vez fuera de la facultad y se largaron. Suelto un par de maldiciones y al darme la vuelta, topo con alguien.

— ¡Trevor! ¡Te estaba buscando! — le muestro una sonrisa.

— No es verdad.

— Es cierto, no es verdad.

— Buscaré Amanda. ¿Sabes si tiene hora libre?

— Para ti no, para mí sí — digo bajito.

— ¿Qué dices? — alza una ceja.

— Nada gordito. Tengo que decirte algo — suelto un suspiro — Hay un jodido chico rubio y no tan guapo como yo; intentando ser amiguito de Amanda. Tanto tú y como yo nos desharemos de él — él abre los ojos— ¿Tenemos un trato?

Trevor asiente seguro. 



My Room, My Rules | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora