XXV

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Desperté nuevamente en el cuarto de Tommy, sólo que esta vez me dolía todo el cuerpo, cuando me levanté de la cama y me miré al espejo... noté que tenía unos moretones en la cara, de inmediato recordé que estaba tomando mientras conversaba con Verónica y... después de ahí no recuerdo nada más hasta el día de hoy, cuando me doy la vuelta veo que Tom está parado en el marco de la puerta de la habitación, él está recostado sobre un lado con los brazos y los pies cruzados mirándome, pero yo sabía de qué me va a hablar así que sólo solté un suspiro y también lo miré sin ningún argumento a mi favor.

—Si, ya sé lo que me vas a decir Tom.

—Briant ¿sabes o tienes la menor idea de lo que pasó anoche?— preguntó el.

Yo sólo lo miré y noté que también tenía un moretón en la cara.

—Oye, esta bien, disculpa admito que me pasé con los tragos y perdí el control.

—Briant, casi te matan ayer, bueno quise decir "nos matan"— dijo Tommy haciendo comillas con sus dedos.

—Dije que lo siento, ¿está bien?— dije haciendo un ademán con la mano.

—De no haber sido por Verónica, te hubiesen asesinado.

Briant sólo soltó un bufido.

—Tom, creo que debo irme a mi casa.

—¿Por qué?

—Es que ya tengo tiempo que no voy a mi casa, y sabes que mañana hay trabajo.

—Si, lo sé... Son las tres de la tarde— Asintió Tommy.

No entiendo como pasó, me dejé embriagar y ahora el horrible dolor me mataba, miré hacía afuera y el resplandeciente sol parecía reírse de mi tristeza.

***

Me encontraba en la sala con Tom y dure un rato conversando con el hasta que le mencioné el tema de Verónica.

—Oye Tommy ¿por qué no te das una oportunidad con la pelirroja?

—¿Con Verónica?

—Sí, es que sabes que ella se muere por ti, pero tu sólo la ignoras.

—No la ignoro tío, sólo que esperare otro momento.

—Entiendo— Asentí.

—Pues adios, Tom— le dije despidiendome mientras iba caminando hasta la puerta, tomando el pomo, lo gire y abrí dicha  puerta.

—¿Te vas a tu casa?— preguntó.

—Sí, creo que debo ordenar algunas cosas.

—Lo primero sería tu cuarto Briant— dijo Tom soltando una carcajada.

—Que chistoso Tom— respondí en tono sarcástico.

—Está bien pues.

Salí de la casa de Tom, caminando por el pueblo sentí un frio inmenso, creo que olvidé mi campera en la casa de Tom, o talvez estaba en mi cuarto. Sólo me concentraré y trataré de enfocar mi mente en otras cosas mas importantes ya que Astrid está causando estragos en mi vida, yo no soporto la idea de verme alejado de ella, aunque sea lo que sea.

La idea de que el amor de mi vida sea un fanstama me hace sentir escalofríos y que además tenga la capacidad de condenarme, yo buscaré la forma de librarla de la maldición que la tiene atada a este mundo de los vivos, me duele bastante el pensar en todas las ilusiones que yo tenía y que la única mujer que he amado este prohibida por las leyes del mas allá.

Llegué a mi casa y revisé en mi pantalón el cual estaba todo sucio, no recuerdo la ultima vez que me di un baño, la ropa que yo tenía parecía mas de un mendigo por la sangre y todo el polvo que tenía así que saqué la llave y la introducí en el cerrojo de la puerta, la abrí y entré a mi fría casa, fui de inmediato al baño y allí comencé a quitarme todo esa sangre seca que yo tenía y me lave el cabello en cual ya traía un poco largo y mi barba también había crecido un poco.

La Chica Del Violín [COMPLETA]Where stories live. Discover now