Siete

29 6 0
                                    

11.01.17

-Pienso que el estar triste empeora las cosas. Hace que estés pensando en el dolor y en todo lo malo. Terminas recordando aquellas cosas que duelen y reduelen -Brandon parecía estar muy seguro de sus palabras-. ¡Es mejor estar feliz!

-Me temo que no concuerdo contigo -dije-. Existen cosas que no logras superar tan fácil sea cual sea la circunstancia, sin querer te causan la tristeza porque hay dolor que no se apaga, y piensas, y le das vuelta, y por más que lo intentes habrá momentos de nostalgia y tristeza. Ya después vendrá la felicidad.

¿Y qué pasaba en mí? Si ya a los diecisiete años, el Kevin que todos conocían ya tenía un poco abierta el alma.
Tengo amigos que no imagine tener, hay momentos de locura y diversión y siento que al fin puedo sentirme bien. ¿Esto va bien? Las líneas que continúan no parecen concordar con esta pregunta.

-¡Kevin!

Hola Brandon!

Él extendió su mano en un saludo cordial, y ahí, de pronto paso. El saludo se alargo más de lo normal, una sensación oscura vino a mi mente y solo reaccione de forma agresiva al apretar su mano con una fuerza inesperada.

-¡¿Qué te pasa?! -Exclamó con sorpresa y molestia en el rostro.

-¡Nada! Yo... -no supe que contestar.

El resto de la noche mi mente no dejaba de pensar en aquello. Hablaban de patines y pista de hielo, de sangre y manos mutiladas, pero yo, por más que lo intentaba no podía dejar de sentirme en un vacío lastimante.

-¿En qué piensas? -La pregunta de Luis capto mi atención.

-¡En sangre y manos chorreando sangre! -Exclamé en forma de mentira.

-¡Eres un sadico Kevin! -Charly arrugo la frente en sorpresa.

Por más que lo pensaba, intentaba pensar en cómo podía dejar de pensar. No me importó ser un completo grosero o ignorar a las personas, solamente era que no estaba bien, todo mi ser necesitaba inundarse de nuevo y termine más lleno de lagrimas que el mar salado.

Fui llanto huracanado con vientos de esperanza.

Somos KevinWhere stories live. Discover now