Harry es un estudiante que acaba de mudarse a un nuevo vecindario. La noche que termina de instalarse, mirando por la ventana de su cuarto, conoce a su vecino de enfrente; Louis, un chico de casi su misma edad al que no parece agrandarle en lo mas m...
Harry estaba en la puerta, con el frío viento de la noche entrando a la casa, y los tres invitados sorpresa afuera, listos para emprender viaje regreso a sus hogares. Jade y Ashton ya se habían ido hace unas horas juntos y el chico de rulos no le molestaba alojar a mas gente en su casa, la compañía no le venia nada mal.
- Gracias Harry, pero no queremos molestar, sólo pasábamos a ver cómo estabas llevando todo.
Las palabras de Liam sonaron como un eco en la mente de Niall. Es interesante como la gente puede preocuparse por la vida de los demás cuando ni ellos mismos pueden controlar la suya propia ¿No?
- Está bien. - Respondió el rizado mientras frotaba sus brazos. - Envíame un mensaje cuando llegues. - Dijo mirando a su hermano.
Niall rodó los ojos y le dijo que se quedara tranquilo, que lo haría.
Y siguiendo el sabor agridulce de la historia los tres salieron de la vivienda para meterse dentro del auto. Niall comenzó a tantear su abrigo en busca de sus llaves cuando recordó que las había dejado dentro de casa de Harry. Así que volvió para buscarlas.
Mientras tanto Liam y Zayn se quedaron en la oscuridad, en silencio. Un silencio que se vio roto cuando el moreno abrió su maldita boca.
- Deberías tomar cursos para el control de la ira. - Sugirió mientras sacaba un cigarrillo y lo encendía cubriéndolo con su mano.
Liam ni siquiera podía responder a eso, se quedo mirándolo con asco y odio. Una cantidad de cosas subían por su garganta y gritaban por salir. Pero solo salio una frase.
- Nadie pidió tu puta opinión novio del año.
Orgulloso de su comentario, Liam le dirigió una sonrisa cínica al moreno, quien echo una pequeña carcajada irónica ante el insulto.
- El es mío, y eso es algo que no vas a poder cambiar Liam. - Respondió Zayn, quien para empeorar las cosas termino por soltar una bocanada de humo en la cara de Liam y luego acomodarse su campera de cuero.
Y la discusión hubiese pasado a ser una agresiva pelea si no fuese por que Niall ya estaba volviendo con las llaves, y a ninguno le convenía que el rubio presenciará otra estúpida pelea.
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Sin embargo, Liam apretaba su puño, aguantando las ganas de romperle la cara a Zayn. En algún momento se quitaría las ganas, pero no ahora.
Los tres subieron al auto y comenzaron la vuelta a casa. El ambiente está vez era mucho peor, el silencio englobaba a los chicos y Niall ni se atrevía a encender la radio para disimular tal incomodidad.
