01. La única

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Lucas

Comencé a presionar la tapa de mi bolígrafo repetidas veces provocando aquel molesto sonido que suele irritar a toda la clase, estoy aburrido y sé que al menos así podré entretenerme o lograr que la profesora me largue de la clase unos minutos antes de que se termine la hora.

—Lucas, estás irritándome. ¡Deja de hacer eso!

La primera en quejarse fue Sasha, quien estaba sentada a mi lado derecho y me lanzó una mirada molesta. Le sonríe de lado y bajé el bolígrafo.

—Estoy aburrido, quiero irme a casa.

—Tú y media clase quieren lo mismo —Susurró de vuelta mientras finge ponerle atención a la profesora de contabilidad y eso es clara señal de que ya no quería seguir la conversación.

Suspiré y volví a presionar la tapa del bolígrafo varias veces más hasta que mi vista se enfocó en el reloj arriba del tablero, cinco minutos más y soy libre.

¿Por qué no nos deja salir ya? ¿Cuál es la necesidad de seguir hablando?

Los próximos minutos pasaron como horas hasta que al fin la profesora nos dijo que somos libres y no volveremos a esta cárcel llamada universidad hasta el lunes. Mis compañeros salieron cual manada salvaje del aula de clases mientras mi mejor amigo y yo nos tomamos el tiempo de recoger nuestras cosas y salir juntos.

—¡Chris! —lo llamé, ya que él es de esos que se sientan en las primeras sillas, muy contrario a mi, que siempre estoy en las del medio—. ¿Cuáles son los planes para esta noche, hermano?

—La fiesta de Becky a las nueve —contestó casi en automático y yo me rasqué la cabeza.

—¿Becky? Esa chica ya llega a asustarme, está literalmente loca, me persigue a todos lados, creo que en su cabeza aun cree que llegará a tener algo conmigo —me colgué la maleta al hombro y él soltó una carcajada.

—Cada loca tiene su encanto —hizo una pausa y luego negó—. El encanto de Becky te da quince millones de razones para amarla, ¿no crees?

—No, no creo.

—¡Hombre! La chica nada en dinero, deberías considerarlo —Chris acomodó su maleta bien en su espalda y yo me senté en el brazo de la silla porque la profesora acababa de salir y la conversación se volvió interesante.

—No me gustan las chicas con licencia en locura —subì los hombros y Chris rió—. Lo siento, mi chica ideal no tiene cara, ni pinta de Becky o sus parecidos. ¿Recuerdas a Hannah? Tuve que ponerle orden de restricción a ella.

—Ay, Hannah... —Chris suspiró e hizo cara de recordar—. Cuando se te enganchó en la pierna en medio pasillo llorando porque ya no podía más con tus rechazos supe que estaba demente la pobre.

—Lo sé, gracias al cielo se fue de El Valle. ¡Atraigo a pura loca!

Una silla rechinó en la parte de atrás y me giré algo asustado para ver como Wen Davis me miraba con cara de pocos amigos. Sus ojos esmeralda tenían un brillo que no podía entender.

La rubia mas callada de la clase hoy lucia bien con ese vestido negro arriba de las rodillas acompañado de una chaqueta de cuero negra y mallas negras en las piernas con sus clásicas Converses amarillas que siempre usa. Pasó junto a mí para salir del salón dejando un rastro de perfume con fragancia a rosas mientras estrellaba la puerta y se perdía de mi campo de visión.

—¡Christian! ¿Por qué no me dijiste que la rara estaba allá atrás todavía? Creí que estábamos solos.

—Traía los audífonos y estaba dibujando en esa fea agenda que siempre tiene en las manos, no creo que seamos tan importante en su mundo de miedo como para escuchar nuestra conversación —movió la mano en un gesto desdeñoso para restarle importancia y yo me puse de pie.

—Eres un tonto —rodé los ojos, pero él solo subió los hombros sin importancia.

—Ahora que lo pienso, esa es la única rara de la universidad a la que no le interesas —bromeó y yo pasé una mano por su hombro mientras salimos del salón.

—Gracias al cielo —dije burlón y comenzamos a caminar por los pasillos para irnos a casa.

Un nuevo año universitario me trajo cambios en mi grupo social, ya que ahora estoy en un salón con personas que apenas conozco, por suerte, Chris y yo somos inseparables ya que estar rodeado de gente desconocida es algo intimidante.

Wen Davis es una de esas chicas que no puedes evitar mirar cuando aparece cerca de ti.

El año pasado solía mirarla demasiado, pero nunca le hablé, este año estamos en el mismo salón y seguimos en lo mismo, creo que como dice Chris, en su mundo de miedo, yo no soy alguien importante y por lo tanto somos desconocidos que solo saben de la existencia el uno del otro por compartir el mismo salón.

❁❁❁

—La vida está llena de sorpresas, te puedo asegurar que así como hay miles de criaturas dentro del océano que aún no han sido descubiertas, también existen bestias merodeando los bosques más recónditos del mundo... ¿Esa es la respuesta a tu pregunta?

Llevé una mano a los audífonos que traía puesto y bajé el control de la Xbox muy confundido. Estaba jugando Call of Duty: Warzone con dos amigos en línea mientras esperaba a que Chris pasara por mí.

—Dios mio, Tyler —Dije y oí la risa escandalosa de Nate también colarse por mis oídos—. Solo te pregunté si ya habías superado este nivel tú solo.

—Bienvenido a mi mundo, Lucas —dijo Nate—. Escuchar los sinsentidos de Tyler todos los días en persona es peor de lo que para ti es oírle en una partida en línea.

—¡Pongan atención! Nos van a hacer pedazos —Tyler comenzó a disparar como loco y yo elevé el control para apoyar al equipo, pero no duré mucho ya que oí el claxon sonar a la distancia.

—Chicos debo irme, Chris ya llegó por mí.

—Bien, lárgate con DouglasWizard26 y déjanos en la guerra solos, Nate y yo no los necesitamos.

—Eres muy exagerado, Tyler —solté a reír.

—Una vez más, bienvenido a mi mundo —dijo Nate y pude oír como Tyler seguramente le dio un codazo ya que soltó un quejido.

—Nos vemos chicos, nos conectamos luego.

—¡Bye! —se despidió Nate.

—¡Adiós, AsianPlayer! —Tyler también se despidió y yo me quité los audífonos para salir de mi habitación.

—¡Adiós, AsianPlayer! —Tyler también se despidió y yo me quité los audífonos para salir de mi habitación

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