Capítulo uno

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El sonido de la música era ensordecedor y apenas podía escuchar mis propios pensamientos, me pregunte si había sido buena idea venir.

Tome mi teléfono de mi bolsillo trasero, faltaban diez minutos para las once y media de la noche, Avery no tardaba en regresar a casa. Heche un vistazo detrás de mí, apenas y se podía divisar el cabello anaranjado de Nora entre la multitud, no sabía cuánto tiempo más estaría bailando.

No tenía mucho tiempo, así que al final decidí marcharme. Guarde mi teléfono de nuevo, le enviaría un mensaje de disculpa a Nora una vez que este en un taxi de regreso a casa.

Intente moverme entre la gente, con una bebida casi llena en la mano izquierda. Una de las amigas de Nora me pidió "cuidarle" su trago cuando vio que por veinte minutos apenas y me movía con la música del club. Y ahora estaba intentando pasar entre la gente sin tirármela encima o a alguien más.

Cuando estaba ya casi fuera de la tanta gente que estaba acumulada en el centro del club, sentí vibrar mi teléfono en mi pantalón. Y solo podía pensar que era Skylar avisando que su abuela ya había llegado a casa.

Intente sacarlo con la mano libre que tenía, pero entonces paso lo que había estado evitando, alguien me empujo por detrás, perdí el equilibrio y la bebida cayo. Esperaba que terminara en el piso o inclusive encima mío en lugar de otra persona, pero esta noche parecía ir empeorando. Un hombre alto, hombros anchos, vestido con pantalones oscuros y una camisa blanca con las mangas enrolladas hasta sus antebrazos, estaba a unos pasos de mí. Aquella camisa blanca ahora tenía una gran mancha en el pecho.

Aunque la luz del lugar era poca, se podía apreciar que aquel hombre no estaba nada feliz. Aun con muy poca iluminación, se podía apreciar la expresión de enojo.

—Yo no... —intente disculparme, pero una voz detrás de él me interrumpió.

—Cariño, pue- —una chica pelinegra, con una voz bastante aguda intento tomarlo del brazo cuando vio la mancha en su camisa— ¡Dios mío! Déjame ayudarte a limpiarlo

Con sus manos intento limpiarlo, aunque no hizo nada. Aquel hombre no dijo nada, simplemente empujo las manos de la chica, haciéndola tambalear en los grandes tacones que tenia puestos. Un hombre de traje se acercó a él y le entrego una toalla.

Yo seguía parada, sin poder decir o hacer algo. El hombre no quitaba su vista de mí. Y la chica se dio cuenta.

Su rostro paso de la sorpresa al enojo al verme con el vaso casi vacío que tenía en mi mano.

—Maldita perra ¿tienes una idea de lo que vale eso? —se acercó a mí de forma amenazante—. Lo dudo, pareces una pordiosera.

—No fue mi intención, lo siento, ni si quiera vi que iba pasando cuando me empujaron. —Solo quería irme, pero sabía que esa chica no me dejaría ir tan fácil—. Puedo pagar el servicio de tintorería, puedo darles esto y el resto se los doy después.

Saque los veinte dólares que había estado guardando para el taxi de regreso. Tenía una leve esperanza que dijeran que no.

Aquella chica se rio en mi cara al ver mis cuatro billetes de cinco dólares.

—En verdad no tienes ni una idea, tus miserables veinte dólares no cubren ni el cincuenta por ciento del costo de la tintorería para una prenda como esa.

Esta vez la chica se acercó de forma amenazante, pero antes de que pudiera hacer o decir algo más, un brazo me rodeo los hombros. Frente al rostro de la chica y mío, colocaron un par de billetes de cien dólares.

—Con esto basta y sobra, ¿no es así?

Era uno de los amigos de Nora, no recordaba su nombre. Me guiño el ojo, antes de colocarle el billete en uno de los tirantes del vestido.

Perfecta DestrucciónHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin