Capítulo 21: Soluciones

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Deidara Namikaze

Había vuelto a Miami después de haber pasado unas vacaciones en Islandia. En realidad lo llamaba vacaciones por llamarle de alguna forma porque mi intención era quedarme allí a vivir, de hecho ya había alquilado una casa en un pequeño pueblo de la costa norte. Aquel sitio era precioso pero mi padre había tenido cierto problema con uno de los hoteles aquí en Miami y me había llamado por videoconferencia para que intentase ayudarle. No podía hacerlo desde tan lejos así que decidí volver para ver qué ocurría.

Ino no quería volver, estaba haciendo nuevos amigos allí y empezábamos una nueva vida ella y yo solos, porque después del desastre amoroso de Itachi y Hidan... sabía que el amor no estaba hecho para mí, seguramente me quedaría soltero toda la vida. Minato me había dicho que me podía montar un restaurante o algo allí, yo no había aceptado su ayuda, esta era mi vida y tenía que salir por mi cuenta, no quería aprovecharme más de todo lo que ya había hecho. Ahora trabajaba en un centro para mayores cuidándoles y pasando el rato con ellos, también era divertido aunque agotador. Al menos podía ayudar a algunas de esas personas que igual que una vez me pasó a mí... ellos también habían sido olvidados lentamente y dejados en aquel lugar. En parte me sentía un poco identificado con ellos.

Tampoco podía negar que echaba de menos el restaurante, era mi vocación, siempre me había gustado cocinar y se me daba bien, pero sabía que jamás reuniría el dinero necesario para volver a montarlo. Era algo a lo que ya me había resignado igual que buscar el amor, era algo imposible en mi vida. Primero fueron mis padres quienes me abandonaron en el orfanato, luego Itachi y después Hidan. Pese a ello... había quedado bien con Hidan, éramos amigos aunque sus padres se negaban a que saliera conmigo.

Lo último que supe de él es que estaba saliendo con otro chico, hijo de un banquero, se llamaba Kakuzu. Esperaba que le fuera bien, al menos estaba a la altura de las expectativas de la familia de Hidan.

Salí del avión y caminé por la terminal con la maleta siendo seguido por mi hija que arrastraba también su maleta. La miré y sonreí. Quizá eran los ojos como padre pero me parecía la chica más guapa de todas y cuando se acercó a mí le sonreí y pasé mi brazo por sus hombros intentando animar esa cara de frustración que tenía.

- Venga Ino... serán unos días.

- No me apetece estar por aquí – me dijo.

- Te prometo que en cuanto arreglemos todo lo de la empresa volvemos a casa.

- ¿Y el tío Naruto no puede arreglarlo? – me preguntó.

- No, tu tío Naruto es un novato aún en todo esto y necesita ayuda, además... está embarazado, mejor que descanse y delegue faenas en otros ¿No crees? ¿No te emociona tener un nuevo miembro en la familia? ¿Un primo?

- Sí eso sí pero...

- ¿Pero?

- Es que... ¿Y si ese niño es como yo? Es decir... ¿Y si su padre tampoco le quiere?

- Ino... yo... - no sabía que contestarle a eso.

La miré con tristeza y es que no podía explicarle el motivo por el que su padre nos había abandonado. En realidad... me había abandonado a mí y nunca apareció a ver a su hija pese a que le di permiso para el fin de semana aquel.

- Da igual... sé que estás buscando algo para excusarle, olvídalo, no tiene excusa papá – dijo Ino caminando delante de mí.

En realidad tenía algo de razón, siempre buscaba una excusa para que Ino no le odiase pero... se me habían agotado las ideas y más ahora que ella había crecido y podía ver por si misma las cosas. Le dieron la opción de venir a conocerla y no apareció ¿Cómo iba a excusar eso? ¿Decir que trabajaba? Él no trabajaba... sólo era un estafador que robaba el dinero ajeno que con esfuerzo habíamos conseguido, destruía las empresas que habíamos fundado y levantado con nuestro sudor y sacrificio.

La estafa (Naruto, Sasunaru, ItaDei)Where stories live. Discover now