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Narra Melia.

Hay personas que piensas conocer, crees que les llevas un ritmo, que se apoyarán en ti cuando estén débiles...pero el ser humano actúa por miedo, miedo a lo desconocido, a pedir y dar demasiado, a ser traicionado. Es por eso que ningún "amigo" entrega una confianza absoluta y si lo hace, corre el riesgo de bajar la guardia.

Hay sombras a la espectativa.

Y Li me lo había demostrado, que todos guardabamos secretos, supongo que creí saber demasiado entonces.

Ese día, cuando lo vi entrar al Jardín de Mariposas, cuando lo vi cavar y cavar, creí que era sólo una estupidez, lo pasé por alto e incluso le pregunté lo que hacía cuando llegué a su lado.

Su respuesta a mi pregunta en realidad contestó otra interrogante.
"¿Estás ocultando algo?" Y el resultado fue obvio.

Entonces regresé, era una estudiante reconocida por ser la mejor del salón, era la presidenta, no sólo del comité de limpieza, en la noche pude colarme a la institución. Mentí acerca de haber olvidado algo importante, y discretamente me acerqué al Jardín.

Esa vez saqué mi celular para tomarle una foto a la marca que Li hizo sobre la tierra, debía ser astuta y volver a dejar todo en su lugar al terminar. Entonces, fui yo quien cavó, cavó y cavó, hasta escuchar el chasquido de algo metálico. Encendí la linterna de mi celular y saqué del interior de la tierra una caja blindada de acero inoxidable. Me senté sobre mis rodillas, intenté juguetear con el seguro pero era nuevo, entonces abrí mi mochila y metí la caja en ella.

Si Li regresaba a buscar lo que sea que allí había, no tendría porqué culparme a mí, ya que el día en que lo descubrí él dio por hecho mi ignorancia acerca del tema.

Unas gotas de lluvia cayeron sobre mis hombros, señal de que debía salir de allí el suelo rápidamente comenzó a humedecerse...así que tiré la tierra para tapar el agujero ahora vacío, puse la pala en el lugar en que la encontré e imité la marca que Li dejó con la foto en mi móvil.

La lluvia aumentó, mis zapatos comenzaron a undirse un poco en el lodo, y llegué a la caseta del guardia empapada. Tomé un taxi a mi departamento, debía encontrar la forma de abrir esa caja...¡Pronto!

Me hice la promesa de no ser como los demás, si algo en esa caja me perturbaba...llamaría a Li.

Al llegar a mi hogar, me sentí observada, entré tiritando del frío, dejé mi mochila sobre la mesa del comedor y me desvestí para tomar una ducha caliente.

Esa noche había sido agitada y emocionante, pero a la vez llenó mi mente de incógnitas...incógnitas que con sangre y el tiempo irían aclarándose.

"¿Puedes guardarlo?"



















"¿Puedes guardarlo?"

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