Caído en desgracia

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Llevaron a Radamanthys al departamento de Saga, en donde ya los esperaba otro de los muchachos perdidos de Shion, un joven de cabello morado y mirada amable, el que tenía un ayudante de unos ocho años de edad.

Radamanthys, aunque era el que estaba en peores condiciones fue el último en ser atendido, cediendo su lugar a Afrodita y después a Kanon, deseaba darse un baño primero,  uno a solas.

Que no duro demasiado y al salir, ya le habían conseguido una mudanza de ropa, Mu era el nombre del médico,  que atendió a Radamanthys en privado, sin que Kanon pudiera estar a lado de su amado.

Aioros estaba sentado en una parte de la sala, Saga junto a Kanon, quien parecía demasiado tranquilo por el momento, los tres amantes estaban sentados en el mismo sofá, Deathmask a la derecha de Afrodita y a la izquierda Shura.

Shura tenía el brazo alrededor de los hombros de Afrodita, mientras que Deathmask se recargaba en su pecho, sosteniendo la mano del español, al mismo tiempo que Afrodita rodeaba la cintura de ambos, terminando en una extraña postura, en la cual los tres se tocaban al mismo tiempo.

Después de una hora, Mu salió de aquel cuarto bastante molesto,  al mismo tiempo que Radamanthys se quitaba algunos de los vendajes aun cojeando, el yeso seguía en su lugar, pero probablemente no lo dejara en su sitio por mucho tiempo.

—¡Rada!

Pronunció Kanon corriendo a su encuentro,  sin saber si debía rodearlo con sus brazos o no, recibiendo el abrazo de su dragón  con suficiente fuerza para sorprenderle. 

—Tu Rada debe descansar algunos días, de preferencia dos meses y no quitarse esos vendajes en todo ese tiempo.

Radamanthys no le hizo caso, recargando su frente en el hombro de Kanon,  riéndose entre dientes, nunca le habían gustado los médicos y sus heridas, aunque eran muy dolorosas, no dejaría de doler si dejaba de moverse.

—He estado en peores condiciones, mis huesos son fuertes y me recuperó rápido.

Sin contar que tenía un umbral de dolor demasiado extraño, demasiado alto, porque soportaba el daño que otros no, le habían dicho que era un monstruo en muchas ocasiones,  pero no le interesaba lo que pensarán de el.

—Les haré pagar por lo que te hicieron, te lo prometo.

Susurro, esperando que Kanon pudiera creer sus palabras, quien se separó con cuidado para saber si eso era cierto, sonriendo al ver que su amado no se había roto como esperaban que ocurriera.

—Los escuche hablar en lo que el matasanos me curaba, quiero ayudarles.

Kanon deseaba mantener a Radamanthys fuera del peligro, pero con sólo verlo salir del cuarto, cojeando, quitándose las vendas, Saga supo que no podría evitarle inmiscuirse.

—Necesitamos a una persona dentro de su organización, crees poder soportar la tensión,  ser probablemente el centro de atención de ese Lune, así como ignorar lo que Thanatos le ha hecho a mi hermano.

Radamanthys permitió que Kanon le ayudará a sentarse, sosteniendo su mano con aquella que no estaba inmovilizada, comprendía que su ángel no deseaba que se pusiera en peligro, pero sólo existían dos formas de evitar que un depredador, como lo era ese bastardo, detuviera su cacería.

Una de ellas era con su presa muerta, aquello no era una opción,  la otra era ponerlo a dormir, el se encargaría de que Thanatos conociera a la muerte en persona.

—Solamente con una condición, yo mataré a Thanatos.

Muchos querían ser quienes cobrarán la vida de Thanatos, pero no le veía ningún problema a esa condición,  ni siquiera Kanon, el que deseaba estar a solas con su amado, no discutiendo de su nuevo trabajo, su tan buscada venganza.

Nadie es perfecto.Onde histórias criam vida. Descubra agora