18. ¿Pasos sigilosos?

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Quien iba a creer que de la nada Demian terminaría a causa de extremo cansancio, mala alimentación y bajas defensas, en un hospital, conectado a un suero y siendo vigilado las 24 horas del dia -Situación que realmente no le pegaba para nada.

Al haber sido yo la persona que aviso a urgencias de lo acontecido, me vi en la incomoda situación de ser por decirlo así la encargada de cuidar que él se mantuviera en reposo por un tiempo. - como si tuviéramos ese tipo de relación.

Había pasado ya una semana desde el pequeño incidente frente al dormitorio y Demian aun permanecía internado en el hospital, cosa que de alguna manera retorcía mi estomago.

Por más extraña que la situación fuera, y por mucho que odiara los hospitales, había ido ya unas tres veces en el transcurso de la semana a visitarle, sin embargo, me era imposible evitar que el exagerado olor a desinfectante y medicamentos me mareara cada vez que ponía un pie en aquel establecimiento- Siempre había sido así.

Las razones por las cuales no le habían dado de alta a Howl eran básicamente porque que su estado de salud aun no era estable. En la semana allí internado había padecido ya tres veces de fiebre increíblemente alta y su presión seguía estando notoriamente baja, cosa que los doctores y cualquier otro ser humano no encontraban normal. Por suerte parecía que sus signos vitales no indicaban nada riesgoso, sin embargo las circunstancias seguían siendo claramente de cuidado.

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Tras un día agotador, por fin se acabó la ultima hora de clase.

Arregle mis libros y colgué la mochila tras la espalda.

-¿Vas a ir de nuevo a visitarlo? - pregunto Maia, mientras exprimía su desordenada maleta e intentaba cerrar la cremallera.
-Si, digo... ya sabes, no me siento bien sabiendo que hay alguien que conozco en una de esas tristes habitaciones...- añadí tomando su mochila y ayudándole a cerrarla.

Realmente odiaba aquello. Esas habitaciones no estaban hechas para que la gente estuviera sola. Eran frías y muy blancas, la noche las hacía ver terroríficas y eran demasiado silenciosas y abrumadoras. Si había alguien a quien yo levemente conociera en una de ellas, tenía que brindarle mi compañía así fuera solo veinte minutos.

Yo y mis extrañas costumbres.

-Aha- Maia me echo una mirada picara- Amiga... él es nada más ni nada menos que Demian Carter- se colgó el bolso y salimos del Aula- créeme, seria ya extraño que pasaras tanto tiempo con alguien como él y no comenzaras a sentir mariposas en el estómago.

¿Mariposas?

-Maia, ya sabes qu-

-¡además!- me interrumpió enseguida- debes admitir que desde el primer día su conexión fue casi perfecta- se volvió en mi dirección y levanto su dedo índice- tan molestamente perfecta que cosas como esas serian totalmente normales -Asintió con la cabeza como reiterando sus palabras.

Suspire.- Maia... primero, ¿a qué viene el tema? y segundo, mi relación con Demian Carter no es lo que piensas- me detuve a reflexionar un poco- en realidad no se si "relación" logra definir las circunstancias en las que nos encontramos- hice una pausa- el caso, el hecho de que vaya a visitarle no significa nada- acomode la mochila tras el hombro y apresure el paso.

- ¡Espérame! -Maia se apuró y volvió a tomar puesto a mi lado- Esta bien, como digas, pero no te sorprendas si las cosas cambian- rio y asintió nuevamente con la cabeza.

Rodé los ojos y la empuje del hombro.
- Cuando eso pase serás seguramente la primera en enterarse.- reí.

{ }

Me anuncie en la recepción del hospital. Eran aproximadamente las seis de la tarde y el tiempo de visitas estaba llegando ya a su fin.

Tome el esfero y el libro de registro frente a mí.

Llene los espacios vacíos y volví a revisar que todo estuviera bien. Por un momento creí haber leído un nombre conocido justo encima de donde yo había puesto el mío, sin embargo antes de poder reiterarlo, la enfermera tomo la libreta y echándole un vistazo lo cerro y puso a su lado en la mesa.

-Por favor siga, habitación 314. Recuerde que el tiempo de visita termina a las siente en punto.- sonriente me indico con la mano que continuara hacia las habitaciones.

-Si, muchas gracias.

Le di una o dos vueltas al nombre en mi cabeza y enseguida deje de pensar en ello. Estar por esas horas en el hospital me distraía lo suficiente para olvidar aquello.

Normalmente la gente que recibía visitas, lo hacían alrededor de las tres de la tarde, por eso mismo los pasillos se veían completamente vacíos, además la vigilancia después de las cuatro y media, consistía en una o dos enfermeras que iban y venían, totalmente absorbidas por el papeleo en sus manos, ignorando completamente su entorno.

Vaya vigilancia.

La habitación de Demian quedaba en el tercer piso, casi al final del pasillo.

¿Como era posible que en un lugar tan grande y lleno de gente, se viera al mismo tiempo con tan poca vida? eso lo hacía ver aún más triste y aterrador de lo que ya era.

Abrí la puerta y como siempre lo único que se escuchaba allí dentro era el pequeño aparato que controlaba el pulso del corazón de Demian, quien se encontraba tras la cortina que separaba la habitación en dos secciones.

Deje la mochila sobre una de las sillas y me quite la chaqueta.

Suspire y busque en la maleta una botella de agua con la que normalmente rellenaba el vaso de agua cerca a la ventana para refrescar el aire seco de la habitación.

Di la vuelta con la intención de ir a recoger el vaso y enseguida el agua de mi mano toco bruscamente el piso.

Puedo asegurar que un chirrido salió de mi boca en el momento en que el agua se abrió y regó en el suelo. De todos los momentos de mi vida, era este uno de esos momentos en los que lo que menos deseaba era que se me apareciera alguien a la espalda de una manera tan silenciosa e inesperada.

Como un Flashback, completamente de la nada, se me vino a la cabeza el nombre que había leído en la libreta de visitantes.

...

Levi.

¿Han oido hablar de un chico llamado Howl?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora