❅Final❅

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F-I-N-A-L

Chico de atrás:

La desolación es algo increíble, y el chico de atrás sabía que hay una gran diferencia entre estar desolado y estar solo.

Era algo que él y la Chica del Libro entendían a la perfección.

Fue lo primero que él noto en ella; porque aunque intentará en sus cartas ser interesante y algo casual o cómica saltaba en cada tilde, en cada letra con trazo tembloroso, y en el olor a tinta fresca y los pliegues que suelen dejar las hojas cuando las mojas, lo duro y a veces relajado que se notaba como había escrito algunas palabras si y otras no. Ella lo entendía.

Era ese tipo de desolación que es fácil de esconder.

Ese tipo de desolación que solo personas como la Chica del Libro y el Chico de atrás entienden, que reconocen.

La soledad es algo muy distinto.

No importa cuantos saludos recibas, importa cuantas despedidas recuerdas.

No importa cuantas risas regales, sino cuantas lágrimas compartes.

Eso es la soledad.

La soledad no es más que tener la certeza de que todos se irán.

La gente a menudo lo confunde con ser "pesimista", pero no; es ser realista.

La Chica del Libro lo sabía, vivía esa realidad todos los días... pero él. Él lo había aprendido de la peor manera.

Muchos prefieren simplemente alejarse, retirarse, acompañados únicamente del susurro de la soledad, fieles a su corazón, a sus sentimientos, pero solos.

La Chica del libro era así, él lo noto desde el principio.

Él escogió estar acompañado de la soledad desde que se dio cuenta que cada día era igual al anterior, desde que todo se sentía igual, vacío, seco.

Lo que vino después fue peor.

¿Desde cuándo esperaba cartas de aquella chica? Desde que noto esa imperceptible mancha de tinta alrededor de la firma; él las recordaba a la perfección.

Recordaba hacer esas cartas para él y el rastro de lágrimas que con tanto esmero intentaba ocultar, aún así jamás funcionaba.

Ahí lo entendió; él eligió estar solo, pero eso no significaba que los demás lo dejaran solo.

La verdad se sorprendió mucho, era algo increíble encontrar a alguien que compartiera con él algo tan simple pero al mismo tiempo tan profundamente complejo como aquellas benditas cartas.

No; malditas cartas, que le recordaban la época en el que él como chico iluso aún tenía esperanzas, esperanzas de que él mejorará, de que él y solo él mejorará.

Maldita chica del libro que hizo que todo su mundo meticulosamente desolado se tambaleará cada vez más fuerte con solo una palabra y con el susurro de cada lágrima.

Fueron tantas noches que deseo que esas cartas no hubieran aparecido, que no le hubieran devuelto eso que tanto temía que solo ahora...; no podía imaginar que pasaría ahora, que pasaría al no volver a ver esa caligrafía totalmente perfecta.

Tal vez volvería a repetir siempre la misma playlist con su guitarra, vería los mismos animes una y otra ves, y releería los mismos libros de Sthepen King todas las noches antes de dormir.

Ya no habría fastidio al esperar otra carta el día de mañana.

Ya no tendría ninguna preocupación.

Hola, Chico de atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora