Ella.

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Yo estaba en mi habitación, mirando hacia la nada por la ventana. Había una mudanza en la casa de al frente, llegaban nuevos vecinos. Divisé a alguien, una chica, una hermosa chica. Cabello corto, rojizo, y una sonrisa indescriptible, me sentí de una forma que nunca había sentido, era una atracción clara hacia esa chica. Pero de qué hablaba yo? Enamorarse... algo que yo nunca creí, creo o creeré, en el amor.

Cada día la chica se sentaba en una silla fuera de su casa a leer, se veía tan bella, tan simple y a la vez tan única. Yo solo la miraba, la contemplaba desde mi ventana. Luego de un tiempo se convirtió en un hábito, mirar a la dulce chica leer fuera de su casa. Hasta que un día me atreví, decidí ir a saludarla, de alguna forma.

Salí de mi casa. Ella estaba ahí, sentada leyendo como siempre. Levantó la mirada extrañada, yo tragué saliva, decidí ir a hablar con ella. Cada centímetro que me acercaba a ella su expresión era más seria , que serían? Mis extraños tatuajes, mi cabello celeste? Quizá la ropa que llevaba?. Al llegar hacia ella sonrió.

– se le ofrece algo?– preguntó. Su voz era tan maravillosa como imaginaba.

– Hola, vengo de parte de toda mi familia, vivimos al frente de usted y quería darle la bienvenida al lugar.

– Que gentil, muchas gracias– al decir esto siguió con su lectura. Hablamos muy poco, no me conformé.

–Perdóneme por la pregunta pero, que está leyendo?. Ella rió, me dijo un nombre del que ya no recuerdo.

Hablamos un rato, y desde ese día, el nuevo hábito fue hablar con ella, la chica que me enamoró, y la cual no se aún su nombre.

Los días pasaron, mi seguridad me llevó a invitarla a un café, a lo cual ella sorpresivamente aceptó. Al finalizar el café fuimos a la playa, estuvimos jugando en las olas hasta que el día oscureció. Era un hermoso atardecer, con una hermosa muchacha al lado mío.

AmorWhere stories live. Discover now