¡MARATÓN!(1/3) Capítulo 24

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Me senté sobre los pies de mi cama, respirando hondo para calmar la irritación que comenzaba a apoderarse de mí debido a los insistentes golpes sobre mi puerta sumado ahora a los gritos imponentes de Clara para que le abriese. Tomé la caja de botellas que había comprado camino a casa y, consciente de que conoce absolutamente todos mis escondites, abrí la ventana, procurando que mis vecinos no me observaran, para estabilizarla sobre una de las ramas más ancha del árbol ubicado en el frente delantero. "¿Puedes esperar que me estoy cambiando? La impaciencia es hereditaria" Fue mi excusa para que su llamado cesara, pero no fue así. Yo había tomado mi teléfono sabiendo que no podía negarse a dármelo, esa debe ser la razón de su visita a mi habitación. Quité el chip del mismo y lo escondí debajo de la funda de mi almohada para luego aproximarme a sacar el seguro.

-Eres un maldito dolor de cabeza, Clara, lo digo en serio ¿Cuál es tu urgencia para llamar a mi puerta de esa manera?- Busqué hablar lo más calmo posible, pero se hacía un trabajo realmente difícil cuando ella no coopera y te empuja contra pared para investigar en tu cuarto cual policía buscando droga.

-Dame el teléfono. Ahora- Tendió su mano y tras soltar un bufido, lo saqué del bolsillo trasero de mi pantalón y se lo entregué- No te olvides, Newt, que solo tienes 17 años y te guste o no, aquí la autoridad soy yo, estas bajo mi custodia ¿Sabes por qué? Porque somos familia, porque sos lo único que me quedó de mi hermana, porque ya no podía seguir viendo como arruinabas tu vida y pendías al borde de un suicidio, creí que quizás, estando conmigo, cambiarías o al menos lo intentarías pero no te has esforzado siquiera un poco. ¿En verdad creíste que no me daría cuenta que hay una tremenda caja llena de botellas colgando de ese árbol? ¿O de tu ventajosa táctica para conseguir el teléfono de vuelta?

-Tampoco quieras hacerte la víctima de todo esto, no tuviste opción cuando te dijeron que debías hacerte cargo de mí. No me quieres y me lo has hecho saber en muchas ocasiones, pero ese sentimiento es mutuo, no hay porque fingir nada ni acercarnos con discursos improvisados acerca del amor familiar.

-Todo lo que has hecho ha sido reportado a la jueza que lleva tu caso, quise enmendar las cosas pero lo haces imposible. Supongo que el tiempo que te queda aquí la pasaremos así, aplicando la ley de hielo.

-El tiem... ¿Van a moverme nuevamente?- Se limitó a alzar sus cejas antes de abandonar mi habitación y tras marcharse mis rodillas temblaron, creí que caería pero no fue así, me quedé estático en mi lugar sin poder gesticular ningún movimiento, su respuesta me había dejado en shock. Tomé una campera que se encontraba colgada en el respaldo de mi cama y sin dar explicación alguna, abandoné la casa.

La angustia comenzaba a hacerse presente en mi pecho, no por el hecho de alejarme de Clara, eso en cierta forma me alegraba, sino por Tommy ¿Cómo haría para decirle que debía marcharme? ¿Qué el juzgado me había asignado una nueva familia sustituta? ¿Qué ni mi propia tía pudo conmigo? Él siquiera sabe lo de mis padres y apuesto cualquier cosa a que acabará odiándome cuando sepa la verdad, lo único que conoce de mí son mentiras. No quiero ni imaginar el dolor que le causaré cuando le cuente todo.

Veía la hora pasar en mi reloj de muñeca. Contadas, estuve cinco horas sentado en un banco a mitad de una plaza muerta, los yuyos estaban casi tan altos como yo, los caños de los juegos se encontraban todos oxidados y muchos de ellos, deshechos por la misma razón, los autos continuaban andando aunque el semáforo ubicado en la esquina del mismo se encontrara en rojo. Es por ello que me gustaba este lugar, nadie se detenía allí, por miedo quizá, pero nadie lo hacía, por lo tanto la paz que reinaba era inigualable.

Pero dicha paz no la encontré hoy, estaba preocupado, la ansiedad corría en mi pecho cual maratonista, tenía ver a Thomas, necesitaba verlo, y no únicamente para hablar, necesito sus brazos rodeándome ahora mismo mientras siento el vaivén de su pecho al respirar y el latido de su corazón junto a mi oído, eso sí me daría paz, pero no puedo ir a la casa para pedirle un simple abrazo, o hacerlo por mi cuenta, porque lo preocuparía y no es lo que quiero.

Finalmente me puse de pie y emprendí la marcha a paso lento hacia su hogar, no, no lo abrazaré, y no, tampoco le contaré la verdad, simplemente voy a disfrutar del corto tiempo que me queda a su lado.

Demonios, odio las despedidas.

Repasé la gruesa tela de mis jeans con las palmas bien abiertas de mis manos, secando el sudor que se creó sobre ellas y con suma indecisión acerqué mi dedo índice hasta el timbre, el cual no llegué a presionar ya que la puerta se abrió sin más, helándome ante la sorpresa de verlo allí de pie justo frente a mí con, quizás, la misma expresión que cargaba yo en este momento, como si estuviese viendo un fantasma. No tardó en aliviar su rostro y en dibujar una sonrisa en sus labios a la vez que palmeaba mi hombro amistosamente, acto que repasé con mis ojos cargados de desaprobación.

-Vaya conexión, Newt, estaba saliendo a buscarte- Una sensación muy extraña me invadió en ese momento, era una mezcla de alivio junto con tensión, inquietud y algo de preocupación. ¿Qué habría pasado si no hubiese llegado? ¿Y si él iba realmente a mi casa y la veía a Clara? ¡¿Y si ella abría su enorme boca?! Agradezco haber llegado justo a tiempo.- Pasa, ven- Se hizo a un lado permitiéndome la entrada a su lobby, donde se encontraba su madre observando con atención un programa de cocina que transmitían en televisión. Cerré mis ojos con fuerza y me forcé a sonreír frente a ella cuando se acercó a mi lado para recibirme.

-¡Newt! Qué lindo es verte de nuevo por aquí ¿Cómo has estado?

Horrible.

-Bien, muy bien, gracias por preguntar ¿Y usted?

-Bien, aprendiendo a hacer pollo al horno relleno, aún no sé porque lo veo, siquiera se usar a la perfección el horno, pero es lindo aprender.

-Seguro que lo es mami, pero me lo robo un rato antes de que te entusiasmes con la cocina y quieras convertírmelo en un masterchef.- Reí con suavidad junto con ella antes de dedicarle una mirada en modo de disculpas y seguir los pasos de Thomas hasta su habitación.

No lo entiendo, mentí tantas veces, oculté cosas horribles, hice cosas de las que me arrepiento día a día, pero jamás me sentí de esta manera, es demasiado duro para mí observarlo y verlo tan radiante, sonriente,.. feliz, no me malinterpreten yo amo verlo así, es un día soleado para mí cuando se encuentra con este estado de ánimo, pero odio saber que soy yo quien romperá con ello y lo destrozará con su partida.

-Así que, ibas a verme, ¿Pasó algo?

-¿Recuerdas que antes de colgar la llamada mencioné que quería hablar contigo?- Inhalé con profundidad a la vez que asentía con cuidado- Bien, en realidad son dos cosas las que me gustaría decirte, la primera es que hablé con Minho hace un rato y me avisó que esta noche dará una fiesta en su casa, a la cual debemos asistir.

-No puedo ir.

-¿Qué? ¿Por qué no? ¿Te castigaron tus padres por discutir con tu tía?

Ojalá fuese por ello.

-No ellos... no, solo no tengo ganas de salir. Es todo.

-Vamos Newt, va a ser divertido, las fiestas de Minho siempre lo son y más aún cuando se embriaga- Se sentó al final de la cama junto a mí, observándome con aquel brillo tan especial que lleva en sus ojos y la sonrisa intacta en su rostro.

Estás matándome Thomas.

-La segunda cosa, ¿Cuál era?

-La segunda cosa puede esperar- Susurró a medida que acercaba sus labios a los míos.

-Thomas, no hagas algo de lo que te puedes a arrepentir luego- Mencioné por lo bajo, con la mirada directa sobre su boca y reprimiendo el deseo interno de abalanzarme sobre él, cargando su rostro de besos.

Noté como me observó a los ojos por unos segundos antes de acortar la inexistente distancia que prevalecía entre nosotros. Llevé mis manos directo a su cara, la cual sostuve con cuidado mientras me dedicaba a disfrutar cada uno de los movimientos que nuestros labios improvisaban, eran tan suaves, húmedos, tan cálidos, encajaban a la perfección cual pieza de rompecabezas, era algo que lograba asustarme en cierta forma.

Quisiera que este momento durara para siempre, que fuéramos él y yo contra el mundo, quisiera no dejar de sentir nunca aquella paz que solo él me transmitía. Quisiera no alejarme nunca de su lado.

Agitado, se apartó de mí para secar la comisura de su labio.

-¿A qué hora es esa estúpida fiesta?

Bring Me To Life [Newtmas]Where stories live. Discover now