Tres personas, tres hermanos, tres opuestos (Terminada)

Llego la hora de la verdad Harry

Capitulo 35:

Marcel se encontraba en su cama mientras desayunaba el desayuno que le había traído su hermano, lo que le causo mucha sorpresa al verlo de tan buen humor en las mañanas, ya que no es un fanático de ellas. Había venido a despertarlo con una bandeja de un simple desayuno, una sonrisa de bobo en su rostro mientras murmuraba una canción en vos baja.

Un extraño comportamiento propio de él, pero igual lo acepto con los brazos abiertos, parecía el hombre más feliz del planeta algo que le causo alegría a menor. Hoy regresarían sus padres según su hermano mayor, regresarían más temprano de lo esperado. Algo que le preocupo, no sabía que reacción tendría con su padre ni el humor de su madre. Todo por el accidente, ¿Por qué no podía tener paz? Obviamente tuvo que ocultar esa preocupación de su ilusionado hermano, regalando una sonrisa forzada que había funcionado. Tenía que hacer algo, capaz tomar el valor de pedir ayuda ignorando las consecuencias que traerían a su “perfecta familia” o seguiría como un ciego en un camino peligroso cada día que pasaba…

Perdió el apetito al recordar la ultima “charla” con su padre, las palabras de su amiga aun daban vueltas en su cabeza: “El no es tu verdadero padre, un verdadero padre te quiere, te apoya, te da consejos. Te da atención,  un verdadero padre haría cualquier cosa antes de ver a su hijo lastimado. Necesitas abrir los ojos, el no te ama, no lastimas a quienes amas. Sé que es difícil, pero necesitas darte cuenta que arruinas tu vida por alguien que no la merece”

Si no de daba prisa, su amiga pediría ayuda contra sus deseos. Si tan solo volviera lastimado con un moretón, seguro sería capaz de llamar a la reina..Era demasiado repetía, era su padre, su familia. Era demasiada contradictoria en cabeza y corazón, mas las palabras de ella y las voces...era mucho.

Con duras penas termino el desayuno, y tomo sus medicinas, mas rápido se recuperaba más tiempo pasaría con sus amigos, cumpliría su promesa con su propio dolor de la pérdida de su amiga en solo un conteo de días que contaba mentalmente, cada día era un milagro y cada momento valía oro y no lo cambiaria ni por nada en este mundo. Y evitaría el contacto con su padre así juntando más tiempo, eso lo que necesitaba tiempo y un milagro.

Harry recibió un mensaje de Liam, citándolo en su casa. Cosa que le causo más que sorpresa, por fin conocería la casa de mejor amigo sin contar que por fin le hablaría después de tantos meses. Dejando a Marcel dormido en su habitación, había controlado quince veces que no necesitara nada, le había dado su desayuno, medicinas que causaron el efecto que terminara desmayado contra su voluntad en la cama. Dejando de al lado su lado protector que había aparecido después del horrible acontecimiento que esperaba que nunca tendría que presenciar en el resto de su vida. Abrió la puerta de su auto, bajando de él y camino hacia lo que sería una casa de tres pisos, con un patio lleno de juguetes de niñas. Era hermosa, pero se pregunto ¿Liam tenía hermanas? Ni siquiera sabía el nombre de sus padres. Tocando el timbre, se escucharon unas voces, risas y la puerta se abrió revelando dos niñitas idénticas rubias, que usaban el mismo vestido de princesas. Extraño se arrodillo quedando en la altura de ellas, con una sonrisa cálida

-Y quienes serian ustedes dos princesas?-le pregunto con cariño, las dos niñitas rieron juntas-

- Daisy-dijo una-

- Phoebe-dijo  la otra después de su gemela-

-Bueno yo soy Harry, ¿se encontraría Liam?-les pegunto-

-Tienes rulos-dijo la que seria Daisy-

-Si los tengo-

-Los rulos son para las chicas, no para los chicos-comento Phoebe-

-Buscas a Leeyum?-pregunto Daisy con su voz tierna-

-si-contesto el-

Segundos después la puerta se cerro de golpe en su cara. Atónico, se paro para volver a tocar el timbre pero antes que pudiera hacer algo, escucho más voces y unos gritos. Y la puerta se abrió una vez más revelando ahora a Liam con unos vaqueros gastados y una camisa a rayas.