La Hija de Drácula

C a p i t u l o #2

Las vacaciones habían pasado muy rápido para mi gusto y ahora me veía obligada a venir a esta cárcel llamada escuela, venía tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta que choque con una chica haciendo que las dos caigamos a el piso.

Auch.

__Disculpa — dijo la chica levantándose y tendiéndome una mano.

Me tomé un momento para evaluar su aspecto, cabello castaño, color chocolate diría yo, ojos verdes de un tono oscuro y tez pálida.

Muy pálida.

__Tranquila — tome su mano y la mire con curiosidad, nunca antes la había visto— ¿Eres nueva? — Pregunte, ella asintió y sonrió un poco.

__Si, con mi familia nos acabamos de mudar, ¿Porque la pregunta ?— me miro detenidamente, casi con sospecha.

__Oh nada, solo me pareció curioso nunca haberte visto, bueno no deberías estar hablando aquí conmigo, seguro quieres tener una vida social en este lugar — señale el edificio al que llaman "escuela".

Yo lo llamo maldito infierno le queda mejor.

__ ¿Por qué dices eso? — Pregunto mirándome extrañada.

Oh vamos que tampoco dije algo de otro mundo.

Ya debo parecer una loca.

__Tengo una rara reputación en esta car...lugar , seguro te enterarás luego— mire el edificio frente a mi.

__A mí eso no me importa, no soy la chica que busca popularidad y ese tipo de cosas, además me caíste bien, soy Brigett ¿y tú? — Dijo tendiéndome su mano, la estreche.

__Soy Elizabeth, pero dime Eli y... Bienvenida al infierno — me presenté, ella sonrió y asintió, las dos entramos a el instituto y tras pasar la puerta todos los ojos cayeron en nosotras, bueno no, en mi, baje la mirada, a Brigett no pareció importarle, claro ella tenía más seguridad de sí misma.

Oh talvez ella disfrutaba que la atención este sobre ella.

Aunque...¿A qué persona le gustaba tener los ojos encima de un montón de adolescentes hormonales que no saben dicimular una maldita mirada?

A mí no definitivamente.

__Y dime Eli, ¿Quieres ser mi amiga? me inspiras confianza — la mire raro, bueno ella también me inspiraba confianza, sentía que podía confiar en ella y eso era raro en mí.

Bueno ¿Que no era raro en mi?.

Pero esto no era el jardín de niños ya no se podía pedirle a alguien que sea tu amigo dos segundos después de conocerse como en aquellas épocas.

Bonitas épocas por cierto.

Era divertido ser una niña la cual su mayor problema era que se le habían acabado las gomitas y tener la preocupación de que mamá no me compraría más.