Mi Primer Amor

Capítulo 3: Apoyo incondicional

Los días pasaban con la incógnita de qué cosas nuevas traerán, al igual que como alguien pasa las hojas de un libro lleno de misterios, lleno de historias nuevas por descubrir.

Vivía como quién dice en las nubes, ese mensaje de despedida me había dejado pensando, siempre que podía, intentaba comprender el por qué de aquellas palabras hasta de vez en cuando lo leía una y otra vez, pero nunca encontraba una respuesta a mi pregunta. 

Encima, sólo manteníamos contacto jugando a "Preguntados" en facebook, él no me hablaba al chat y yo por supuesto que tampoco lo hacía, aunque admito que me moría de ganas, ya que de una forma u otra quería saber que es lo que se le cruzaba por la cabeza.

Un día me avisan que por la noche había un partido amistoso de fútbol, y por supuesto allá fui, como siempre lo hacía. Pero esa vez, no fue como el resto de las veces, porque yo miraba a ese jugador en especial e intentaba descifrarlo, ya mi concentración no estaba tan pendiente del partido sino de él, ¿Por qué me habrá escrito? ¿Por qué se despidió de esa manera? era todo lo que se me cruzaba por la cabeza al mirarlo y de repente se me aparecía la imagen de su novia y pensaba ¿Y su ella sabrá? ¿Qué esconde? 

Cuando el partido terminó él se enojó con unos de los árbitros, y salió con mucha bronca de la cancha sin saludar a nadie y le pegó fuertemente a la puerta. En ese momento mi corazón se aceleró de pensar en que podían expulsarlo si volvía enojado al campo de juego, y no voy a mentirles, sentía unas ganas terribles de ir a decirle que ya había pasado y que lo entendía pero que debía calmarse.

Por supuesto no hice eso, pero al ir saliendo de la cancha, camino a casa, decidí enviarle un mensaje, era el día 14/05/2014 a las 0:03, tomé mi celular y comencé a escribir, no quería ser cursi ni muy extensa, por eso me llevó mucho trabajo escribir unas simples palabras, borré una y otra vez, lo pensé mil veces más y presioné enviar, mi mensaje decía: 

 Yo:  Ei Fran no te enojes tanto! No fue tu culpa, sino la del arbitro q estaba para los otros y tambien un poco del resto de la defensa q no te acompaño tanto, al ultimo mayormente..! Tranqui :)

Un momento después suena mi chat, y sí, era él respondiendo...

Él: gracias... te da una impotencia los ladrones de mm.. esoss... caraduras encima no les podes decir nada... q calentura por diosss.. gracias igual por el mje

Yo: Me di cuenta q estabas enojado, le pegaste fuerte a la puerta... tuve miedo por tu mano, a q te hicieras mal, desde donde estaba yo parecía que había sido un golpe bastante fuerte el q le disete

Él: noo... si le pegaba fuerte capaz la rompo.. y le iba a hacer daño al club.. le pegue por pegarle de caliente, para descargarme y no darle una al árbitro... me dan ganas de matarloooo

Yo: Pff.. decimelo a mi, vos estas ahi adentro, los podes encarar al menos, aunque este mal.. pero yo q estoy afuera, muero de ganas por entrar y llenarlos a piñas -.-

Él: el problema q no jugamos nunca masss.. sino lo matariaaaa

Yo: y si vos lo empezas a matar, yo salto el tejido y te ayudoo

Él: jajajajajaja dalee.. la proximaaaa lo hacemos jajaja

Yo: no me lo digas 2 veces! jaja contas conmigo jajaja

Él: jjajajaja buenooo graciasssss

Yo: Nooo, de nada... los hinchas estamos en todas! jaja :D

Y en ese momento supe que algo estaba mal conmigo, ¿que me pasaba para apoyar así a alguien que recién conocía? no encontraba explicación alguna porque sinceramente él no me atraía ni siquiera físicamente, pero algo dentro de mí hacía que fuese así con él. 

Llegué a la conclusión de que era así por lo que lo había estado pensando durante unos días y eso me hacía sentir como que tal vez, hacía ya tiempo que nos conocíamos, no estaba tan segura de que era eso, pero me convencí de que sí.

Reflexión del capítulo: Muchas veces aparecen personas en nuestras vidas que parecen insignificantes, pero con el pasar del tiempo, poco  a poco se van convirtiendo en seres especiales. Por eso, no le des la espalda a nadie que llega de la nada a tu vida, tal vez pueda convertirse en alguien importante para ti con el pasar del tiempo.