Treyton.

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Caminaba por las calles húmedas cubiertas en neblina mientras me dirigía al cementerio. Como siempre lo hacía, llevaba conmigo dos ramos de flores, narcisos, las cuales eran las favoritas de mi padre y un ramo de fresias, que eran las favoritas de mi madre.
Pensaba en ellos y pensaba en Charlotte. Pensaba que hubiera sido bueno que la hayan conocido, la hubieran amado.
Cuando llegé, apagé mi cigarrillo, ellos odiaban que fumara. No era algo a lo que le prestara atención en su momento, pero guardaba cierto respeto hacia ellos.
Dejé cada ramo en su respectivo lugar y me senté sobre el césped.
-No se dan una idea de cuanto los extraño... - un nudo se formó en mi garganta impidiendo que termine de hablar.- Conocí a alguien, ella es asombrosa, les hubiera encantado...pero me aterra perderla como suelo hacer con todo lo que me rodea... siempre arruino las cosas. Es por eso que... no quiero aferrarme, debería alejarme un tiempo hasta que aclare mis mente.- suspiré. -Estoy loco al hablar así, pero bueno.
En ese preciso instante sentí una corriente de aire y un escalofrío por la espalda. Era la primera vez que me sucedía eso de todas las veces que había visitado a mis padres en ese lugar.
Me levanté de mi lugar exaltado y suspiré.

Cuando llegé a casa la abuela había preparado té inglés y había hecho unas cuantas galletas para mí, sabía que me encantaban. Pero el té inglés me recordó a Charlotte y mi inseguridad.
-¿Abuela?- pregunté mirándola mientras servía el té.
-¿Sí, Trey?- preguntó sin levantar la vista de lo que estaba haciendo.
-Necesito que hagas algo por mí.
Levantó su vista y me observo con el ceño fruncido.
-Necesito que, si Charlotte pregunta por mí, le digas que no estoy.- le di un sorbo a mi té bajando la mirada.
-Pero...
-Solo... no preguntes abuela, hazlo por mí, por favor.
Hubo un largo silencio.
-Está bien lo haré, pero me tienes que decir la razón.
-Abuela... no quiero hablar de eso ahora, lo siento.- le dí el último sorbo a mi té y me levanté de mi lugar para dirigirme a mi habitación.
Me recosté sobre mi cama mientras observaba el gris día por la ventana que estaba a mi lado.
Sentí mi telefono sonar y con pereza lo saqué del bolsillo de mis jeans.
De: Char
Anoche olvidaste tu bufanda aquí, puedo llevarla al Instituto por tí si quieres... o puedes pasar a buscarla cuando quieras.
Y por cierto, me gustaron mucho las historias de ayer.
Xoxo
Ahora recordaba que había pasado tanto tiempo en casa de Charlotte que me fuí cuando ya estaba anocheciendo y olvidé mi bufanda. Pensé en responder pero me resistí en decir que quería contarle muchas historias más y besarla mucho más. Solo deje mi móvil sobre mi cama y me levanté de mi lugar para revolver entre mis cosas y encontrar una cinta de video de cuando era pequeño donde mi madre cantaba mientras tocaba el piano.
Cantaba I'm kissing you, mamá era una gran fan de Des'ree y su voz era inigualable. Mientras cantaba nos dedicaba sonrisas a mí y a mi padre que se encontraba detras de la cámara.
No quería que Charlotte vea ese lado de mí, ese lado que no dejaba que nadie vea, mi talón de aquíles.

Tomé mi chaqueta y me encaminé a mi motoclicleta para dirigirme a algún lugar donde pudiera estar solo. Pero cuando encendí el motor, estaba muerto, de nuevo. Solo patée la rueda. Que mi motoclicleta estuviera rota significaba que debía tomar el autobus, y eso implicaba ver a Charlotte, lo cual evidentemente, no era lo que yo quería. Solo iría caminando, eso evitaría que le vea.

***
Era lunes por la mañana y me encontraba en el salón de música del Instituto practicando la canción Green eyes con mi guitarra, ya que eran los últimos días que quedaban antes de la presentación de bienvenida al invierno. Era una presentación que integraba todos los clubes del Instituto y daba la bienvenida a una nueva estación del año, eso decía Josh, profesor de música y encargado de organizar las presentaciones del Instituto.
Cuando tocaba la última prueba, recordé a mi madre enseñandome a tocar la guitarra. Sus delicadas manos sobre las mías corregian todos mis errores.
Fue raro, por que Charlotte no se apareció por el salón ese día, pero lo agradecí. Esto de querer crear distancia no era muy fácil para mí después de todo.
-¡Hey! Treyton ¿no?- la voz grave de ese chico hizo que me exaltara. -¿Cómo estas? ¿Me recuerdas? Hablamos durante la clase de Biología.
Ahora lo recordaba, es mi compañero de banco en clase de Biología. Un chico siempre sonriente, mi misma altura, cabello negro con un corte peculiar y dos o tres perforaciones en cada oreja. Pero lo que más me llamó la atención era su personalidad, podía hacerte reír hasta en la peor situación y de cualquier cosa. Era de esas personas que es agradable tener a tu lado.
-Hey, sí te recuerdo, Shin ¿No?- dije extendiendole la mano.
-Ese soy yo.- estrecho mi mano.-Por cierto, ¿Por qué es que tienes los ojos rasgados? ¿Acaso eres asiático?
Quedé atónito ante su muy directa forma de preguntar y reí.
-No, es que mis abuelos paternos provienen de Corea, es por eso que saqué los rasgos asiáticos.-sonreí.
-Wow.- sonrió ampliamente. -Siento haberlo preguntado de esa forma, es que mi madre esta obsesionada con todo lo que tenga que ver con Asia y bueno mi nombre es un perfecto ejemplo.- rió.
-No importa, mucha gente pregunta lo mismo.- suspiré bajo. -Shin no parece un nombre asiático.- lo observe mientras se sentaba sobre un pupitre y abría una bolsa de frituras.
-Lo és, y significa real, como verdadero.- hizo un gesto exagerado con su mano.-¿Quieres?- me extendió el paquete de frituras.
-Eso es genial, y no, gracias, iré por un café ¿vienes?- me levanté de mi lugar dejando la guitarra en su lugar y señalando la puerta.
-Vamos, ya eres mi amigo.

When I Found You (en corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora