La Ecuación de mi Vida

12.- Conversaciones profundas

Connor no ha soltado mi mano ni un segundo. Nos sentimos cómodos estando uno al lado del otro, simplemente haciéndonos compañía y de algún modo, consolándonos de algo que no estoy muy segura que es.

Ya ha pasado una hora, quizá más, quizá menos. Es un poco difícil saber el modo en que el tiempo ha transcurrido mientras estamos aquí aunque pareciera que ha pasado una eternidad desde que Connor tomó mi mano.

Suspiro y cierro los ojos mientras abrazo la tranquilidad en que estamos ambos sumidos. Una tranquilidad que raramente llega cuando Connor y yo estamos juntos. Una tranquilidad que hace mucho tiempo no tenía... creo que desde Axel. Con él siempre podía tener este tipo de tranquilidad cuando estábamos en silencio uno al lado del otro. Fue una de las razones por las que nos hicimos novios.

Y perdí esa tranquilidad cuando Axel murió. Mierda, extrañaba mucho esta sensación.

-¿Te puedo hacer una pregunta?- me pregunta Connor 

-Puedes hacer las preguntas que quieras, pero me reservo el derecho a contestar

Escucho como Connor ríe suavemente. Me gusta cuando la gente ríe de esta manera. Encuentro que es más sincero que la risa estridente que se puede escuchar a miles de kilómetros a la redonda. 

Le sonrío a Connor aunque no sé muy bien porque lo hago. Creo que es solo porque me siento cómoda estando a su lado por muy extraño que parezca

-Eres increíble- comenta Connor- Tienes una actitud que no había visto en ninguna otra persona

-¿Eso es bueno o malo?

-Supongo que depende de la persona- responde con sinceridad- Para mí es bueno.

Sus palabras hacen que algo en mi interior se revuelva. No sé muy bien que es y creo que no lo había sentido antes. Es una sensación grata, como entre vergüenza, gratitud, confusión... y un millón de cosas más que no sé si puedan tener nombre.

En ningún momento Connor suelta mi mano. No sé si él es tan consciente del modo en que nos tocamos como yo. Una parte de mí espera que si lo sea, que sea tan consciente como lo soy yo. 

-¿Quieres hacer un trato?- pregunta Connor con una sonrisa en la cara que creo que no había visto antes.

Es como la sonrisa que tenía en esa foto en la que salía con su papá. La que vi el primer día que llegué a la casa de los Walk.

-¿Qué tipo de trato?

-Una pregunta- responde él y yo lo miro con el ceño fruncido porque no sé a que se refiere con eso- Nos hacemos una pregunta uno al otro y prometemos contestar con sinceridad

-¿Estás seguro de que eso es lo que quieres?

-Si- responde más seguro de lo que pensé que iba a estar

Muy bien, veamos los pros y los contra de esta situación. En primer lugar, yo sé qué es lo que Connor va a preguntarme. Es fácil de deducir. Todo lo que va a preguntar es cómo me hice mis cicatrices. Aquí lo realmente interesante es que él es el misterioso de entre nosotros. Yo tengo mil y una pregunta que quiero hacerle desde el día en que nos conocimos. Lo único difícil es elegir una de esas preguntas para que él me responda.

Si, creo que yo salgo ganando en esto. Además, él ya debe sospechar el modo en que me hice las cicatrices. Solo quiere confirmarlo.

-Está bien- acepto su propuesta un poco emocionada- pero yo parto

-Como quieras, Blair

Pongo un dedo en mi mentón e intento pensar en qué es lo que quiero preguntarle, pero creo que ya tengo la respuesta.