TÚ... SEGUNDO ERROR...

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Un solo dia, y se decidiria mi futuro, mi hermano, quien ha estado mas pendiente de mi, quizas piense que planeo escapar, me dio mas informacion sobre el psiquiatra que me veria al dia siguiente. Al parecer, es el mejor en su campo, atiende los casos mas contradictorios y dificiles, ha llegado a encarcelar a varios que se han hecho pasar por locos, asi como tambien ha descubierto nuevos avances de padecimientos mentales, y con solo 22 años de edad, era solo un poco mayor que yo, y habia logrado tanto, aunque no era muy diferente a mi, yo tambien tengo mis logros y me destaco en lo que hago, ademas me hace feliz ¿acaso no es ese el sentido de la vida? ¿encontrar lo que te hace feliz sin importar si a los demas les agrada o no?

En fin, en la madrugada me reuni en el jardin con Alex y los demas como el dia anterior, era un buen dia puesto que me dio la clave para escapar de la camisa de fuerza, ya tenia mas avances para poder escapar, lamentablemente aun no tenia un plan, y esa medicacion que me imponian, confundia mis ideas y me distraia con facilidad.

Al fin llego el ultimo dia, no pude escapar, me dijeron que el psiquiatra no llegaria hasta las 3 de la tarde, lo cual no me alento mucho. Me despertaron, Nick me llevo a tomar mi desayuno, luego el almuerzo, caminamos un rato, se le veia cansado, y conversamos mientras me paseaba por los pasillos:

-te ves terrible - le comente friamente.

-no es mucha la diferencia entre ambos- sonrio, pero tenia la mirada cansada. Pasamos junto a las puertas, y pude ver mi apariencia demacrada, hacia mucho que no me veia en un espejo, y aunque la calidad de mi reflejo no era muy buena, lo agradecia, puesto que ya me imaginabacomo me veian los demas. Cabello enredado, con varios nudos visibles, mis ojos aun mantenian su color natural, pero tenia bolsas bajo ellos y estos tambien estaban levemente teñidos de rojo, mi mirada estaba decaida, mis mejillas ya no tenian ese caracteristico color carmesi, estaba palida, demacrada, sonrei ante mi apariencia, y por un instante me alegre de no tener que aparentar ser inocente, aqui podia y tenia que sacar mis instintos homicidas, tenia que gritar, reir, y derramar sangre, tenia que evitar a toda costa que me regresaran a la carcel. Tenia que quedarme aqui y seguir planeando como escapar, lo unico que tenia que hacer era convencer al psiquiatra.

Pasaron las horas, me bañaron, asi es, me bañaron, porque al parecer al estar enfermas mentalmente podriamos usar cualquier arma en su contra, y eso seria realmente malo, asi que una enfermera me bañó y arreglo, no querian que se dieran una mala impresion de esta institucion, puesto que en realidad deberian bañarnos y alimentarnos todos los dias, cosa que no hacian con todas. Otra cosa que me olvide mencionar, es que en esta semana, durante las noches, de repente tenia estas ganas incontrolables de atacar a alguien, necesitaba ver sangre, necesitaba arraigarme a sus gritos, necesitaba saciarme de adrenalina al matar a alguien y oir su grito de terror, para despues perderme en ese momento de felicidad. Ccuando me daban esos ataques como a media noche, sacudia la cama, y llegaba mi hermano tranquilizandome lo cual me aterraba mucho mas, sabia que tenia planes futuros para mi.

Llego el momento, Nick, me llevo a mi recamara en donde me esperaba el psiquiatra, estaba de espaldas observando a traves de la pequeña ventanilla.

-Aqui le traigo a la paciente. Anabel.- Me presento seriamente Nick, luego salio cerrando la puerta tras de si.

Esta era mi oportunidad, debia mostrar toda mi locura, para que me dejara aqui, despues escaparia. y si en dado caso el me declaraba una persona mas que queria saltarse lo de la carcel, lo mataria, hacia mucho que no lo hacia, y el seria el siguiente.

Volteó lentamente y al fin pude conocer al famoso psiquiatra.

-Mi nombre es George- se detuvo a verme mientras se sentaba en mi cama- George Leonard- sonrio.

Esa sonrisa, jamas la olvidaria, dientes perfectos, cabello y ojos negros, alto y lider natural, despues de tantos años aun lo recordaba, aunque cuando lo conoci eramos niños, despues practicamente lo acosaba, pues fuimos por rumbos distintos, y yo solo lo seguia, en esos años ya habia matado a varios, tambien tenia la tonta fantasia de algun dia hacerlo suplicar de dolor, nunca lo hice, preferi alejarme de el, para no hacerle daño, sabia que si lo tenia cerca, mi impulso me ganaria y sus entrañas terminarian desparramadas por el suelo, moriria desangrado y apuñalado por mis propias manos, ¿por que tenia que regresar a mi vida? ¿acaso me recordaba? lo dudaba, me perdi en su mirada, no estaba segura de lo que hacia, decia o sentia, los sentimientos que me habia obligado a desaparecer parecian brotar desde alguna parte de mi ser, no me gustaba ser contralada por emociones, tenia que ganar esta batalla, tenia que alejarlo de mi por su bien, tenia que escapar, tenia que hecerle creer que merecia estar aqui, y asi el se iria lejos, y no tendria que matarlo, todo seria facil si el no me recordara, y me declarara enferma mental, queria protegerlo de mi misma, pero solo le daria una oportunidad, porque ...¿a caso una asesina no puede amar?

Sangrienta Felicidad.Where stories live. Discover now